M¨¢s autonom¨ªa estrat¨¦gica
La complejidad del contexto internacional invita a Europa a crear nuevos instrumentos que refuercen su poder para operar como actor global
Espa?a celebrar¨¢, en 2022, 40 a?os de su ingreso en la OTAN. Y lo har¨¢ acogiendo en nuestro pa¨ªs una cumbre en la que la alianza discutir¨¢ su (nuevo) concepto estrat¨¦gico. El compromiso de Espa?a con esta estructura de seguridad colectiva es firme, como tambi¨¦n lo es el convencimiento en torno a la necesidad de fortalecer una estructura de seguridad propia dentro de la Uni¨®n Europea. Lejos de lo que pudiera parecer, no se trata de proyectos contradictor...
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Espa?a celebrar¨¢, en 2022, 40 a?os de su ingreso en la OTAN. Y lo har¨¢ acogiendo en nuestro pa¨ªs una cumbre en la que la alianza discutir¨¢ su (nuevo) concepto estrat¨¦gico. El compromiso de Espa?a con esta estructura de seguridad colectiva es firme, como tambi¨¦n lo es el convencimiento en torno a la necesidad de fortalecer una estructura de seguridad propia dentro de la Uni¨®n Europea. Lejos de lo que pudiera parecer, no se trata de proyectos contradictorios. Hablamos, en realidad, de concepciones complementarias que, en cualquier caso, resulta pertinente impulsar con astucia y elegancia diplom¨¢tica. Solo as¨ª el resultado podr¨¢ ser percibido como arm¨®nico y no dinamitar¨¢ la confianza que debe ordenar siempre la relaci¨®n entre aliados.
Tras la pandemia, la idea de ganar autonom¨ªa estrat¨¦gica va apareciendo con naturalidad en los debates nacional y europeo. Se trata de un concepto que ya contemplaban algunos documentos de la Uni¨®n, aunque no le otorgaban significado claro. Ello facilit¨® su desarrollo a partir de dos concepciones muy distintas: la de quienes vieron en ella una aspiraci¨®n para fortalecer la capacidad militar de la Uni¨®n, y la de quienes la imaginaron en t¨¦rminos de capacidad para ofrecer una respuesta propia ante determinadas amenazas, sin contar con otras estructuras de defensa colectiva. Las consecuencias econ¨®micas que ha dejado la pandemia sobre las cadenas globales de valor han permitido, sin embargo, ensanchar el concepto tradicional de autonom¨ªa estrat¨¦gica mucho m¨¢s all¨¢. Ahora la Uni¨®n tambi¨¦n pretende lograr bajo este paraguas cierta soberan¨ªa tecnol¨®gica e industrial que le permita no quedar atrapada en una dependencia econ¨®mica inasumible.
Como es sabido, la complejidad del contexto internacional marcado por un antagonismo entre Estados Unidos y China invita a Europa a crear nuevos instrumentos que refuercen su poder para operar como actor global. Los impulsos que desde los or¨ªgenes de la construcci¨®n europea se han ambicionado en materia de defensa encuentran ahora un contexto favorable para su materializaci¨®n bajo la idea de m¨¢s autonom¨ªa estrat¨¦gica. Para vencer las resistencias que irremediablemente aparecer¨¢n por el camino, la Uni¨®n necesitar¨¢ contar con liderazgos muy comprometidos. Tiene sentido que Espa?a busque ah¨ª un espacio para ganar relevancia dentro de la estructura de poder europea. Algunas evidencias permiten confirmar que lo est¨¢ intentando.
Bajo esta perspectiva deben analizarse, al menos, dos decisiones que posicionan a nuestro pa¨ªs en el entorno de quienes impulsan avances en la materia. Nos referimos, en primer lugar, al papel que Espa?a desempe?¨® como punto de coordinaci¨®n para la llegada de refugiados procedentes de Afganist¨¢n. Destaca tambi¨¦n, en segundo lugar, la condici¨®n de Espa?a como pa¨ªs anfitri¨®n de esa reuni¨®n estrat¨¦gica que la OTAN desarrollar¨¢ el pr¨®ximo verano y que justific¨® la reciente visita a Espa?a de su secretario general. El empe?o de Espa?a por ser m¨¢s relevante en temas nucleares para el futuro de Europa es un acierto pol¨ªtico. El ¨¢mbito de la autonom¨ªa estrat¨¦gica es, sin duda, uno de esos temas por los que vale la pena trabajar dentro de la Uni¨®n y tambi¨¦n en el marco de la OTAN.