El que tenga visiones, que vaya al m¨¦dico
La vieja sugerencia de Helmut Schmidt parece en l¨ªnea con la filosof¨ªa pol¨ªtica de Scholz; ojal¨¢ sepa encontrar el punto exacto de una ambici¨®n elevadora y eficaz
Aquellos que tienen visiones deber¨ªan ir a ver a un m¨¦dico, dijo alguna vez Helmut Schmidt, canciller socialdem¨®crata de Alemania entre 1974 y 1982. La sugerencia parece bastante en l¨ªnea con la filosof¨ªa pol¨ªtica del nuevo l¨ªder del Gobierno alem¨¢n, Olaf Scholz, tambi¨¦n del SPD. Pragmatismo, sobriedad, l¨®gicas de avance por incrementos m¨¢s que por saltos parecen ser los rasgos de referencia en la pol¨ªtica de la primera potencia europea. Eran propios de Merkel, lo son de Scholz. Puede que estos valores sean tan centrales en Alemania como consecuencia de un acumulado de circunstancias culturales e hist¨®ricas, y muy especialmente de los dram¨¢ticos acontecimientos del siglo XX. Es razonable considerar que no le han dado malos resultados en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
Scholz se reuni¨® este viernes en Par¨ªs con Emmanuel Macron en la habitual primera visita en el exterior de un canciller alem¨¢n reci¨¦n instalado. El presidente franc¨¦s encarna la mayor propensi¨®n de la pol¨ªtica francesa a las grandes visiones. Al margen de la salada referencia de Schmidt, en algunas ocasiones ¡ªescasas, pero importantes¡ª grandes visiones acertadas y difundidas con una ret¨®rica inspiradora tienen una fuerza elevadora extraordinaria.
Hoy, como siempre, el desarrollo de la Uni¨®n Europea depende en gran medida del punto de encuentro entre las distintas aproximaciones al proyecto com¨²n de Berl¨ªn y Par¨ªs. ?Cu¨¢les son las perspectivas?
Muchas son las inc¨®gnitas, empezando por si Macron seguir¨¢ en el cargo despu¨¦s de las presidenciales de primavera. Pero es posible esbozar algunas consideraciones.
En cuanto a la posici¨®n global de la UE, hay algunas se?ales prometedoras. En Par¨ªs, Scholz subray¨® su voluntad de trabajar para reforzar la ¡°soberan¨ªa europea¡±, concepto bastante cercano a la ¡°autonom¨ªa estrat¨¦gica¡± de la UE que predica desde hace tiempo Macron. No quedan para nada volatilizadas las discrepancias, sobre todo en materia de desarrollo de una capacidad de defensa en el per¨ªmetro de la UE. Pero se detectan se?ales en una direcci¨®n de avance, por ejemplo en la voluntad declarada de la nueva coalici¨®n tripartita alemana de ¡°europeizar¡± la relaci¨®n con China, lo que parece abrir una distancia de la aproximaci¨®n de Merkel, muy bilateral, muy apegada al Wandel Durch Handel, cambio a trav¨¦s del comercio, que la realidad ha desmentido patentemente.
En cuanto a la reforma del pacto de estabilidad y crecimiento de la eurozona, es evidente que el camino es arduo. El nombramiento del liberal Lindner para el cargo de ministro de Finanzas ha provocado temores en ¨¢mbitos partidarios de reformas que flexibilicen el pacto. Pero debe observarse que en sus primeras declaraciones el ministro ha considerado que si la estabilidad es ¡°recomendable¡±, su Gobierno est¨¢ comprometido con ¡°permitir que se desaten inversiones que mejoren la competitividad¡±. Klaus Regling, director del Mecanismo Europeo de Estabilidad, ha dicho que el objetivo de deuda al 60% ya no es relevante.
Se entrev¨¦, pues, una zona de aterrizaje y Macron cuenta con un gran aliado para avanzar en la flexibilizaci¨®n en Roma: Mario Draghi. Pocas cosas mejores se pueden desear a la UE, o a una persona querida, que sepa hallar un equilibrio f¨¦rtil entre ambici¨®n elevadora y pragmatismo eficaz.
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