El imperecedero legado de Desmond Tutu
Biden declara ahora que la desaparici¨®n de Tutu le ha ¡°roto¡± el coraz¨®n y, nunca es tarde, ensalza ¡°el poder de su mensaje de justicia, de verdad y de reconciliaci¨®n¡±
Ha fallecido, el pasado domingo 26, el gran Desmond Tutu. Grande, en un pa¨ªs, Sud¨¢frica, que alberga otro gigante, su amigo Nelson Mandela. Figuras ejemplares que surgen de naciones que han sufrido el dolor extremo de la opresi¨®n. Sin Tutu, Mandela no habr¨ªa sabido reconciliar, como lo hizo, con el apoyo de la iglesia anglicana, a los creyentes surafricanos, negros y blancos, y establecer lazos entre ellos. A partir del desmantelamiento del tenebroso sistema del apartheid, en los a?os noventa, ambos supieron encontrar y tirar del hilo reconstructor de una sociedad extenuada, al borde de la desaparici¨®n; Tutu acu?¨® el proyecto de una ¡°naci¨®n arco iris¡±, multicolor, y Mandela, por su parte, integr¨® ese concepto en el l¨¦xico de los partidos pol¨ªticos. Cuando puso en pr¨¢ctica el proceso de justicia transicional, creando la Comisi¨®n de la Verdad y la Reconciliaci¨®n, el presidente Mandela pidi¨® a Tutu abrir el camino del di¨¢logo entre las v¨ªctimas y los torturadores y asesinos durante la ¨¦poca del apartheid, bajo la consigna imperturbable de conocer la verdad, primero, reconocerla, despu¨¦s, para poder perdonar. No hay otro remedio, dec¨ªa Tutu, si se quiere desactivar el impulso de la venganza. Porque impedir la expresi¨®n de la verdad hist¨®rica es otra forma de enterrar la memoria de las v¨ªctimas, nublar la dignidad y la fortaleza del pa¨ªs.
Desmond Tutu pose¨ªa un semblante m¨¢s revolucionario que su amigo Mandela porque fue un militante libre de la sociedad civil. El arzobispo anglicano no hac¨ªa concesiones. Enemigo de la corrupci¨®n, se opuso frontalmente a la decisi¨®n del presidente cuando rechaz¨® crear una comisi¨®n para investigar los casos de enriquecimiento de las nuevas ¨¦lites que dirig¨ªan su partido, el Congreso Nacional Africano. Del mismo modo, se enfrent¨® a las guerras intertribales y abog¨®, con el mismo convencimiento irreductible, por un Estado de derecho moderno y respetuoso de la identidad de cada grupo humano en su seno, sin dar margen tampoco al racismo inverso, que nace impulsivamente del racismo opresor. Tutu guardaba tambi¨¦n una dimensi¨®n feminista, defendiendo la capacidad de las mujeres de gobernar sin imitar la relaci¨®n de dominaci¨®n tradicional de los hombres con el poder: pensaba en una sociedad de igualdad entre los g¨¦neros, y en ese contexto, la mujer contribuir¨¢ a crear una sociedad m¨¢s emancipada. No en vano, este hombre luchador fue merecedor del premio Nobel de la Paz en 1984, aunque no dej¨® de atraer el odio de los partidarios de un identitarismo de exclusi¨®n.
Durante la intervenci¨®n de EE UU y Reino Unido en Irak, en 2003, denunci¨® abiertamente a los presidentes Bush Jr. y Blair por violar el derecho internacional, provocar la muerte de decenas de miles de personas en nombre de la tenencia fantasma de ¡°armas de destrucci¨®n masiva¡±, e imponer un r¨¦gimen pol¨ªtico pro-americano. Joe Biden, presidente de EE UU, declara ahora que la desaparici¨®n de Tutu le ha ¡°roto¡± el coraz¨®n y, nunca es tarde, ensalza ¡°el poder de su mensaje de justicia, de verdad y de reconciliaci¨®n¡±.
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