Enredarse en las palabras
El lenguaje sirve para entenderse; es m¨¢s, es el medio natural de la comunicaci¨®n, no solo del ocultamiento y el enga?o. No est¨¢ de m¨¢s recordarlo
Las palabras de Cayetana ?lvarez de Toledo despu¨¦s del congreso del PP andaluz dan motivos para alguna reflexi¨®n. Se las recuerdo: ¡°Est¨¢n llamando personalismo a la personalidad, y divismo al liderazgo¡±. Como es l¨®gico, no sentaron bien en su presunto partido. Porque lo que hac¨ªa al decir lo que dijo en el contexto en que lo hizo es que Ayuso ¡ªy ella misma, supongo¡ª ten¨ªan personalidad y capacidad de liderazgo, algo de lo que carec¨ªan los l¨ªderes del PP. Como ya saben, se arm¨® una buena bronca. Es tan excepcional que los miembros de un partido disientan de sus l¨ªderes, que habr¨ªa que guardarlas en un lugar bien visible en las hemerotecas.
Lo que a m¨ª m¨¢s me interesa de esta frase, que tuvo el efecto de un dardo directo a la yugular de Casado, es, sin embargo, lo que denota; a saber, la importancia del lenguaje para sembrar ciza?a. Ya lo dijo el viejo Tuc¨ªdides, el enfrentamiento b¨¢sico y fundamental nace de un uso del lenguaje ajustado exclusivamente a los intereses de la facci¨®n de quien habla, rompi¨¦ndose as¨ª la capacidad para acceder a una com¨²n evaluaci¨®n de la realidad ¡ªen este caso, dentro del mismo partido¡ª. No es bueno para el PP que Ayuso pueda ser vista dentro de la organizaci¨®n como una diva personalista por parte de unos o como una l¨ªder de gran personalidad por parte de otros. Lo preocupante es que se diga, porque a partir de ese momento ¡ªcomo luego se vio¡ª la disputa interna cobra una corporalidad y consistencia de la que antes carec¨ªa.
Algo parecido, aunque con otros matices, est¨¢ ocurriendo en la disputa ling¨¹¨ªstica entre nuestros dos grandes bloques. Od¨®n Elorza dijo el otro d¨ªa en el Congreso que la oposici¨®n no es m¨¢s que un grupo de golpistas y franquistas, y no es el primero que hace este tipo de imputaciones. Previamente, y ya desde hace tiempo, la otra parte ven¨ªa acusando al Gobierno de filo-etarra por pactar con Bildu y de blanquear el independentismo al hacerlo tambi¨¦n con ERC. Ignoro si se han tomado la molestia de pensar en ello, pero si cada cual fuera como lo describe la otra parte, no s¨¦ a qui¨¦n diablos ¨ªbamos a votar. Como es obvio, se hace para descalificar al adversario al presentarlo como indigno representante del mal. El problema es que esta vieja estrategia tiene el efecto de anular la posibilidad de poder elegir entre alternativas, algo frente a lo que, con buen criterio, se resiste el ciudadano. Servir¨¢, pues, para dramatizar ret¨®ricamente el choque entre los bandos contrarios, que cobra as¨ª el pathos de la lucha contra el mal absoluto; o para cohesionar a los bloques respectivos. Dudo que sirva lo m¨¢s m¨ªnimo para cambiar el sentido del voto entre ellos. Lo que de verdad hace da?o es lo que vimos en el otro ejemplo ¡ªo en las disensiones dentro del Gobierno¡ª, la discordia en su interior.
Con este uso del lenguaje sintonizado a su uso disgregador y crispado se ofrece el combustible perfecto para que prenda el enfrentamiento. Pero representar el conflicto como ¨²ltimo y casi exclusivo fin del discurso hace que pierdan fuerza sus otras dimensiones. El lenguaje sirve tambi¨¦n para entenderse; es m¨¢s, es el medio natural de la comunicaci¨®n, no solo del ocultamiento y el enga?o. No est¨¢ de m¨¢s recordarlo, aunque a uno se le pone cara de imb¨¦cil cada vez que porf¨ªa en reiterar estas cosas. Estoy empezando a bajar mi nivel de exigencia, ahora me basta con reclamar que se respete al menos su uso informativo. Que sepamos d¨®nde est¨¢n en cada una de las cuestiones y que lo argumenten. No hace falta que nos reiteren tanto lo poqu¨ªsimo que se aman.
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