Los secretos del matrimonio ya no son secreto
Cincuenta a?os despu¨¦s, el mejor de los matrimonios sigue siendo una estafa. Todav¨ªa funciona como instituci¨®n social pero sigue siendo un erial para el crecimiento personal y lo contrario al aprendizaje de los sentimientos
Soy una mujer casada, lo que a veces creo que es sin¨®nimo de ser una mujer timada. Me refiero a que me cas¨¦ enamorada y pens¨¦ que el matrimonio ten¨ªa que ver con eso, con el amor. Podr¨ªa haber optado por pareja de hecho y hubiera dado igual: no es lo mismo cambiar el nombre de una instituci¨®n que cambiar su sentido. Incluso podr¨ªa no haberme casado y decidido cohabitar y reproducirme con un var¨®n heterosexual y la diferencia hubiera sido m¨¢s fiscal que sentimental. No me arrepiento de haber celebrado aquella fiesta, pero a veces s¨ª pienso en la estafa que se esconde detr¨¢s del amor mon¨®gamo heterosexual. Y eso es justo lo que analiza la nueva serie de HBO en Secretos de un matrimonio, una respuesta a la obra maestra de Bergman casi cincuenta a?os despu¨¦s. Aviso de spoiler: la instituci¨®n a¨²n pod¨ªa ir a peor.
Secretos de un matrimonio de Ingmar Bergman se estren¨® a principios de los setenta. Los protagonistas eran Liv Ullmann (Marianne) y Erland Josephson (Johan) y durante nueve horas de metraje excepcionales expresaron la contradicci¨®n entre la ideolog¨ªa y la conducta de un matrimonio, entre sus ideas sobre el amor y lo que fueron capaces de hacer con ellas. Aquella primera pareja estaba compuesta por dos progres de manual, decididos a enfrentar su propia historia como una manera de cambiar el mundo en general y el capitalismo en particular. Ella, abogada y ¨¦l, profesor universitario, enamorados y con un futuro tan prometedor como sus ideas: amor libre, solidaridad, respeto, igualdad, crecimiento personal dentro de la pareja¡ El drama fue que los ideales no consiguieron atravesar el muro de la intimidad conyugal. Los dos cre¨ªan en el amor y en la igualdad, pero ella termina abandonando su carrera como abogada para encerrarse en casa y cuidar de los hijos mientras ¨¦l acepta tenerlo todo a su costa, bienestar ¨ªntimo y ¨¦xito social. Y para celebrarlo empieza a tener aventuras con otras mujeres. Llega un momento en que todo lo que le interesa est¨¢ fuera de casa, hasta el amor.
Johan es capaz de reconocer la injusticia de sus privilegios y, al mismo tiempo, los acepta sin combatirlos hasta convertirse ¡ªy aqu¨ª Bergman est¨¢ inmenso¡ª en su propia v¨ªctima. Porque no solo traiciona a su mujer sino tambi¨¦n sus ideas, no ya sobre la pacata fidelidad sino sobre la esencia misma del amor. Marianne por su parte es una abogada con ideas feministas que acepta colocarse social e ¨ªntimamente por debajo de su marido, no solo porque ¨¦l la ponga debajo (que tambi¨¦n) o porque las mujeres est¨¦n convencionalmente por debajo (que todav¨ªa), sino porque adem¨¢s, en alg¨²n momento, ella acepta habitar una intimidad que considera socialmente inaceptable. El matrimonio es para las dos una traici¨®n ¨ªntima antes que nada y la obra de Bergman es colosal porque consigue no solo mostrar la brecha inexplicable que existe entre las ideas y las acciones sino la tragedia que supone tratar de suturar esta distancia con amor.
Pero ?qu¨¦ pasar¨ªa si fuera la mujer quien ganara m¨¢s que el var¨®n dentro de la pareja? ?Qu¨¦ pasar¨ªa si ¨¦l hubiera sido educado en cierto puritanismo sexual que a?adiera un deber ser mon¨®gamo ¡ªcasi religioso¡ª a su conducta sexual? ?Qu¨¦ pasar¨ªa si ¨¦l fuera adem¨¢s quien cuida de los hijos? De eso precisamente trata la serie que dirige el cineasta Hagai Levi, una respuesta a Bergman casi cincuenta a?os despu¨¦s. La propuesta narrativa desde luego es pertinente dado que es una pregunta que alguna vez nos hemos hecho todos. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si cambiasen las estructuras? La respuesta es m¨¢s sencilla de lo que parece, porque lo que pasa es sencillamente que las estructuras cambian. Pero ?qu¨¦ le pasa entonces al amor? La serie de Levi revela que hemos cre¨ªdo menos en el amor que en las estructuras, quiz¨¢s porque aprendimos con Bergman (o con nuestros padres) que el amor no es suficiente ni cumple lo que dice. El resultado es que en el matrimonio contempor¨¢neo el amor no est¨¢ ni se le espera.
Lo primero que aclara el director en esta nueva propuesta es el objeto de estudio. La serie habla de matrimonios heterosexuales mon¨®gamos de ¨¦xito (que hayan durado m¨¢s de diez a?os seg¨²n la ficci¨®n) lo que implica dejar fuera a un mont¨®n de parejas en este momento. No obstante parece razonable responder a Bergman en sus mismos t¨¦rminos. La pareja dram¨¢tica la forman ahora Jessica Chastain y Oscar Isaac y la buena noticia es que las estructuras son por fin otras. Ahora ella es una profesional de ¨¦xito, la que m¨¢s dinero gana en casa y se dedica a las nuevas tecnolog¨ªas, mientras que ¨¦l es un profesor universitario que manda poco y gana menos, ya que el pensamiento ha perdido su antiguo valor (de mercado) en la sociedad actual. Tienen una casa grande y preciosa y una sola hija. Todo ha salido s¨²per bien y sin embargo la instituci¨®n no mejora, puede incluso que vaya a peor. 50 a?os despu¨¦s, el mejor de los matrimonios sigue siendo una estafa. Todav¨ªa funciona como instituci¨®n social, pero sigue siendo un erial para el crecimiento personal y lo contrario al aprendizaje de los sentimientos.
Aparte de los sueldos y las estructuras, la novedad rom¨¢ntica de esta pareja es que ya no existe un salto entre la ideolog¨ªa y la conducta, sino que la ideolog¨ªa se ha convertido en la conducta. Si el matrimonio de Bergman padec¨ªa las contradicciones entre sus ideales y sus acciones, la pareja que propone Levi nunca ha conocido un ideal que no fuera pragm¨¢tico. El ¨²nico problema es que el amor requiere antes un salto de fe que una estimaci¨®n de da?os y beneficios. El resultado es que los protagonistas de Levi no se quieren, aunque no son capaces de dec¨ªrselo a s¨ª mismos. As¨ª, esta nueva e igualitaria pareja, m¨¢s que la contradicci¨®n ¨ªntima representa la destrucci¨®n de lo ¨ªntimo. El matrimonio ya no es una instituci¨®n social sino una sociedad laboral donde existe una econom¨ªa material y otra de los sentimientos. El lenguaje que manejan sigue siendo sentimental, pero la gram¨¢tica no es amorosa sino empresarial. Este matrimonio hace balances, calcula beneficios y analiza todas las situaciones con cautela. As¨ª que se parece mucho a esa otra instituci¨®n que es el trabajo, ese lugar que no nos gusta mucho pero donde acudimos cada d¨ªa. Es triste, pero da la sensaci¨®n de que lo hubi¨¦ramos cambiado todo al precio de aceptarlo todo, como en el drama de Lampedusa. O peor.
La serie por lo dem¨¢s es obligatoria porque no compite con la de Bergman, sino que dialoga con ella y de paso nos interpela aqu¨ª y ahora. A m¨ª me dan ganas de vivir otros 50 a?os para conocer a la tercera pareja de este experimento social y narrativo. Yo espero que en el futuro habr¨¢ espacio para el amor, creo que la pareja ya no ser¨¢ mon¨®gama ni heterosexual y estoy segura de que no estar¨¢n casados. Me alegro por ellos.
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