Vistas desde el siglo XXII
Los periodistas deber¨ªan limitarse a escribir un primer borrador de la historia. El segundo es para los historiadores del futuro
En estos d¨ªas, los periodistas alemanes que se dedican a la pol¨ªtica est¨¢n muy ocupados elogiando a Angela Merkel, cuyos 16 a?os en el cargo terminan el mi¨¦rcoles. Hace alg¨²n tiempo, yo tambi¨¦n escrib¨ª una columna para valorar la trascendencia de la todav¨ªa canciller, menos halagadora que la mayor¨ªa. De lo que todos deber¨ªamos ser conscientes, yo incluido, es de que los coet¨¢neos solemos ser malos jueces del papel hist¨®rico de un pol¨ªtico. Nuestro trabajo consiste en narrar lo que hemos visto o comentar lo que pensamos, aunque sin olvidar que no escribimos la versi¨®n definitiva de la historia de nuestra ¨¦poca.
Recuerdo c¨®mo en mi juventud se dec¨ªa que Willy Brandt pasar¨ªa a la historia como un personaje importante. Fue un gigante de la pol¨ªtica alemana de posguerra, y b¨¢sicamente, el padre del actual SPD. Cre¨® una cultura pol¨ªtica que todav¨ªa repercute en la Alemania de nuestros d¨ªas.
Pero, ?realmente fue su ostpolitik [pol¨ªtica hacia el Este] un logro hist¨®rico, como se pensaba entonces? Yo no lo creo. En todo caso, retras¨® el proceso que desemboc¨® en la ca¨ªda del tel¨®n de acero y el Muro de Berl¨ªn 20 a?os despu¨¦s. A principios de la d¨¦cada de 1970, estos acontecimientos eran imprevisibles. La situaci¨®n econ¨®mica de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y Alemania Oriental era razonablemente buena, o al menos mucho mejor que en la d¨¦cada de 1980.
La ostpolitik de Brandt tuvo enormes repercusiones en la vida de la gente. Yo nac¨ª en el Oeste, y recuerdo el momento en que habl¨¦ por primera vez con un familiar del Este. Est¨¢bamos profundamente agradecidos al entonces canciller por haberlo hecho posible. Pero no fue el acontecimiento hist¨®rico que nos dijeron que ser¨ªa. La decisi¨®n de su sucesor, Helmut Schmidt, de permitir la instalaci¨®n de misiles estadounidenses de alcance medio en territorio alem¨¢n seguramente tuvo un efecto en la Uni¨®n Sovi¨¦tica mayor que todo lo ocurrido durante el mandato de Brandt.
M¨¢s tarde se proclam¨® a Helmut Kohl padre de la unificaci¨®n. En efecto, ¨¦l era el canciller en aquel momento, y fue quien dirigi¨® el proceso. Pero el gran logro hist¨®rico de entonces ¡ªtal como lo vemos hoy¡ª no parti¨® del Gobierno de Bonn, sino de los ciudadanos de Alemania Oriental.
Si Kohl desempe?¨® un papel hist¨®rico, probablemente no fue en el plano alem¨¢n, sino europeo. ?l fue el padre del euro. Sin embargo, todav¨ªa es demasiado pronto para emitir un juicio hist¨®rico. Si el euro llega a buen puerto y refuerza la unidad europea, aquello ser¨¢ considerado el comienzo. Si, como sospecho, acaba por dividir a los europeos, entonces la valoraci¨®n hist¨®rica ser¨¢ otra. Es demasiado pronto para saberlo, como dice el chiste sobre las consecuencias de la Revoluci¨®n francesa.
?Y qu¨¦ hay de Merkel? Sin lugar a dudas, todav¨ªa es demasiado pronto para un juicio hist¨®rico. Mi primer borrador de la historia la considera alguien que no ha sabido afrontar los problemas profundos, como los desequilibrios econ¨®micos subyacentes que originaron la crisis de la deuda soberana de la zona euro. Cuando decidi¨® abandonar la energ¨ªa nuclear, expuso al pa¨ªs a una dependencia excesiva del carb¨®n alem¨¢n y el gas ruso, una decisi¨®n que contribuy¨® directamente a que Alemania no lograra cumplir los objetivos acordados en materia de gases de efecto invernadero.
Pero reconozco que es perfectamente posible que la historia sea m¨¢s ben¨¦vola con ella que yo. No creo que a los futuros historiadores les importe mucho su longevidad pol¨ªtica ni su capacidad para derrotar a los machos alfa de su partido. Puede que consideren su decisi¨®n de abrir las fronteras alemanas a los emigrantes en 2015 como un punto de inflexi¨®n para Europa. Tal vez juzguen su diplomacia amistosa con China como el inicio de la alianza estrat¨¦gica m¨¢s decisiva del siglo XXI ¡ªla del pa¨ªs asi¨¢tico con la Uni¨®n Europea¡ª, si es que esta llega a producirse. No estoy seguro de que eso vaya a ocurrir, pero tengo que reconocer que cosas mucho m¨¢s raras han pasado a lo largo de mi vida.
En resumidas cuentas, no sabemos lo que pensar¨¢ la gente en el futuro porque sus valoraciones tendr¨¢n lugar en el contexto de una historia que todav¨ªa est¨¢ por suceder. Si vive en un mundo devastado por el cambio clim¨¢tico, mirar¨¢ con ojos cr¨ªticos a los Gobiernos de nuestra ¨¦poca, el de Merkel incluido. Si resurgen las tensiones del euro, apuntar¨¢ a 2012 como el momento en el que la entonces canciller no supo ver una oportunidad hist¨®rica, y en lugar de ello opt¨® por posponer el problema.
Tanto el futuro como el juicio futuro del presente dependen del camino que elijamos. Y por esa raz¨®n, los humildes escritorzuelos de nuestros d¨ªas deber¨ªamos limitarnos a un primer borrador. Es un noble cometido.
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