Boris Johnson, dispuesto a utilizar al ej¨¦rcito para frenar la crisis de suministro de las gasolineras
La Operaci¨®n Escalin, dise?ada hace dos a?os para la posibilidad de un Brexit abrupto, contempla destinar a cientos de soldados a conducir los camiones de combustible
El Reino Unido de Boris Johnson y el Brexit han logrado la extra?a pirueta de convertir una crisis global en una emergencia nacional, en la que ha pasado a contemplarse sin aspavientos la posibilidad de echar mano del ej¨¦rcito para solucionar un problema de oferta y demanda. El primer ministro estar¨ªa dispuesto, seg¨²n adelant¨® The Times y han confirmado el resto de medios brit¨¢nicos, a rescatar de los cajones la llamada Operaci¨®n Escalin, dise?ada hace dos a?os por el Ministerio de Defensa para hacer frente a la posibilidad del Brexit duro que entonces se tem¨ªa. Servir¨ªa para que cientos de soldados se pusieran al volante de los camiones cisterna que transportan combustible a las estaciones de servicio del territorio nacional.
Desde el pasado viernes se ha desencadenado una sensaci¨®n de p¨¢nico, especialmente en el sur de Inglaterra, que ha llevado a miles de conductores a guardar cola durante horas en las estaciones de servicio de todo el pa¨ªs. Lo que arranc¨® siendo una crisis preocupante, pero manejable se ha convertido en una situaci¨®n de emergencia. La escasez de camioneros que sufre toda Europa se ha visto agravada en el Reino Unido por el Brexit. La industria del transporte calcula que se necesitan unos 90.000 conductores para recuperar cierta normalidad. La mitad de ellos abandon¨® la profesi¨®n durante la pandemia, por jubilaci¨®n, falta de trabajo u otras opciones laborales. Y al menos 20.000 m¨¢s eran camioneros de la UE que regresaron a sus pa¨ªses durante el confinamiento, y tienen una dif¨ªcil vuelta con las nuevas restricciones de inmigraci¨®n aprobadas por el Gobierno de Johnson.
Esa era la raz¨®n por la que BP decidi¨® el pasado viernes cerrar un par de decenas de sus estaciones de servicio, y anunci¨® la falta de al menos un tipo de combustible en muchos de sus surtidores. No hab¨ªa suficientes camioneros para abastecer a las gasolineras, sobre todo a las que estaban en el interior de las ciudades. Este fin de semana, Johnson dio su brazo a torcer, aparc¨® la ideolog¨ªa del Brexit y permiti¨® que se expidieran 5.000 nuevos visados para camioneros de la UE. Demasiado tarde y muy pocos, denunciaron tanto el sector del transporte como la oposici¨®n laborista. Esta, que celebra su congreso anual en la localidad de Brighton desde el pasado fin de semana, ha arremetido contra la falta de planificaci¨®n del Gobierno conservador: ¡°Esta crisis era perfectamente evitable, y es obra del equipo de Downing Street. Un Gobierno incompetente, ca¨®tico y arrogante no ha tra¨ªdo hasta esta situaci¨®n, a pesar de las continuas advertencias de la industria transportista¡±, ha asegurado quien durante cinco a?os estuviera al frente del laborismo, Ed Miliband.
Hasta ¨¦l, sin embargo, daba la raz¨®n a los manifestantes que a, las puertas del centro de convenciones de Brighton, acusaban a los laboristas de haber renunciado a la UE y de no atreverse siquiera a nombrar ¡°la palabra que empieza con B¡± (Brexit). Curiosamente, ha sido el l¨ªder de los socialdem¨®cratas alemanes Olaf Scholz, vencedor de las elecciones generales del domingo en ese pa¨ªs, el que pon¨ªa el cascabel al gato. El candidato recordaba a los brit¨¢nicos que el Brexit acab¨® con la libertad de movimiento de personas que ahora ha complicado el regreso de camioneros comunitarios. El nuevo l¨ªder de los laboristas, Keir Starmer, huye como de la peste de un asunto que dividi¨® a su partido, e intenta culpar de la ca¨®tica situaci¨®n econ¨®mica del Reino Unido simplemente a la ineptitud de la gesti¨®n de Johnson y sus ministros.
La consecuencia de todo este debate no resuelto, aireado en los medios de comunicaci¨®n con grandes y alarmistas titulares, ha sido una sensaci¨®n de p¨¢nico y largas colas en las gasolineras, en una imagen que trajo a los brit¨¢nicos de m¨¢s edad el recuerdo del invierno del descontento, como se conoce a la ¨¦poca de huelgas generalizadas del sector p¨²blico en 1978. La Asociaci¨®n de Gasolineras del Reino Unido ha advertido este lunes de que unas 5.500 de las m¨¢s de 8.000 estaciones de servicio de todo el pa¨ªs se han quedado ya sin combustible, mientras el resto est¨¢n a punto de desembocar en la misma situaci¨®n.
Como primera medida de urgencia, el Gobierno ha suspendido la aplicaci¨®n de la Ley de la Competencia de 1998, para permitir que las petroleras y distribuidoras de gasolina puedan compartir informaci¨®n y decidir la estrategia territorial necesaria para evitar el desabastecimiento. ¡°Toda esta escasez se debe, simple y llanamente, a una situaci¨®n generalizada de p¨¢nico¡±, ha explicado a la BBC el presidente de la Asociaci¨®n de Gasolineras, Brian Madderson. La prioridad se ha concentrado en las estaciones de servicio localizadas en las principales autov¨ªas. Los surtidores de las gasolineras de las ciudades cuelgan en su mayor¨ªa el cartel de ¡°fuera de servicio¡±.
El secretario de Estado de Comercio, Kwasi Kwarteng, sobre cuyos hombros han reca¨ªdo todas las crisis escalonadas que han surgido al salir de la pandemia ¨Destanter¨ªas vac¨ªas en los supermercados, subida de precios del gas y la electricidad, suspensi¨®n del suministro nacional de di¨®xido de carbono, y ahora la situaci¨®n de las gasolineras¨D, se reuni¨® este domingo con representantes de las petroleras para explicar el plan de despliegue del ej¨¦rcito. Y lo que escuch¨® fue un alud de objeciones y problemas. Los soldados no est¨¢n entrenados para manejar unos veh¨ªculos de enorme tama?o, ni conocen la t¨¦cnica para llenar la cisterna de combustible o descargar la mercanc¨ªa en los dep¨®sitos de las estaciones de servicio. Son maniobras delicadas para las que se necesitar¨ªan al menos dos semanas de formaci¨®n y pr¨¢cticas previas. Para entonces, la situaci¨®n de p¨¢nico puede haber concluido. O no. Por eso el Gobierno de Johnson ha descrito el problema como un Catch-22, el t¨¦rmino que populariz¨® la novela de Joseph Heller: un dilema de dif¨ªcil escapatoria, porque cualquiera de las soluciones es mala y agrava el problema. Y pedir socorro del ej¨¦rcito no parece el mejor modo de calmar el p¨¢nico. A media ma?ana del lunes, el ministro de Medio Ambiente, George Eustice, se desplegaba en declaraciones a los medios para rebajar la expectativa del uso de soldados para paliar la crisis. ¡°No tenemos planes, por el momento, para que sean los propios militares los que conduzcan los camiones. Pero el ej¨¦rcito siempre tiene preparado un dispositivo de contingencias civiles para responder ante cualquier emergencia¡±, rebajaba el ministro una noticia que el Gobierno de Johnson ha sido incapaz de desmentir.
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