Mi abuela y sus v¨ªdeos
Los lectores escriben sobre el ocio de los mayores, el reciclaje, el mal ejemplo que dan los futbolistas y el cine del Oeste
Me resulta muy curioso c¨®mo se habla de nuestros mayores y la tecnolog¨ªa actual. Pero m¨¢s curioso a¨²n, la relaci¨®n de los m¨¢s mayores con tecnolog¨ªa del pasado. El otro d¨ªa visit¨¦ a mi abuela materna. De su casa, siempre me ha sorprendido la cantidad de cintas de v¨ªdeo regrabables que hay por todas partes. Y es que mi abuela, para no perderse ninguna de sus telenovelas, tiene en su casa cuatro televisores y cuatro v¨ªdeos del a?o catap¨²n donde graba cada programa que le interesa con un m¨¦todo infalible y una habilidad para programar que muchos querr¨ªan. Yo le coment¨¦ que pod¨ªa ver las cosas por internet (tiene una tableta, aunque no sabe usarla), que solo con descargar un par de aplicaciones y pagar un par de suscripciones, podr¨ªa acceder a todas sus telenovelas cuando quisiera. Pero lleg¨® el momento de poner el v¨ªdeo a grabar y me qued¨¦ fascinada con su dominio y destreza. ?Qui¨¦n soy yo para quitarle esa vida que le da estar pendiente de la tecnolog¨ªa que ella maneja? Nadie.
Susana Garc¨ªa Dorta. G¨¹¨ªmar (Santa Cruz de Tenerife)
Se nos escapa de las manos
Llevamos bolsas de tela al supermercado. Reciclamos en nuestras casas. Utilizamos el transporte p¨²blico o vamos a trabajar en bicicleta. Intentamos comprar productos de proximidad. Tambi¨¦n reutilizamos los envases. En definitiva, ponemos nuestro granito de arena en la lucha contra el cambio clim¨¢tico d¨ªa tras d¨ªa. Sin embargo, mientras la gente de a pie nos esforzamos en generar el menor n¨²mero de residuos posible, las industrias m¨¢s contaminantes del mundo no contemplan replantear sus modelos. Por mucho que lo intentemos, la lucha contra el cambio clim¨¢tico no est¨¢ en nuestras manos. Hacen falta cambios estructurales en el funcionamiento de nuestra econom¨ªa y en el pensamiento de nuestra sociedad.
Norah Jim¨¦nez Mart¨ªn. Palafolls (Barcelona)
Den ejemplo
Me decepcionan los intentos de enga?o que reiteradamente practican decenas de futbolistas de ¨¦lite. Simulan ca¨ªdas, lesiones y dolor, confundiendo y perturbando el esp¨ªritu de honestidad que rige en cualquier deporte. Se dice que es deporte de pillos, pero el f¨²tbol que se aprend¨ªa en las calles ya no es el que hoy se practica en impecables estadios con millones de testigos globales, que tambi¨¦n presencian las tretas de sus protagonistas. Les pido que abandonen el enga?o y la pol¨¦mica y que se centren en ofrecer lo mejor de su bien pagado trabajo; as¨ª dar¨¢n ejemplo a quienes pretenden emularlos.
?ngel Andr¨¦s Villuendas. Barcelona
Valores de cine
El otro d¨ªa qued¨¦ con un amigo y, cosas de la vida, acabamos hablando con cierta nostalgia del cine del Oeste cl¨¢sico y, en particular, del de John Ford. En realidad, no nos refer¨ªamos tanto a su cine como lo que se lee entre l¨ªneas; los valores de anta?o: el bien, la justicia, la nobleza, la belleza, la virtud¡ T¨¦rminos que, tristemente, han ca¨ªdo en el m¨¢s absoluto desuso. Por este motivo, quisiera proponer una revisi¨®n de estos cl¨¢sicos y, con ello, repensar la moral actual imperante. Estoy seguro de que todos nos podemos sentir identificados con los protagonistas de esas historias ubicadas en un salvaje Oeste que parece menos salvaje que nunca, comparado con los tiempos que nos han tocado vivir. Volvamos a Ford.
??igo Canosa Rabad¨¢n. Madrid
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