Asalto a la raz¨®n
Si hay una c¨¢psula espacial para salvarse del meteorito, no duden qui¨¦n acabar¨¢ subido a ella
Quien salta fuera del sentido com¨²n parece un loco. No es el caso de Don¡¯t Look Up, de Adam McKay, donde el loco parece el que tiene el sentido com¨²n: el cient¨ªfico. Es el resumen de lo que es el trumpismo, un fen¨®meno nada local a juzgar por lo que vemos en Francia. Y es que hay algo profundamente estadounidense en ...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Quien salta fuera del sentido com¨²n parece un loco. No es el caso de Don¡¯t Look Up, de Adam McKay, donde el loco parece el que tiene el sentido com¨²n: el cient¨ªfico. Es el resumen de lo que es el trumpismo, un fen¨®meno nada local a juzgar por lo que vemos en Francia. Y es que hay algo profundamente estadounidense en la narrativa transf¨®bica dirigida a Brigitte Macron desde c¨ªrculos conspirativos cercanos a QAnon, tal y como sucedi¨® con Clinton y el Pizzagate. Es el mundo al rev¨¦s: el rumor ¡ªque Brigitte Macron naci¨® hombre¡ª alcanza centralidad en el debate p¨²blico, mientras hechos probados que alertan del cambio clim¨¢tico parecen cosas de activistas radicales. ?La raz¨®n? Prueben con la polarizaci¨®n pol¨ªtica: la forma en la que defendemos posturas en el espacio p¨²blico acaba provocando su tribalizaci¨®n. Pero esa palabra, ¡°polarizaci¨®n¡±, a veces denota una falsa equidistancia: mirar arriba o abajo tiene implicaciones muy distintas. Por eso es tan conmovedora la escena donde el cient¨ªfico exclama desesperado: ¡°Sabemos que el cometa existe porque lo vimos. Por el amor de Dios, ?si hasta le sacamos una puta foto!¡±. El lamento ante las c¨¢maras es angustioso. ¡°No tiene preparaci¨®n medi¨¢tica¡±, insisten, y es incapaz de contar lo que ocurre ¡°sin un relato¡±. Curiosamente, eso le hace parecer un loco.
En realidad, la peli nos dice que una democracia solo se sostiene bajo una arquitectura que permita un rastro de objetividad, un espacio donde estemos seguros de que, a pesar de las diferencias, todos hablamos el mismo lenguaje. Aunque podamos discutir sobre c¨®mo implementar pol¨ªticas p¨²blicas, debe haber un sentido de lo com¨²n, de lo que nos une. Y quien decide salirse de ah¨ª (afirmando, por ejemplo, que el virus no existe, como Bolsonaro) deber¨ªa parecernos un loco; o quien afirma impert¨¦rrito, como Trump, que beber lej¨ªa puede ayudar contra el virus; o como nuestro Torra, cuando dec¨ªa que Catalu?a padec¨ªa una crisis humanitaria. Por supuesto, sab¨ªa que no era cierto, pero le daba igual. El objetivo es saltar conscientemente fuera de la zona compartida porque eso fractura el sentido com¨²n, divide y da?a la convivencia, tribalizando a la sociedad. Esa es la cosecha.
Pero ver a Trump ahora reconociendo la eficacia de las vacunas y ser abucheado en sus propios m¨ªtines indica que solo le cabe doblegarse, esclavo de sus propias mentiras. El episodio muestra, sin embargo, que el populismo se ha endurecido. Si la tribu es capaz de abuchear al l¨ªder, es que ahora es mucho m¨¢s que un culto a la personalidad, como alertaba Janan Ganesh en el Financial Times: ¡°Es un credo con l¨ªneas rojas filos¨®ficas y casi teol¨®gicas¡±. El trumpismo podr¨¢, as¨ª, continuar sin Trump porque, al sobreexcitar las pasiones nacionales, estas cobran siempre vida propia, hasta perpetrar, por ejemplo, un asalto al Capitolio. Porque, si hay una c¨¢psula espacial para salvarse del meteorito, no duden qui¨¦n acabar¨¢ subido a ella¡