La taca?er¨ªa de los miembros de la OMS pone en riesgo la salud
Ante un presente dominado por el reto de derrotar la pandemia es necesario aumentar las contribuciones a la organizaci¨®n internacional que est¨¢ m¨¢s preparada para combatir las amenazas sanitarias
Parece mentira, pero es cierto: en plena crisis de la covid?19, los Estados miembros de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) todav¨ªa se preguntan si deben aumentar, y cu¨¢nto, su aportaci¨®n peri¨®dica a la organizaci¨®n, cuya labor sigue salvando vidas.
Algunos tal vez crean que la OMS est¨¢ bien financiada, pero no es as¨ª. La estructura presupuestaria actual de la OMS le dificulta cumplir la funci¨®n de ser el principal organismo de salud p¨²blica internacional, ya que menos del 20% de su presupuesto procede de esas aportaciones peri¨®dicas de los Estados miembros (llamadas ¡±contribuciones se?aladas¡±). El hecho de depender en gran medida de contribuciones voluntarias (de Estados miembros y otros aportantes) afecta seriamente a la capacidad de la OMS para cumplir sus funciones b¨¢sicas, la expone a presiones pol¨ªticas y desv¨ªa sus prioridades en favor de las preferencias de pa¨ªses concretos.
Es evidente la necesidad urgente de apoyar la tarea crucial de la OMS para superar la pandemia y alcanzar el objetivo de ¡°salud para todos¡±, lo mismo que el liderazgo indispensable de la organizaci¨®n en salud p¨²blica mundial. La OMS es el mecanismo de coordinaci¨®n global m¨¢s importante para la preparaci¨®n y la respuesta ante pandemias y otras amenazas sanitarias, y brinda a todos los pa¨ªses un servicio p¨²blico vital. Por eso es esencial que los Estados miembros apoyen las propuestas de un grupo de trabajo de la OMS para que se reforme el sistema de financiaci¨®n del organismo. Esas propuestas incluyen aumentar del 16% al 50% la proporci¨®n del presupuesto cubierta por las contribuciones se?aladas.
Mejorar la cantidad y la calidad de la provisi¨®n de financiaci¨®n a la OMS tiene que ser una prioridad mundial. Los Estados miembros no se cansan de recalcar la importancia de la OMS. Pero su capacidad de cumplir su mandato depende de lo bien que est¨¦ financiada. Y como se?alamos en un trabajo que realizamos para el Consejo sobre la Econom¨ªa de la Salud para Todos de la OMS, la financiaci¨®n no es neutral: el tipo de financiaci¨®n disponible afecta a la distribuci¨®n y, en definitiva, el resultado de las inversiones.
Fortalecer la OMS es la inversi¨®n sanitaria m¨¢s rentable. Se est¨¢ hablando de propuestas (como la del Panel Independiente de Alto Nivel del G-20 sobre la Financiaci¨®n de Bienes Comunes Globales para Preparaci¨®n y Respuesta a Pandemias) de destinar miles de millones de d¨®lares a la creaci¨®n y financiaci¨®n de nuevas instituciones sanitarias internacionales que no tienen apoyo pol¨ªtico garantizado (sobre todo en el Sur global). No hay ninguna raz¨®n l¨®gica para que los Estados miembros apuesten por proyectos nuevos que tal vez no reciban un alto nivel de apoyo, en vez de invertir en una organizaci¨®n que ya existe y que sin duda puede hacer m¨¢s si se la financia como es debido.
Es simple: la OMS es la que posee un mayor potencial para la solidaridad sanitaria global. Que sus socios (los 194 Estados miembros) le den financiaci¨®n fiable transformar¨ªa la cooperaci¨®n sanitaria global y demostrar¨ªa la eficacia de las soluciones multilaterales a los problemas internacionales.
Ha llegado la hora de pasar de las palabras a los hechos. Muchos Estados miembros llevan largo tiempo mostr¨¢ndose indiferentes a la necesidad de fortalecer la OMS o invertir en salud. No tendr¨ªa que haber sido as¨ª antes de la covid?19, y no tiene que seguir siendo as¨ª despu¨¦s de la pandemia.
Las vacilaciones y reticencias que nos trajeron a la situaci¨®n actual son muy diferentes del esp¨ªritu y la determinaci¨®n de hace medio siglo, cuando la humanidad super¨® obst¨¢culos en apariencia insalvables para ir a la Luna y volver. En dinero actual, la misi¨®n a la Luna del presidente John F. Kennedy cost¨® la cifra colosal de 283.000 millones de d¨®lares, y no hab¨ªa ninguna garant¨ªa de ¨¦xito. Pero al final result¨® exitosa, y en el proceso cataliz¨® innovaciones en diversos sectores, que con el tiempo dieron al mundo tel¨¦fonos con c¨¢mara, mejoras en el aislamiento t¨¦rmico de los hogares y la moderna industria del software.
Dicho de otro modo, el proyecto lunar de Kennedy impuls¨® el dinamismo econ¨®mico y el crecimiento por medio de la innovaci¨®n orientada a la misi¨®n. En comparaci¨®n, la propuesta de financiaci¨®n actual apenas costar¨ªa a los 194 Estados miembros de la OMS 1.200 millones de d¨®lares al a?o, con la certeza de fortalecer en gran medida la eficacia de la organizaci¨®n (creemos que en realidad tendr¨ªa que ser m¨¢s).
La misi¨®n del presente tiene que ser ¡°salud para todos¡±. En lo inmediato, eso implica garantizar que las vacunas contra la covid?19 est¨¦n al alcance de todo el mundo. Pero que los Estados miembros de la OMS financien una organizaci¨®n que ya tienen para que pueda hacer su trabajo no es una misi¨®n a la Luna, es puro sentido com¨²n: la OMS salva las vidas de sus habitantes. Ya tenemos soluciones muy econ¨®micas, pr¨¢cticas y sencillas para la salud p¨²blica mundial, incluida la financiaci¨®n de bienes comunes sanitarios; lo que ahora necesitamos es una peque?a parte de la ambici¨®n pol¨ªtica que alguna vez tuvimos.
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