Casado y la inspiraci¨®n de Sarkozy
No es f¨¢cil entender qu¨¦ llev¨® al l¨ªder del PP a pensar que compartir escenario con el expresidente franc¨¦s era una gran idea con la que proyectar¨ªa talla de estadista
No es f¨¢cil entender qu¨¦ llev¨® a Casado a pensar que compartir escenario con Sarkozy era una gran idea con la que proyectar¨ªa talla de estadista ¨Del asunto requiere m¨¢s un psicoanalista que un periodista¨D porque desde el minuto uno parec¨ªa una temeridad irreflexiva. ?Sarkozy, en serio? Un d¨ªa despu¨¦s iba a ser condenado por financiaci¨®n ilegal a la espera de una tercera condena por corrupci¨®n. Casado y su equipo debieron hacer un ejercicio de abstracci¨®n retrospectiva para viajar en el tiempo y situarse en 2007, con Sarkozy triunfante en el El¨ªseo, cuando todav¨ªa le llamaban le petit Napol¨¦on y Paris Match le recortaba los michelines con Photoshop para que compitiera con Putin. Fueron d¨ªas de gloria y Carla Bruni. Pero viajar quince a?os en el tiempo, cuando Sarkozy lleva desde 2014 acusado de corrupci¨®n por la Fiscal¨ªa, resulta algo peor que confuso. Es sencillamente rid¨ªculo.
La justificaci¨®n tipo ¡°no nos interesa su gesti¨®n, sino su perfil al construir una alternativa¡±, como si hubiera un perfil que rescatar una vez condenado por corrupci¨®n, seguramente delata mucho de las tragaderas ¨¦ticas en G¨¦nova, edificio por cierto en venta precisamente para huir de la sombra de la corrupci¨®n. Todo es realmente brillante. Horas despu¨¦s del momento Sarkozy, con fotograf¨ªas en todos los medios junto a Casado, llegaba la condena. Errej¨®n ironizaba si el pr¨®ximo invitado estrella ser¨ªa Rato. Los memes se viralizaban a ritmo de choteo, con el video en que Casado se?ala a Sarkozy diciendo ¡°lo que queremos hacer es tomar los buenos ejemplos¡± y ensalzando ¡°los valores compartidos¡±. No es asombroso que esto haya sucedido, sino que no haya ah¨ª nadie pensando que esto pod¨ªa suceder.
La convenci¨®n del PP acumula errores y s¨ªntomas preocupantes. Y el mayor no es que una invitada, directora de una fundaci¨®n internacional para estimular la ambici¨®n profesional de las chicas, les sacara los colores sobre la ausencia de mujeres en los paneles. No es ya el heteropatriarcado; sino, una vez m¨¢s, la pregunta de qui¨¦n estaba ah¨ª pensando. Parece que tampoco hab¨ªan previsto que Ayuso andar¨ªa rob¨¢ndoles titulares y minutos de telediario a base de polemizar incluso con el Papa. ?Qui¨¦n podr¨ªa haber imaginado que Ayuso har¨ªa lo que ha hecho siempre, marca de? Ayuso, por dem¨¢s, indica algo relevante: el PP ha perdido el capital de su cohesi¨®n interna, y se ha convertido en un partido desencajado, con dificultades no ya para transmitir unidad, sino para no parecer una entra?able familia de v¨ªboras.
Casado hizo un alto en la convenci¨®n para acudir a la sesi¨®n de control, con una intervenci¨®n caricaturizada incluso por medios muy afines. Solo le redimi¨®, hasta cierto punto, el mal gesto de S¨¢nchez incumpliendo la liturgia elemental de responder en la sesi¨®n de control. Pero su puesta en escena era muy menor. ?Qu¨¦ imagen ha pretendido proyectar Casado esta semana? La l¨®gica dicta que la convenci¨®n itinerante era el momento, animado por las encuestas, de aparecer como un l¨ªder capaz de dar esperanza e ilusi¨®n a la derecha. A mitad de camino parece conformarse con estar ah¨ª como alternativa a un fracaso de S¨¢nchez que le rebote la Moncloa.
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