Las trampas de Johnson
El cuestionamiento del Protocolo de Irlanda del Norte delata una maniobra pol¨ªtica en clave interna del Gobierno brit¨¢nico
El clima de las relaciones entre la UE y el Reino Unido se ha enrarecido de golpe: la amenaza de suspender unilateralmente el Protocolo de Irlanda del Norte por parte de Londres ha sido contestada por Bruselas con el anuncio de severas represalias comerciales. El Protocolo para Irlanda del Norte es hoy, sin embargo, el eje de una discusi¨®n que da por no cerrado un acuerdo que ya lo estaba: la reapertura de la discusi¨®n ha sido impulsada ...
El clima de las relaciones entre la UE y el Reino Unido se ha enrarecido de golpe: la amenaza de suspender unilateralmente el Protocolo de Irlanda del Norte por parte de Londres ha sido contestada por Bruselas con el anuncio de severas represalias comerciales. El Protocolo para Irlanda del Norte es hoy, sin embargo, el eje de una discusi¨®n que da por no cerrado un acuerdo que ya lo estaba: la reapertura de la discusi¨®n ha sido impulsada por Boris Johnson, quiz¨¢ como instrumento preventivo en t¨¦rminos pol¨ªticos y electoralistas ante las dificultades graves de suministro que el Reino Unido ha padecido en las ¨²ltimas semanas. Vuelve al primer plano el nacionalismo brit¨¢nico contra acuerdos laboriosos y trabajad¨ªsimos en largas negociaciones con la UE. La suspensi¨®n transitoria del Brexit que hubo de decidir Boris Johnson por razones pr¨¢cticas ante los problemas de distribuci¨®n hace unas semanas ha dado paso ahora a la insumisi¨®n ante un acuerdo ya ratificado con la UE.
A ese clima crispado ha contribuido de forma decisiva Dominic Cummings, quien fuera fundamental ide¨®logo del Brexit y uno de los responsables de la llegada de Boris Johnson al poder. Sus explosivas declaraciones llegaron inmediatamente despu¨¦s del anuncio de Johnson de revisar el Protocolo de Irlanda del Norte, al asegurar que en la fase final de las negociaciones con la UE el primer ministro brit¨¢nico negoci¨® con la plena conciencia de incumplir los acuerdos en el futuro. El Gobierno brit¨¢nico asegura ahora que ¡°hay una brecha sustancial¡± entre la posici¨®n brit¨¢nica y la de la UE, como si se hubiese agotado el combustible pol¨ªtico que el Brexit suministra a la causa conservadora brit¨¢nica y necesitase una nueva dosis de tensi¨®n para levantar los ¨¢nimos deprimidos ante el encadenamiento de malas noticias. La cita prevista para el lunes en Bruselas entre el vicepresidente de la Comisi¨®n Europea, Maros Sefcovic, y el ministro para el Brexit, David Frost, parece el terreno propicio para que el Reino Unido vuelva a las andadas y resucite la negociaci¨®n de agravios de soberan¨ªa.
En ese contexto, resulta perfectamente explicable una demanda tan ex¨®tica como la exigencia de que el Tribunal de Justicia de la UE no tenga atribuciones para dirimir causas entre la UE e Irlanda del Norte, que pertenece al mercado com¨²n europeo y se rige por sus leyes. El retracto que exhibe ahora el Reino Unido ante un acuerdo adoptado en 2019 dejar¨ªa en papel mojado aquella negociaci¨®n, a pesar de que la reacci¨®n de la UE haya sido razonablemente conciliadora al proponer aligerar un 80% los tr¨¢mites aduaneros. El objetivo de la UE es salvar el Protocolo para Irlanda del Norte, pero no es f¨¢cil saber si ese es el objetivo tambi¨¦n de Boris Johnson.