Creemos

Como soy del Atleti, nunca dejo de creer. Creo desde hace muchos a?os, cuando tengo motivos y cuando no. Por eso s¨¦ que, aunque el refr¨¢n dice que mueve monta?as, la fe funciona m¨¢s a menudo como un licor suave, ligeramente narc¨®tico, que fomenta el cari?o, la amistad, a costa de distorsionar la realidad. Me parece que eso es lo que mejor define el t¨ªtulo de la convenci¨®n del PP, la exhibici¨®n de hooliganismo voluntarioso y lleno de cari?o que ha hecho feliz a Pablo Casado a pesar de todos los desprop¨®sitos que han acompa?ado a las gr¨¢ficas de Garc¨ªa Egea mientras se disparaban hasta el infinito y m¨¢s all¨¢. La corrupci¨®n de Sarkozy, las bromitas de Aznar, la inconcebible opini¨®n de Vargas Llosa, entre otras cosas, no han empa?ado la calidad de la fe depositada en el l¨ªder. Ellos sabr¨¢n, pero me habr¨ªa parecido m¨¢s interesante que la misma forma verbal, creemos, se correspondiera con el verbo crear, porque yo dir¨ªa que en el proyecto del PP hace m¨¢s falta la creaci¨®n que la fe. Y hay que reconocer que crear, lo que se dice crear, no lo ha hecho nadie excepto D¨ªaz Ayuso. Es cierto que lleva semanas en racha, ah¨ª est¨¢ lo de que el indigenismo es el nuevo comunismo, o el desparpajo con el que se atreve a criticar al Papa, pero en la gran cita de su partido tampoco ha dejado de hacerlo. Desde la sorprendente f¨®rmula con la que se dirigi¨® a Casado ¨Dte lo digo delante de tu mujer, Pablo, de la gente que te quiere¨D, hasta el peculiar tono de unas promesas de lealtad considerablemente inquietantes. Yo s¨¦ cu¨¢l es mi sitio, yo me quedo en Madrid. Lo que muy bien podr¨ªa querer decir yo s¨¦ cu¨¢l es mi sitio y t¨² me lo vas a dar, yo voy a ser leal mientras controle en Madrid el Gobierno y el partido e, incluso, yo me quedo en Madrid, pero t¨² ¨¢ndate con el bolo colgando. Mientras tanto, Pablo sonre¨ªa, lo cual no deja de ser conmovedor.