El nuevo ¡®se?or no¡¯ de Alemania
Es poco probable que el pr¨®ximo canciller alem¨¢n sea un reformador europeo
Cuidado con lo que deseamos cuando pensamos en Olaf Scholz y su probable coalici¨®n alemana. La esperanza en Europa es que el nuevo Gobierno sea permisivo en materia de pol¨ªtica fiscal y apoye la reforma del pacto de estabilidad; que Alemania defienda la culminaci¨®n de la uni¨®n bancaria y la uni¨®n de los mercados de capitales; que el pa¨ªs se vuelva verde y digital; que abandone la estrategia de pol¨ªtica exterior basada en consentir a los dictadores; y que se convierta en adalid de la autonom¨ªa estrat¨¦gica europea.
Habr¨¢ m¨¢s inversi¨®n en protecci¨®n del medio ambiente y en digitalizaci¨®n, pero la mayor parte ir¨¢ a suplir carencias que deber¨ªan haberse cubierto hace mucho tiempo: la digitalizaci¨®n de la administraci¨®n p¨²blica; la reparaci¨®n de carreteras y puentes sacrificada en el altar de la austeridad; las estaciones de recarga el¨¦ctrica en las autopistas; las redes ferroviarias de alta velocidad; y las de fibra ¨®ptica. Los Verdes exigen, y obtendr¨¢n, un programa de inversiones de 500.000 millones de euros a lo largo de 10 a?os. A raz¨®n de 50.000 millones por a?o, esto representar¨ªa alrededor del 1,5% del PIB, pero esta cifra no debe entenderse como la magnitud de la expansi¨®n fiscal. Para empezar, el Gobierno ya hab¨ªa reservado fondos para estos fines, entre ellos dinero del fondo de recuperaci¨®n de la Uni¨®n Europea. Alemania ha reducido las inversiones p¨²blicas en la ¨²ltima d¨¦cada, pero no las ha dejado a cero. Es m¨¢s, como insin¨²an los economistas Lars Feld y Marcel Fratzscher, el programa podr¨ªa contrafinanciarse con recortes en las subvenciones, como la anacr¨®nica subvenci¨®n al di¨¦sel. Espero que la pr¨®xima coalici¨®n alemana siga respetando la letra y el esp¨ªritu del freno de la deuda. Esto significar¨ªa que el efecto fiscal neto de este programa de inversiones se contar¨ªa en porcentajes decimales del PIB. Algo que, por otra parte, no ser¨ªa muy diferente si, al final, en Alemania gobernase otra de las coaliciones factibles aritm¨¦ticamente.
El mayor efecto de un programa de inversiones ser¨ªa resultado de la mejora de la calidad de las finanzas p¨²blicas. Es mejor gastar dinero p¨²blico en digitalizaci¨®n que en subvenciones al di¨¦sel. Pero incluso este cambio cualitativo no tendr¨¢ lugar de la noche a la ma?ana, sino que necesitar¨¢ tiempo. Adem¨¢s, ir¨¢ acompa?ado de dificultades legales. Puedo imaginar que cualquier intento de introducir m¨¢s flexibilidad en el freno de la deuda, ya sea a trav¨¦s de un mecanismo espec¨ªfico o de un fondo de reserva incluido en los presupuestos, ser¨¢ impugnado por el Tribunal Constitucional.
Lo que no preveo que cambie es la excesiva dependencia de Alemania de las exportaciones de manufacturas varias para su crecimiento econ¨®mico, de la cual se derivan los dem¨¢s elementos nocivos de la actual pol¨ªtica alemana en Europa: los persistentes super¨¢vits por cuenta corriente; la dependencia de las importaciones de gas ruso; y la dependencia de China para las exportaciones, hasta el punto de que la relaci¨®n germano-china probablemente sea el v¨ªnculo geopol¨ªtico m¨¢s estrat¨¦gico en el mundo en estos momentos. El futuro Gobierno alem¨¢n defender¨¢ de boquilla la idea de autonom¨ªa estrat¨¦gica europea, exactamente igual que el Gobierno saliente.
Pero quiz¨¢ lo m¨¢s decepcionante para el resto de europeos sea descubrir de repente que Olaf Scholz es tan conservador desde el punto de vista fiscal como sus predecesores Wolfgang Sch?uble y Peer Steinbr¨¹ck, el socialdem¨®crata que nos trajo el freno de la deuda. Un probable ministro de Finanzas para una coalici¨®n sem¨¢foro es Christian Lindner, presidente del Partido Dem¨®crata Liberal (FDP) y un halc¨®n fiscal. Lindner se opone incluso a la idea de un fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos europeo, un asunto que entrar¨ªa en las competencias de su ministerio. Ni Scholz, ni Lindner, ni los Verdes gastar¨¢n su capital pol¨ªtico en la reforma del pacto de estabilidad europeo. Dado que entienden el freno de la deuda como la mera aplicaci¨®n a escala nacional de la normativa de estabilidad de la UE, su decisi¨®n de respetarlo en todo su alcance les dejar¨ªa poco margen para la reforma. Yo dir¨ªa que aceptar¨¢n un grado de flexibilidad para el acuerdo similar al que se conceden a s¨ª mismos, pero eso ser¨ªan migajas macroecon¨®micas comparado con lo que esperaban los defensores de la reforma del pacto de estabilidad. Una coalici¨®n sem¨¢foro no puede permitirse aplicar una pol¨ªtica fiscal estricta en su pa¨ªs y luego dejar que se rebase el d¨¦ficit en otros lugares de la zona euro.
Esta nueva coalici¨®n se define como fuerza modernizadora de la tecnolog¨ªa, no del arte de gobernar. Europa no fue un tema en la campa?a electoral. Puede que la d¨¦cada de la reforma de la UE haya sido la pasada, cuando los europeos se hac¨ªan ilusiones pensando que el mecanismo de estabilidad europeo constitu¨ªa una respuesta suficiente a los m¨²ltiples problemas de gobernanza de la eurozona. Esa oportunidad se perdi¨® por causas sobre las que he escrito en m¨²ltiples ocasiones.
Esta d¨¦cada ser¨¢ la de la digitalizaci¨®n y la inversi¨®n verde. Para cuando la Uni¨®n Europea llegue a un acuerdo sobre la uni¨®n bancaria y la del mercado de capitales, podr¨ªamos encontrarnos con que las criptofinanzas estar¨¢n tan desarrolladas que la idea de una uni¨®n bancaria, y hasta la de los bancos mismos, resultar¨¢n anticuadas. La tecnolog¨ªa avanza a un ritmo m¨¢s r¨¢pido que la reforma europea. Sospecho que, en el futuro, Alemania acabar¨¢ siendo un socio tecnol¨®gico menor de China, mientras finge ser un aliado fiel de Estados Unidos y un buen europeo al mismo tiempo.
Una de las muchas lecciones de esta secuencia es que las oportunidades hist¨®ricas ¡ªcomo la crisis de la deuda soberana del euro¡ª no pueden desaprovecharse sin m¨¢s. Lo que se deje pasar esta d¨¦cada no volver¨¢ la siguiente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.