Apostar por la telemedicina

La pandemia ha puesto de manifiesto la situaci¨®n del Sistema Nacional de Salud. El 84% de los ciudadanos, en una reciente encuesta, cree que precisa de importantes reformas. Se demandan m¨¢s m¨¦dicos en los centros de atenci¨®n primaria y tambi¨¦n hacen falta especialistas, sobre todo profesionales de la salud mental. Por otro lado, la poblaci¨®n espa?ola cada d¨ªa es m¨¢s longeva y precisa cuidados sanitarios que mejoren su calidad de vida. La mayor¨ªa quiere permanecer en su vivienda habitual. Con todo ello, la telemedicina se impone. Transformar los domicilios con herramientas digitales, subvencionadas en funci¨®n de los ingresos del hogar, deber¨ªa de ser una de las asignaturas de las instituciones p¨²blicas, adem¨¢s de habilitar mejoras tecnol¨®gicas en atenci¨®n primaria y hospitales p¨²blicos. La telemedicina es el camino en un mundo en el que lo digital se impone en la mayor¨ªa de las actividades de la sociedad. Este es el momento, gracias a los fondos europeos que van a llegar. Es cuesti¨®n de que los poderes p¨²blicos la pongan en funcionamiento.

Pedro Mar¨ªn Us¨®n. Zaragoza

Modas pasajeras

Cada vez son m¨¢s los docentes que alertan a familias sobre el juego que reproducen los ni?os y ni?as en los patios de los colegios de la serie El juego del calamar, donde podemos ver juegos cl¨¢sicos con finales mortales para los perdedores de cada partida. Est¨¢ claro que esto es una moda pasajera, como muchas otras, y en cuesti¨®n de semanas aparecer¨¢n nuevos juegos entre los m¨¢s peque?os. Sin embargo, la cr¨ªtica que ha salido a la luz sobre la violencia de la serie me hace pensar lo f¨¢cil que es identificar esta en el juego y lo mucho que cuesta darnos cuenta de que hoy los ni?os consumen pr¨¢cticamente a diario pornograf¨ªa, micromachismos ¡ªy no tan micro¡ª, incitaci¨®n a la ludopat¨ªa, publicidad sexista repleta de estereotipos... y nadie se despeina.

Sheila Boudount Kouach. Barcelona

Un futuro pol¨ªtico femenino

Tanto PP como PSOE han elegido octubre para escenificar una lealtad incondicional a sus l¨ªderes. No han comprendido que su preparada demostraci¨®n de fuerza coincidi¨® con algo mayor que s¨ª mismos: hace 90 a?os que en Espa?a se les reconoci¨® a las mujeres su inalienable derecho al voto, pero ninguna ha ocupado el cargo m¨¢s alto del pa¨ªs. ?Cu¨¢ndo dar¨¢n un paso al lado el presidente y el l¨ªder de la oposici¨®n para que las mujeres de Estado de este pa¨ªs puedan hacer mejor trabajo que ellos? Es decepcionante que el futuro de los dos mayores partidos no sea femenino, pero no es para extra?arse, pues sendas hojas de ruta est¨¢n trazadas por hombres.

Ra¨²l Zarabozo Santos. ?msterdam (Pa¨ªses Bajos)

J¨®venes sin esperanzas

Las generaciones m¨¢s j¨®venes nos enfrentamos a pruebas dificultosas para construir un futuro digno. En mi caso, como estudiante universitario, es muy dif¨ªcil encontrar un trabajo en el que no te pidan, como m¨ªnimo, dos a?os de experiencia en el sector. Es muy frustrante que ni siquiera nos den una oportunidad para desarrollarnos y crecer profesionalmente. Recurrimos a otros trabajos que no tienen nada que ver con lo que estudiamos o nos utilizan como becarios sin realizar las funciones que corresponden. Los j¨®venes somos una parte muy importante para el futuro.

Abril Pug¨¦s Baqu¨¦s. Barcelona