La mediocridad por bandera
Los lectores escriben de la calidad humana de quienes nos rodean, de la actitud de la Iglesia ante la pederastia, las mascarillas obligatorias y la clase pol¨ªtica
En esta vida vamos a encontrarnos con un n¨²mero impensable de personas, unas mejores y otras no tan buenas. El problema est¨¢ en estas ¨²ltimas, cuando este tipo de gente tiene cargos de poder. Se creen que poseen una autoridad superior por una jerarqu¨ªa sin sentido que ni siquiera saben defender. Eres consciente de sus incongruencias, de sus irracionalidades, de cada error que cometen y no aceptan, en fin, de su mediocridad, porque a pesar de saber que son p¨¦simos, no dejan su cargo ni con agua hirviendo, aunque eso signifique destruir un proyecto, una empresa, un sue?o. Contra ese tipo de personas s¨®lo podemos defendernos de una manera: demostr¨¢ndoles con hechos que el esfuerzo, la dedicaci¨®n y sobre todo las ganas de hacer bien las cosas merecen la pena. Ellos seguramente nunca aprender¨¢n, no tienen remedio, pero nosotros, queridos lectores, debemos continuar y nunca, pase lo que pase, descender a su nivel.
Ana¨ªs Albertos. Valencia
Diferencia de criterios
Independientemente de la gravedad, veraz y repugnante, de los abusos a menores por parte de algunos miembros de la Iglesia cat¨®lica, destaca la situaci¨®n de enfrentamiento con los medios que lo difunden, el oscurantismo, obstruccionismo, intento de ocultaci¨®n, el da?o sin remedio a esa iglesia que ha perdido gran parte de sus fieles. Todo ello con la caracter¨ªstica prepotencia de la Iglesia cat¨®lica, que se siente por encima de lo mundano, del bien y del mal y con derecho a ser juzgado s¨®lo por su Dios, siendo ellos muy tendentes a juzgar sin descanso la vida de una sociedad laica. Al margen de lo descrito, ambos, el peri¨®dico y ellos forman parte de las ¨¦lites. Tienen voz. Ocupan el espacio p¨²blico aunque tengan objetivos diametralmente opuestos. Situaci¨®n de la que no disfrutan la mayor¨ªa de v¨ªctimas similares o iguales que malviven en los m¨¢rgenes que alcanza el inter¨¦s y la vista de todas las ¨¦lites.
Jos¨¦ Rivas S¨¢nchez. Madrid
Mascarillas obligatorias otra vez
Soy una ciudadana de 53 a?os. Sigo las normas que se han ido imponiendo a lo largo de esta pandemia. Entiendo las razones que llevan a nuestros dirigentes a tomarse en serio la variante ¨®micron. Pero perd¨®nenme si esta vez sus propuestas me llevan a una profunda rabia. La medida estrella para paliar el avance de la covid-19 es ?imponer la mascarilla obligatoria en el exterior? Pero ?y disminuir los aforos en los locales de hosteler¨ªa?, ?y facilitar el teletrabajo?, ?y restringir algunos eventos multitudinarios? No, todo eso no es necesario. Lo siento, pero se ha acabado mi paciencia ante la irracionalidad y el poner por delante los intereses de unos pocos sobre los de muchos.
Mar¨ªa Avello. Gij¨®n
Derecha despectiva, izquierda arrogante
Si la derecha se jactaba de la buena educaci¨®n y las buenas formas. Si la izquierda presum¨ªa de humildad y visi¨®n colectiva; ?por qu¨¦ en tiempos de zozobra no vuelven a sus or¨ªgenes para enderezar el rumbo y reorganizar sus principios e ideas? Tal vez, precisamente, sea por eso; han perdido en parte la buena educaci¨®n, las buenas formas, la humildad y la visi¨®n colectiva.
Ram¨®n Puchades Rinc¨®n de Arellano. Valencia
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