Una br¨²jula estrat¨¦gica para Europa
La UE est¨¢ en peligro, algo que se percibe por tener un alcance econ¨®mico menor, un entorno estrat¨¦gico m¨¢s disputado y unos valores cuestionados. Es necesario cumplir con nuestras responsabilidades de seguridad
Una br¨²jula ayuda a encontrar el camino, y el Comp¨¢s Estrat¨¦gico que he redactado a instancias del Consejo Europeo ser¨¢ nuestra gu¨ªa operativa para el desarrollo y la toma de decisiones de la Uni¨®n Europea en materia de seguridad y defensa. El documento ha sido presentado ya a los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Uni¨®n Europea.
El Comp¨¢s Estrat¨¦gico est¨¢ dise?ado para responder a tres preguntas: ?A qu¨¦ retos y amenazas nos enfrentamos? ?C¨®mo podemos agrupar mejor nuestros activos y gestionarlos eficazmente? ?Y cu¨¢l es la mejor manera de proyectar la influencia de Europa como actor regional y global?
Nuestro an¨¢lisis global de las amenazas muestra claramente que Europa est¨¢ en peligro. La Uni¨®n Europea se arriesga a lo que he llamado un ¡°encogimiento estrat¨¦gico¡±. Esto se percibe desde tres puntos de vista. En primer lugar, nuestro alcance econ¨®mico est¨¢ cada vez m¨¢s circunscrito. Hace 30 a?os, la Uni¨®n Europea representaba una cuarta parte de la riqueza mundial; dentro de 20 a?os, representar¨¢ poco m¨¢s del 10%. Nuestra contracci¨®n demogr¨¢fica se desarrolla de forma similar: a finales de este siglo, Europa representar¨¢ menos del 5% de la poblaci¨®n mundial.
Y lo que es m¨¢s importante, algunos de nuestros competidores econ¨®micos tienen valores muy diferentes a los nuestros, lo que supone una amenaza para nuestro poder normativo. La Uni¨®n Europea debe integrar este hecho en su formulaci¨®n de pol¨ªticas, reconociendo que la competencia por los est¨¢ndares mundiales ya se est¨¢ desarrollando en la carrera por el dominio de la inteligencia artificial, la computaci¨®n en la nube, los semiconductores y la biotecnolog¨ªa.
En segundo lugar, el entorno estrat¨¦gico de la Uni¨®n Europea est¨¢ cada vez m¨¢s disputado, debido a los desaf¨ªos de nuevos actores ambiciosos, a las demostraciones de fuerza militar y a las estrategias de desestabilizaci¨®n que incluyen la guerra cibern¨¦tica y la desinformaci¨®n. Han quedado atr¨¢s los d¨ªas en que la paz y la guerra constitu¨ªan dos estados claramente diferenciados. Nos enfrentamos y nos enfrentaremos cada vez m¨¢s a situaciones h¨ªbridas que requieren una amplia gama de medios defensivos.
Por ¨²ltimo, la esfera pol¨ªtica de la Uni¨®n Europea se est¨¢ reduciendo y nuestros valores liberales son cada vez m¨¢s cuestionados. En la ¡°batalla de las narrativas¡±, la idea de que los valores universales son en realidad s¨®lo construcciones occidentales ha ido ganando adeptos. La vieja suposici¨®n de que la prosperidad econ¨®mica llevar¨ªa siempre al desarrollo democr¨¢tico ha sido refutada.
Para navegar por este entorno estrat¨¦gico cada vez m¨¢s competitivo, la Uni¨®n Europea debe convertirse en un proveedor de seguridad para sus ciudadanos, protegiendo nuestros valores e intereses. Pero para ello tendr¨¢ que actuar con mayor rapidez y decisi¨®n a la hora de gestionar las crisis.
Eso significa anticiparse a las amenazas que cambian r¨¢pidamente y proteger a sus ciudadanos contra ellas; invertir en las capacidades y tecnolog¨ªas necesarias; y cooperar con socios internacionales para alcanzar objetivos comunes.
Estas medidas aumentar¨¢n nuestra capacidad de disuadir ataques, y de reaccionar ante uno cuando se produzca. El principal valor de la fuerza militar no es que nos permita resolver los problemas, sino que puede ayudar a evitar que los problemas se resuelvan en nuestro detrimento. Por eso el Comp¨¢s Estrat¨¦gico propone una capacidad de la Uni¨®n Europea para el despliegue r¨¢pido de fuerzas en todo el espectro de acciones previstas por los tratados de la Uni¨®n Europea.
Los intentos anteriores de desplegar r¨¢pidamente fuerzas de la Uni¨®n Europea s¨®lo han tenido un ¨¦xito limitado. Pero el Comp¨¢s Estrat¨¦gico pretende que estos despliegues sean m¨¢s operativos y eficaces de tres maneras. En primer lugar, seguir¨ªa un enfoque modular, siendo su composici¨®n definida por escenarios concretos y reforzada por entrenamientos conjuntos, en lugar de estar predispuesta como una fuerza permanente.
En segundo lugar, a trav¨¦s de unas directrices claras que establecer¨ªan que es la misi¨®n la que determina el tipo y tama?o de la fuerza, y no al rev¨¦s.
Y, en tercer lugar, podr¨ªamos redoblar nuestros esfuerzos para superar las diversas deficiencias que han obstaculizado durante mucho tiempo nuestras capacidades operativas, con acciones claras que deber¨ªan recibir prioridad.
Todo esto requerir¨¢ legitimidad y flexibilidad. ?Qui¨¦n decidir¨¢ y c¨®mo deber¨¢n aplicarse las decisiones? Sin poner en tela de juicio el principio de unanimidad, es posible actuar de forma creativa activando algunas disposiciones como la abstenci¨®n constructiva o el art¨ªculo 44 del Tratado de la Uni¨®n Europea que permite la creaci¨®n de coaliciones aprobadas por el Consejo. Por encima de todo, necesitamos voluntad pol¨ªtica ¡ªsin la cual nada es posible¡ª y eficacia operativa ¡ªsin la cual todo es in¨²til.
Obviamente, la Uni¨®n Europea no debe limitar sus acciones al despliegue de fuerzas militares. El Comp¨¢s Estrat¨¦gico tambi¨¦n se centra en la seguridad cibern¨¦tica, mar¨ªtima y espacial. Para anticiparse a las amenazas, propone potenciar las capacidades de inteligencia y ampliar el conjunto de herramientas para contrarrestar los ataques h¨ªbridos y cibern¨¦ticos, as¨ª como la desinformaci¨®n y la injerencia extranjeras. Tambi¨¦n establece objetivos de inversi¨®n para dotar a nuestras Fuerzas Armadas de las capacidades necesarias y de tecnolog¨ªas innovadoras, para colmar las lagunas estrat¨¦gicas y para reducir las dependencias tecnol¨®gicas e industriales.
Por ¨²ltimo, quiero subrayar que este esfuerzo no contradice en absoluto el compromiso de Europa con la Alianza Atl¨¢ntica, que sigue siendo el n¨²cleo de nuestra defensa territorial. Este compromiso no debe impedirnos desarrollar nuestras propias capacidades y llevar a cabo operaciones independientes en nuestra vecindad y fuera de ella, especialmente en un momento en el que la atenci¨®n de los responsables pol¨ªticos de Estados Unidos puede estar centrada en otros lugares ¡ªsobre todo, en el Indo-Pac¨ªfico. La responsabilidad estrat¨¦gica europea es la mejor manera de reforzar la solidaridad transatl¨¢ntica. Este concepto est¨¢ en el centro del nuevo di¨¢logo sobre seguridad y defensa entre Estados Unidos y la Uni¨®n Europea.
Los europeos deben entender que el Comp¨¢s Estrat¨¦gico no es una varita m¨¢gica. Corresponde a los Estados miembros de la Uni¨®n Europea determinar si los cambios geopol¨ªticos de hoy ser¨¢n otra llamada de atenci¨®n desatendida, y el renovado debate sobre la defensa europea otra salida en falso. El Comp¨¢s Estrat¨¦gico es una oportunidad para cumplir con las responsabilidades de seguridad de Europa directamente, ante nuestros ciudadanos y el resto del mundo.
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