Las quejas de un nativo
La condici¨®n de los negros en EE UU no ha variado mucho desde que, hace 67 a?os, James Baldwin publicara ¡®Notes of a native son¡¯, pero el racismo no ha sido superado tampoco en otras partes del mundo
Hace de esto muchos a?os, cerca de 50, entrevist¨¦ a James Baldwin para la revista Primera Plana de Buenos Aires; cuando le¨ª el art¨ªculo casi me muero de verg¨¹enza. Me promet¨ª a m¨ª mismo no entrevistar nunca m¨¢s a ning¨²n escritor del que no hubiera le¨ªdo algo, como hab¨ªa hecho irresponsablemente con Baldwin. Y, en castigo, decid¨ª leer las obras completas ¡ªnovelas y ensayos¡ª de este escritor norteamericano. De este modo, consegu¨ª leer a uno de los mejores escritores de Estados Unidos ¡ªun cr¨ªti...
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Hace de esto muchos a?os, cerca de 50, entrevist¨¦ a James Baldwin para la revista Primera Plana de Buenos Aires; cuando le¨ª el art¨ªculo casi me muero de verg¨¹enza. Me promet¨ª a m¨ª mismo no entrevistar nunca m¨¢s a ning¨²n escritor del que no hubiera le¨ªdo algo, como hab¨ªa hecho irresponsablemente con Baldwin. Y, en castigo, decid¨ª leer las obras completas ¡ªnovelas y ensayos¡ª de este escritor norteamericano. De este modo, consegu¨ª leer a uno de los mejores escritores de Estados Unidos ¡ªun cr¨ªtico feroz de su pa¨ªs¡ª, al que no pongo a la altura de Faulkner, ni acaso de Hemingway, sino inmediatamente despu¨¦s, entre los grandes narradores y cr¨ªticos que, adem¨¢s de aquellos, ha producido esa tierra. Fue un cr¨ªtico acerbo de su propia sociedad, sobre todo en funci¨®n del ¡°problema negro¡±, y vivi¨® muchos a?os en Francia, pero estaba obsesionado con aquel tema, pues en todos esos a?os de exilio sigui¨® escribiendo sobre su pa¨ªs. Creo que su mejor novela es Another country, situada en Nueva York, donde se describe con mucho talento una relaci¨®n amorosa entre una negra y un blanco, que el narrador de la novela favorece. Esta semana, que estuve en Miami, compr¨¦ en la librer¨ªa de Books & Books una nueva edici¨®n de Notes of a native son, que apareci¨® por primera vez en 1955. Este libro me llev¨® a averiguar si hab¨ªa en Estados Unidos una asociaci¨®n de matrimonios interraciales y exist¨ªan por lo menos dos, que ten¨ªan a muchas parejas de miembros.
Las mejores p¨¢ginas del libro est¨¢n dedicadas a los diez d¨ªas que el autor pas¨® en una c¨¢rcel de Par¨ªs, por el robo involuntario de una frazada que muy ingenuamente coloc¨® en la cama del hotelito donde dorm¨ªa. Hay, en las soberbias p¨¢ginas de ese espl¨¦ndido reportaje, una especie de toma de conciencia de que las terribles cr¨ªticas contra Estados Unidos de la primera parte, sobre el negro norteamericano y el racismo blanco, eran algo exageradas porque, si no fuera as¨ª, en esos diez d¨ªas de horror el autor no echar¨ªa de menos Nueva York. Las duras palabras de la primera parte sobre el ¡°negro¡± norteamericano y su degradaci¨®n debido al racismo blanco, eran excesivas, pues en Nueva York sus ¡°experiencias¡± le hubieran permitido actuar mejor. Todo el texto es excelente: los detalles, sobre todo, y la suave iron¨ªa con que est¨¢ escrito, apart¨¢ndose de s¨ª mismo para poder opinar con m¨¢s independencia sobre su propia situaci¨®n. Descubrir que no solo en Estados Unidos, sino en la propia Francia ¡ªla tierra de la libertad¡ª, el racismo estaba presente, fue una dura prueba y James Baldwin lo reconoce as¨ª.
?Est¨¢n mejor las cosas para los negros en los Estados Unidos de hoy? Desde luego. Ahora nadie se atrever¨ªa en Am¨¦rica del Norte, incluso en el Sur del pa¨ªs, a despachar a un negro con el argumento de que ¡°aqu¨ª no se sirve comida ni bebidas a la gente de color¡±, que es lo que James Baldwin oy¨® muchas veces en su tierra, en bares y restaurantes. Hoy las mejores universidades dan becas y reservan lugares para este sector social ¡ªBarack Obama y su mujer no hubieran podido entrar en Harvard de otro modo¡ª y las dos C¨¢maras del Congreso tienen una buena cantidad de negros en los esca?os, as¨ª como hay pr¨®speros industriales y algunos hombres de fortuna de color. Por ejemplo, entre todos los billonarios del pa¨ªs figuran seis negros, lo que significa que cada uno de ellos representa por lo menos mil millones de d¨®lares.
Pero la condici¨®n de los negros en general no ha variado mucho desde la ¨¦poca que describe Baldwin en este libro, aparecido, repito, en 1955, es decir, hace 67 a?os. Basta ver por las calles de las grandes ciudades, Nueva York o Chicago por ejemplo, a los negros ejerciendo los oficios m¨¢s humildes, como recoger basuras por las calles, para saber que no muchas cosas han cambiado desde entonces. La pregunta es: ?por qu¨¦ tantos millones de latinoamericanos quisieran trabajar all¨ª, en vez de quedarse en sus propios pa¨ªses? Cada d¨ªa vemos que no es nada f¨¢cil ingresar a territorio norteamericano; Donald Trump hablaba de construir una frontera electrificada para contenerlos, que pagar¨ªa el propio M¨¦xico, operaci¨®n que Joe Biden ha suspendido, por supuesto, entre otras cosas porque ser¨ªa pr¨¢cticamente in¨²til: nada detiene a la inmigraci¨®n, como es sabido, y conviene que no solo Estados Unidos, tambi¨¦n Europa occidental lo entienda as¨ª.
?Por qu¨¦, entonces, tantos millones de latinoamericanos quisieran tener trabajo all¨¢ en Estados Unidos? ?Para hacerse millonarios? No. Creo que la inmensa mayor¨ªa de ellos, para alcanzar un tipo de respeto y soltura en el futuro propio y de sus hijos que jam¨¢s alcanzar¨ªan en sus propios pa¨ªses, donde la idea de ser un ¡°cholito¡±, es decir, alguien que la minor¨ªa blanca considera racialmente inferior, no lo permitir¨ªa, aunque llegara a tener mucho dinero, algo que, por lo dem¨¢s, es infrecuente. Este tipo de consideraci¨®n, de personer¨ªa en las actividades sociales, es lo que los latinos sue?an con alcanzar, aparte de una estabilidad en el trabajo que muy raramente tienen en sus propios pa¨ªses, debido a los vaivenes de las econom¨ªas subdesarrolladas. Cre¨ªamos que Chile hab¨ªa superado esta etapa y todo lo que ocurre all¨ª pol¨ªticamente nos dice que se trataba de un espejismo, no de una realidad.
Por otra parte, todas las estad¨ªsticas a que nos tienen acostumbrados los soci¨®logos nos hacen saber que si los pa¨ªses m¨¢s pr¨®speros quieren mantener sus altos niveles de vida ¡ªahora algo afectados por el coronavirus¡ª deben recurrir a la inmigraci¨®n. Por eso ser¨ªa bueno que este t¨¦rmino dejara de provocar el espanto que es frecuente y que los pa¨ªses europeos y norteamericanos se pusieran a plantearse la manera m¨¢s funcional y realista de facilitar este tr¨¢nsito humano.
James Baldwin naci¨® en Harlem, en una familia muy religiosa, y estaba llamado por su entorno a ser un pastor. Lleg¨® a prepararse para ello y pronunci¨® algunos sermones, pero su destino y su propia voluntad ten¨ªan que ver mucho m¨¢s con la literatura que con la religi¨®n. Y as¨ª lleg¨® a ser uno de los mejores escritores de nuestra ¨¦poca. Y aunque no lo diga este libro autobiogr¨¢fico, vivi¨® muchos a?os en Europa, creyendo, el muy ingenuo, que aqu¨ª en el viejo continente el racismo hab¨ªa sido superado. Descubri¨® ¨¦l mismo que no era as¨ª, en un peque?o pueblecito suizo donde le prestaron ¡ªal parecer varias veces¡ª una casa para trabajar. All¨ª se hac¨ªan colectas para comprar a un negro africano ¡ªun salvaje, se entiende¡ª y ponerlo en manos de los misioneros cat¨®licos para que lo cristianizaran. Los chicos y chicas de la aldea, adem¨¢s de algunas personas mayores, acostumbraban tocarle la cabeza a Baldwin, y ¨¦l se lo permit¨ªa, y asombrarse sin duda de que aquel extra?o personaje pensara y hablara con claridad.
Baldwin fue uno de los mejores escritores norteamericanos y habr¨ªa siempre que mantenerlo vivo, leyendo sus ensayos y novelas, que suelen ser magn¨ªficos. Los escribi¨® en un momento de gran agitaci¨®n pol¨ªtica en el que pr¨¢cticamente todos los escritores de Estados Unidos dieron sus opiniones. Hay en todos sus libros un fondo amargo y dolorido, porque cuenta siempre cosas tristes y casi en todos los casos ligadas a la cuesti¨®n racial, aunque el exterior sea siempre amable y hasta divertido, como en este libro, que debe de ser uno de los primeros que public¨®.