La soledad de la pol¨ªtica espa?ola
Una mirada comparativa sugiere que Espa?a sufre la trinchera pol¨ªtica m¨¢s da?ina de la zona central y occidental de la UE
La pol¨ªtica europea es cada vez m¨¢s un baile de coaliciones, y las ¨²ltimas semanas han alumbrado danzas de alto voltaje. Comparar los movimientos de los bailarines de cada pa¨ªs, mapear las trincheras que los condicionan, propicia varias consideraciones. Una de ellas es la situaci¨®n realmente peculiar de la pol¨ªtica espa?ola, que sufre una apertura en canal en el centro del hemiciclo sin igual en pa¨ªses comparables de la parte central y occidental de la UE. Veamos.
El principal movimiento reciente es el acuerdo alcanzado la semana pasada para conformar una coalici¨®n tripartita en Alemania entre socialdem¨®cratas, verdes y liberales. Se trata de un experimento pol¨ªtico novedoso e interesante. Al margen de fanfarrias y esperanzas partidistas, solo el tiempo permitir¨¢ juzgar su eficacia, su capacidad de reaccionar a los problemas contempor¨¢neos. Pero, de entrada, es admirable el pragmatismo de la negociaci¨®n, la serena convergencia de idearios. En Alemania, como es notorio, la ¨²nica trinchera relevante es la que acorrala a la ultraderecha, y en el resto del espectro hay una fluidez de relaciones pol¨ªticas muy ¨²til para tiempos como el nuestro.
Tambi¨¦n la semana pasada, en Rumania, el Parlamento aprob¨® tras meses de bloqueo una coalici¨®n de Gobierno liderada por una formaci¨®n conservadora-liberal y otra socialdem¨®crata. Otro caso, pues, en el que se registra una fluidez de relaci¨®n alrededor del eje central del hemiciclo. En Portugal, el moderado Rui Rio ha ganado las primarias del principal partido conservador frente a un candidato con tesis m¨¢s duras. Rui Rio es un pol¨ªtico que rechaza colaborar con la ultraderecha local ¡ªChega¡ª y est¨¢ abierto a una actitud colaborativa con los socialistas.
Esta semana, tras un accidentado camino, la socialista Magdalena Andersson logr¨® asentarse como presidenta del Gobierno en Suecia, sucediendo a su compa?ero Stefan L?fven. En el caso sueco, la mec¨¢nica no ha sido fluida, pero cabe notar que si los socialistas est¨¢n en el poder en esta legislatura es porque tras las elecciones de 2018 forjaron un pacto con el Partido de Centro y el Liberal, que hab¨ªan concurrido a los comicios aliados con otras dos formaciones de ¨¢mbito conservador.
En Italia, mientras, prosigue el camino de un amplio Gobierno de unidad nacional presidido por Mario Draghi y apoyado por todo el hemiciclo salvo Hermanos de Italia. En Francia, el Gobierno de Emmanuel Macron re¨²ne figuras de distintas sensibilidades, desde conservadores con distintas gradaciones como G¨¦rald Darmanin, Jean Castex y Bruno Le Maire a otros de ¨¢rea socialista como Jean-Yves Le Drian o Florence Parly. En el Benelux y en Austria son comunes coaliciones de distintos tipos, por lo que tampoco se detecta un gran foso en el centro del hemiciclo.
En Espa?a tambi¨¦n se han registrado ¨²ltimamente notables avances a trav¨¦s de complicadas negociaciones entre partidos. Once formaciones aprobaron en el Congreso los Presupuestos a finales de noviembre, un hito de convergencia pol¨ªtica no desde?able. Sin embargo, como es notorio, en Espa?a hay un brutal corte en medio del eje derecha-izquierda que resulta casi infranqueable y afecta no solo la gesti¨®n pol¨ªtica ordinaria, sino tambi¨¦n el funcionamiento de las instituciones. Ha habido muy ocasionales episodios de convergencia ¡ªIngreso M¨ªnimo Vital, sin ning¨²n voto en contra; apoyo de Ciudadanos a la ley de eutanasia¡ª y la especialmente sensible ordenaci¨®n territorial del pa¨ªs a veces dejan en segundo plano el eje izquierda-derecha. Pero es evidente que, al margen de excepciones circunstanciales, el bloqueo entre partidos de implantaci¨®n nacional de las dos ¨¢reas es estructural.
En Europa abundan sistemas pol¨ªticos disfuncionales. Pa¨ªses Bajos lleva nueve meses intentando conformar un Gobierno, B¨¦lgica tarda a menudo m¨¢s todav¨ªa, Italia dif¨ªcilmente puede considerarse un modelo de eficiencia, y sigue un largo etc¨¦tera. Pero Espa?a destaca para mal en el mapeado de trincheras europeas. El bibloquismo es un modelo igual de leg¨ªtimo y potencialmente igual de eficaz que otros, pero su interpretaci¨®n exasperada conduce al obstruccionismo irracional, a la infertilidad del hacer y deshacer constante seg¨²n los ciclos, al debilitamiento de las instituciones y de las pol¨ªticas de Estado, a la corrosi¨®n de la convivencia. Un lastre pesado, y frustrante, por evitable.
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