Los juegos del miedo en Colombia
Hay que destetar al pa¨ªs del uribismo para poder crecer. Esa derecha cada vez m¨¢s rancia nos ha vuelto temerosos de los cambios
En Colombia el miedo ha sido un elector nefasto. Por miedo a que ganara las elecciones Gustavo Petro, -el izquierdista que asusta al statu quo pese a que usa zapatos de Ferragamo-, los colombianos votaron, hace cuatro a?os, por un advenedizo que fue Iv¨¢n Duque, el candidato del expresidente ?lvaro Uribe. La vuelta les sali¨® mal porque cuatro a?os despu¨¦s, el descontento con el uribismo es mucho mayor que el miedo a Petro. Ahora, seg¨²n las encuestas, Petro vuelve a estar en la baraja y puntea en los sondeos.
Hoy el miedo que m¨¢s pesa es el que siente el uribismo, esa gran teta que ha amamantado a la derecha colombiana desde el 2002.
Uribe y su poderosa camarilla tienen miedo de ser derrotados en las urnas y de perder el poder y sus privilegios. No se equivocan. Razones sobran para que est¨¦n as¨ª de asustados. Tras casi 16 a?os en el poder, Uribe el expresidente infatigable, el que resist¨ªa todo sin que le hiciera mella a su popularidad, se ha quedado sin tefl¨®n. Su desaprobaci¨®n, seg¨²n una ¨²ltima encuesta de Gallup, es de casi el 70%. Su partido Centro democr¨¢tico, que no es ni de Centro ni Democr¨¢tico, puede perder varios esca?os en las elecciones al congreso y Oscar Ivan Zuluaga, el anodino candidato presidencial escogido a dedo por el expresidente Uribe, ni siquiera despega en su cuenta de TikTok.
A este cuadro se le agrega el desprestigio del Gobierno de Iv¨¢n Duque, su pupilo. Duque ha sido un mandatario impopular desde el inicio de su Gobierno con una desaprobaci¨®n cr¨®nica. Nunca pudo conectarse con el pa¨ªs real y sus interlocutores fueron siempre los grandes empresarios y los banqueros, a los que favoreci¨® generosamente en la pandemia. No se dio cuenta de que esta defensa abyecta de los privilegios en una democracia con uno de los ¨ªndices de desigualdad m¨¢s altos del mundo era una afrenta y sigui¨® su fest¨ªn. Su falta de empat¨ªa, sus derroches en medio de las penurias, indignaron a los colombianos y produjeron un estallido social que empuj¨® a las calles a muchos j¨®venes a pedir cambios de caras, de lenguaje y de ideas.
No obstante, no hay que menospreciar el poder del uribismo para quedarse al frente, as¨ª el pa¨ªs tenga ganas de destetarse.
El uribismo ha logrado en estos a?os apoderarse de los organismos de control y ponerlos al servicio de sus intereses como ning¨²n otro movimiento pol¨ªtico en Colombia. Eso les ha permitido maniobrar a su favor casos como el que tiene en la fiscal¨ªa el expresidente ?lvaro Uribe por el delito de manipulaci¨®n de testigos. Si los derrotan, perder¨ªan esa impunidad que se ha fraguado y dejar¨ªan de ser intocables. Semejante privilegio no se lo van a dejar quitar en unas elecciones.
El uribismo controla tambi¨¦n la polic¨ªa y el Ej¨¦rcito, dos instituciones que se han convertido en el centro de su proselitismo y que est¨¢n politizadas hasta los tu¨¦tanos; adem¨¢s cuenta con el apoyo de los clanes mafiosos de las regiones que son los que siempre definen las elecciones para presidente porque son los que compran los votos.
Toda esta maquinaria amasada luego de tantos a?os en el poder, va a ser puesta al servicio de sus intereses para evitar la derrota.
El uribismo no solo es un partido pol¨ªtico hecho a imagen y semejanza de su l¨ªder indiscutible, el expresidente Uribe. Es tambi¨¦n una forma de pensar a Colombia que se inspira cada vez m¨¢s en el populismo de Donald Trump y que agrupa a una poderosa coalici¨®n de derecha que se ha ido radicalizando con el tiempo de la mano de la corrupci¨®n y de las mafias regionales que han capturado al estado con sus camarillas.
Esta derecha radicalizada no quiere perder ni sus privilegios ni el control sobre los centros de poder, y va a hacer todo lo que est¨¦ a su alcance para imponerse en estas elecciones. Y por eso, solo por eso, estos comicios pueden convertirse en los m¨¢s corruptos de la historia de Colombia.
Hay que destetar al pa¨ªs del uribismo para poder crecer. Esa derecha cada vez m¨¢s rancia nos ha vuelto m¨¢s asustadizos y temerosos de los cambios. Nos inculcaron la mentira de que era bueno cultivar el miedo al cambio porque preven¨ªa el populismo. Sin embargo, hoy el uribismo ha instalado en el poder un populismo de derecha radical que tiene en jaque a nuestra d¨¦bil democracia.
Este a?o debemos votar a conciencia. Hay que encontrar nuevas formas de alimentar nuestro intelecto distintas al odio, al temor, antes de que nuestra conciencia cr¨ªtica deje de funcionar por falta de uso. La pol¨ªtica no puede seguir siendo tan est¨²pida y tan lamentable.
Nosotros, los que no somos uribistas y vamos a votar por un cambio, tambi¨¦n tenemos miedo. Mi gran miedo es que en Colombia pase de todo este a?o pero nada cambie. As¨ª funcionan los juegos del miedo en Colombia.
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