?C¨®mo han perdido los adultos de hoy su instinto de supervivencia?
La negaci¨®n sincera y generalizada puede ser una adaptaci¨®n a la emergencia clim¨¢tica
Negacionismo es una palabra que se ha instalado en el l¨¦xico mundial, popularizada por negacionistas profesionales que han sido elegidos presidentes. El problema es que el negacionista es siempre el otro. El problema a¨²n mayor es que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n mundial es negacionista, incluso aquellos que est¨¢n seguros de no serlo. No basta con aceptar la obviedad de la emergencia clim¨¢tica, eso es f¨¢cil. Si el negacionismo de neofascistas como Donald Trump y Jair Bolsonaro es calculado, solo puede realizarse gracias al negacionismo sincero, el de base, que aqueja a la mayor¨ªa de la poblaci¨®n e incluso a cient¨ªficos, periodistas y pensadores. Debemos considerar el negacionismo como algo mucho m¨¢s profundo, que puede llevarnos a la extinci¨®n como especie, al anular nuestro propio instinto de supervivencia.
En este momento, la tierra ya se ha calentado 1,1 grados. La COP26 demostr¨® que, con estos gobernantes, dif¨ªcilmente podremos detener el calentamiento global en 1,5 grados o incluso en 2. Cada medio grado m¨¢s empeora las condiciones de nuestra vida en el planeta. Las generaciones actuales se enfrentan al mayor desaf¨ªo de la trayectoria humana: una minor¨ªa dominante est¨¢ cambiando el clima y la morfolog¨ªa del planeta, amenazando al conjunto de los humanos con la extinci¨®n. ?Qu¨¦ puede ser peor que eso?
Nada. Y, sin embargo, la mayor¨ªa vive como si hubiera un ma?ana. Si el negacionismo no estuviera tan arraigado, ninguna persona estar¨ªa pensando en otra cosa desde que se levanta hasta que se va a dormir (quienes a¨²n consiguen dormir), excepto en impedir que gobiernos, multimillonarios y sus empresas transnacionales sigan destruyendo nuestra casa-planeta. Y, sin embargo, la mayor¨ªa hace de la emergencia clim¨¢tica un tema paralelo. Por eso la desesperaci¨®n de los adolescentes, que se ven obligados a convertirse en activistas del clima para contrarrestar el negacionismo de los adultos. Gritan que la casa est¨¢ en llamas y reciben de vuelta las miradas indiferentes de padres y maestros que hablan de cosas amenas mientras las llamas ya lamen el sill¨®n donde est¨¢n sentados.
Mi hip¨®tesis es que el negacionismo ¡ªel sincero, no el calculado¡ª es una adaptaci¨®n a la emergencia clim¨¢tica. La gente siente la corrosi¨®n del planeta en sus huesos, las crisis de ansiedad alcanzan el nivel de contagio, el insomnio se propaga. Sin saber afrontar lo que les aterra desde dentro, viven como si la cat¨¢strofe en curso no existiera. Este recurso garantizar¨ªa la supervivencia inmediata, protegiendo mediante la negaci¨®n a un cuerpo incapaz de abarcar la magnitud de la amenaza. Los instintos de supervivencia que deber¨ªan generar acci¨®n se anulan para evitar el colapso inmediato de este cuerpo y, a la inversa, asegurar la supervivencia subjetiva. A la vez, al suprimir los instintos que llevar¨ªan a la acci¨®n, compromete la supervivencia efectiva no solo del individuo, sino de la colectividad. Descubrir c¨®mo romper este mecanismo que nos lleva a la autoaniquilaci¨®n por inacci¨®n es nuestra mayor urgencia.
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