El Protocolo de Irlanda del Norte: ?Avanzando hacia una soluci¨®n?
Contin¨²a la lucha entre la UE y el gobierno del Reino Unido en torno a la aplicaci¨®n de este pacto. Es hora de dejar de lado las posturas de ambas partes y afrontar la realidad
Existen dos realidades que deber¨ªamos afrontar. La primera es que el Acuerdo de Viernes Santo (Good Friday Agreement - GFA) era una cuesti¨®n de identidad. La segunda es que no hay una manera limpia y perfecta de resolver los problemas. Si la hubiera, ya se habr¨ªa encontrado durante estos a?os de negociaciones laboriosas. Algo se debe ceder si se quiere preservar alg¨²n tipo de paz y estabilidad en Irlanda del Norte.
No hace falta repetir que en Irlanda del Norte hay dos comunidades: una unionista y otra republicana. El GFA permiti¨® que cada comunidad sintiera que su propia identidad estaba siendo preservada. El comercio sin fisuras (y la circulaci¨®n de personas) tanto con Gran Breta?a como con la Rep¨²blica de Irlanda se combin¨® con el reparto de poder para que cada comunidad sintiera que su identidad hab¨ªa sido preservada. La comunidad republicana pod¨ªa sentirse irlandesa, la comunidad unionista pod¨ªa sentirse brit¨¢nica. El consentimiento de ambas comunidades para cualquier cambio era una parte esencial del GFA.
El Brexit ha destrozado ese acuerdo. Entonces, ?por qu¨¦ tanto el Reino Unido como la UE firmaron el protocolo de Irlanda del Norte cuando era obvio que, tal y como est¨¢ escrito, vulnera la identidad de la comunidad unionista y nunca podr¨ªa contar con el apoyo bipartidista?
Una explicaci¨®n es que el gobierno del Reino Unido firm¨® el protocolo con cinismo. Sab¨ªa perfectamente que nunca se mantendr¨ªa y que tendr¨ªa que ser revisado o abandonado por completo. Pero, dada su personalidad, Boris Johnson podr¨ªa haber considerado que eso era un problema para otro d¨ªa.
?Y la UE? O bien los negociadores de la UE no entendieron la pol¨ªtica y la cultura de Irlanda del Norte. O tambi¨¦n sab¨ªan que nunca se mantendr¨ªa y, con el mismo cinismo, cre¨ªan que podr¨ªa utilizarse m¨¢s adelante para devolver a todo el Reino Unido a la ¨®rbita reguladora de la UE y a la jurisdicci¨®n del Tribunal de Justicia Europeo, una creencia en la que podr¨ªan haberse visto alentados por la postura negociadora de Theresa May.
Pero ahora sabemos que ese alineamiento din¨¢mico no se va a producir. Y no es necesario volver a discutir sobre si el Brexit fue una buena o una p¨¦sima idea. Lo hecho, hecho est¨¢. Lo digo como votante contra el Brexit.
La realidad es que la paz en Irlanda del Norte solo puede preservarse si ambas comunidades vuelven a sentir que se respeta y preserva su identidad. Esto no puede suceder si hay fronteras reglamentarias, ya sea con la Rep¨²blica o con el resto del Reino Unido. O si la UE tiene jurisdicci¨®n sobre la provincia sin consentimiento democr¨¢tico.
Tampoco importa si las fronteras est¨¢n digitalizadas, sin fisuras y, a todos los efectos, son pr¨¢cticamente invisibles. En t¨¦rminos de identidad, esas fronteras seguir¨¢n ocupando un lugar importante en los corazones y las almas de las comunidades de Irlanda del Norte.
El gobierno del Reino Unido se equivoc¨® ¡ªy puede que lo supiera¡ª cuando firm¨® el acuerdo original al pretender que una tecnolog¨ªa brillante y actualmente inexistente podr¨ªa dar una respuesta. La tecnolog¨ªa nunca puede resolver los problemas pol¨ªticos. Al igual que la comunidad empresarial de Irlanda del Norte se equivoca hoy al afirmar que se trata de cuestiones puramente t¨¦cnicas y que la pol¨ªtica debe mantenerse al margen. Una posici¨®n extra?a.
Ninguno de nosotros, incluido el presidente Biden, deber¨ªa tener ninguna duda. El protocolo de Irlanda del Norte, tal y como est¨¢ actualmente, viola el GFA. Cualquiera que afirme lo contrario, y hay muchos que lo hacen, est¨¢ mal informado o son poco sinceros, si no directamente deshonestos.
Entonces, ?a d¨®nde vamos a partir de aqu¨ª?
El gobierno brit¨¢nico estar¨ªa en su derecho de invocar el art¨ªculo 16 y suspender el protocolo. As¨ª como la se?ora Von der Leyen se mostr¨® dispuesta a invocar el art¨ªculo 16 y suspender unilateralmente el protocolo sobre las vacunas covid-19. Pero esto no ser¨ªa una soluci¨®n. Simplemente eliminar¨ªa el antiguo protocolo de la mesa y establecer¨ªa una nueva l¨ªnea de base para lo que finalmente tiene que ocurrir: un acuerdo pol¨ªtico que sea aceptable para todas las partes.
En cuanto al comercio de mercanc¨ªas, el enfoque de compromiso es, como siempre, imperfecto. Suprimir las barreras a las mercanc¨ªas que fluyen de Gran Breta?a a Irlanda del Norte solo si se destinan al consumo dentro de Irlanda del Norte, pero no a la reexportaci¨®n a trav¨¦s de la frontera irlandesa.
La UE parece que se est¨¢ moviendo hacia este tipo de acuerdo. Es cierto que las fugas son probables. La magnitud de estas fugas es desconocida, pero una hip¨®tesis de partida razonable es que no sean lo suficientemente grandes como para socavar toda la integridad del mercado ¨²nico. Al fin y al cabo, las fugas de mercanc¨ªas no conformes en el mercado ¨²nico de la UE procedentes de otras partes del mundo ya se producen a trav¨¦s de muchos de los principales puertos europeos, donde, a pesar de la delgada capa de protecci¨®n consagrada por la ley, es sencillamente impracticable comprobar y volver a comprobar todos los art¨ªculos que llegan de todo el mundo.
Si lo fuera, no habr¨ªa, por ejemplo, grandes cantidades de coca¨ªna que fluyen hacia la UE desde los pa¨ªses productores. Sin embargo, a pesar de estas fugas (probablemente bastante importantes), el mercado ¨²nico no se ha desmoronado por ello. La idea de que algunas fugas a trav¨¦s de la frontera irlandesa har¨ªan precisamente eso es irrisoria.
La soluci¨®n de compromiso es una chapuza pol¨ªtica que es burocr¨¢ticamente y t¨¦cnicamente imperfecta. Pero es la ¨²nica manera de avanzar. Y la UE es experta y est¨¢ bien acostumbrada a hacer chapuzas pol¨ªticas t¨¦cnicamente imperfectas en la gesti¨®n de sus propios asuntos (basta con ver la estructura de la moneda ¨²nica). La cuesti¨®n no es, por tanto, t¨¦cnica, sino de voluntad pol¨ªtica.
El otro punto de fricci¨®n gira en torno a la jurisdicci¨®n del Tribunal de Justicia Europeo. La realidad es que la idea original de que Irlanda del Norte pueda seguir formando parte del mercado ¨²nico no ha funcionado. Si se quiere preservar las identidades, hay que pensar de forma diferente. Desde el punto de vista pol¨ªtico, habr¨¢ que considerar que la provincia tiene un estatus especial al estar dentro y fuera del mercado ¨²nico al mismo tiempo. Otro truco pol¨ªtico esencial que no gustar¨¢ a los bur¨®cratas.
En una situaci¨®n as¨ª, tener al TJCE como ¨²nico ¨¢rbitro de las disputas simplemente no funciona. El gobierno del Reino Unido ha sugerido un organismo de arbitraje independiente, como es normal en todos los acuerdos de este tipo. Tal vez alguien pueda aportar una idea mejor, pero a¨²n no hemos visto ninguna.
Las opciones disponibles son claras. Acordar ahora un compromiso pol¨ªtico imperfecto y seguir adelante. Esperar hasta 2024, cuando el protocolo ser¨¢ seguramente rechazado por la comunidad unionista cuando se someta al consentimiento pol¨ªtico de Irlanda del Norte. O invocar el art¨ªculo 16 y empezar de cero.
Joe Zammit-Lucia, fundador de la red RADIX de think tanks sobre pol¨ªticas p¨²blicas (www.radixthinktank.org) y colaborador de Agenda P¨²blica
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