Hay que elegir
En la reforma laboral chocan las recetas tecnocr¨¢ticas y neoliberales encarnadas por Nadia Calvi?o y el nuevo laborismo encarnado por Yolanda D¨ªaz
S¨¢bado 23 de octubre, a las 11 de la ma?ana Yolanda D¨ªaz, ministra de Trabajo, entra en la sala en donde se est¨¢ celebrando el acto de clausura del congreso confederal del sindicato Comisiones Obreras. El aplauso es largu¨ªsimo, y los coros de ¡°?presidenta, presidenta!¡± invaden la sala. Se abraza y se fotograf¨ªa con Unai Sordo, el secretario que, al final de la ma?ana, ser¨¢ reelegido con m¨¢s del 90% de los votos de los delegados.
En su discurso, siempre claro, siempre pausado, siempre amable, se permite alg¨²n gui?o. Se dirige al auditorio con la f¨®rmula ¡°les voy a dar un dato¡¡±, que es la que utiliza cada semana en las Cortes para responder a Teodoro Garc¨ªa Egea en sus demoledoras r¨¦plicas. Se han hecho virales en las redes, con mir¨ªadas de memes de muchos tipos, y le han hecho traspasar a lo pop a una figura siempre alejada de los c¨®digos de la comunicaci¨®n de la llamada nueva pol¨ªtica. El gui?o provoca una carcajada general y m¨¢s aplausos. Todos se sienten a gusto, quien est¨¢ hablando desde el atril y quienes est¨¢n escuchando.
El buen tono y la medida siempre prudente de las formas no le impide decir de forma di¨¢fana ¡°vamos a derogar la reforma laboral del PP¡±. Y aqu¨ª es cuando el auditorio estalla a¨²n m¨¢s fuerte, con un sentimiento de liberaci¨®n que se capta incluso vi¨¦ndolo desde un v¨ªdeo.
Las declaraciones llegan en medio de las horas m¨¢s duras de la experiencia del Gobierno de coalici¨®n progresista. Hace pocos d¨ªas el PSOE cerraba su congreso y certificaba una recobrada unidad que se conjugar¨¢ con un viraje hacia el centro. La prueba de ello se vio justamente en las palabras de la ministra Nadia Calvi?o en el mismo congreso de CC OO, cuando retrasaba el inicio del desmontaje de la normativa laboral aprobada por el gobierno de Rajoy, y, unas horas despu¨¦s con el intento ¡ªbendecido por Pedro S¨¢nchez desde Bruselas¡ª, de quitar el liderazgo de la reforma a Yolanda D¨ªaz para darlo, justamente, a Nadia Calvi?o.
A todo eso, se a?adi¨® el impacto de la vicisitud del diputado de Unidas Podemos Alberto Rodr¨ªguez, condenado por el Tribunal Supremo ¡ªgracias a unas declaraciones de un polic¨ªa como ¨²nica prueba con una sentencia que ha levantado un vivo debate entre juristas¡ª, por des¨®rdenes p¨²blicos en una manifestaci¨®n de hace siete a?os. Acatada la sentencia y pagada la multa que sustituye la condena a un mes y medio de c¨¢rcel, el Tribunal Supremo, contra la opini¨®n de los letrados y de la mesa del Congreso, ha exigido que se le retirara el acta, cosa que finalmente ha hecho la presidenta de la c¨¢mara. M¨¢s all¨¢ de las consideraciones sobre lo que se est¨¢ llamando lawfare, el episodio ha hecho subir la temperatura de los reproches entre los socios de gobierno.
Las aguas van revueltas y hay riesgos reales de un conflicto de dimensiones desconocidas. Esto es as¨ª por los miedos del PSOE a una proyecci¨®n pol¨ªtica y electoral de Yolanda D¨ªaz, cuyo tes¨®n en forjar m¨¢s de diez pactos entre agentes sociales se ve recompensado a cada encuesta por una fuerte subida de popularidad, pero va m¨¢s all¨¢. Pero pensar que sea ¨²nicamente un conflicto de liderazgos, o de estrategias inmediatas no ayuda a entender su calado.
Tampoco lo ayudan a entender las referencias a la Uni¨®n Europea, en la medida en que lo que las instituciones comunitarias piden es que la reforma se acometa a trav¨¦s del m¨¦todo del di¨¢logo social, que a todas luces es lo que se ha seguido hasta ahora desde el Gobierno de coalici¨®n en general y desde el Ministerio de Trabajo en particular. Es un conflicto que viene de lejos, y tiene que ver con la orientaci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno, el aspecto m¨¢s sustantivo de la acci¨®n de un ejecutivo, incluso en estos tiempos de aceleraci¨®n marcados por los ritmos de las redes sociales.
Ah¨ª chocan las recetas tecnocr¨¢ticas y neoliberales encarnadas por Calvi?o y el nuevo laborismo encarnado por Yolanda D¨ªaz. Ante la pasmosa transformaci¨®n derivada de la herencia de la crisis de 2008 y del tsunami de la pandemia, habr¨¢ que repensar muchas cosas y, en primer lugar, un modelo econ¨®mico y productivo que ha demostrado todos sus l¨ªmites, pero tambi¨¦n un modelo fiscal, energ¨¦tico y de servicios p¨²blicos.
La realidad es tozuda y el conflicto, concreto: repensarlo todo comportar¨¢ costes y dificultades, muchos m¨¢s de los que imaginamos. Se puede hacer de muchas maneras, pero, sobre todo, atendiendo a los intereses de unos grupos sociales o de otros. La derogaci¨®n de la reforma laboral del PP significa descartar la idea de que la factura de la transformaci¨®n necesaria, urgente, imprescindible, de la econom¨ªa la paguen solo los trabajadores y las trabajadoras y aspirar a que los esfuerzos que estamos llamadas a acometer colectivamente se repartan de manera m¨¢s equitativa. De esto se trata. Y hay que elegir.
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