Sin izquierda francesa
La incapacidad de la izquierda para llegar a acuerdos ante las elecciones de abril puede dejarla en la irrelevancia pol¨ªtica
Hace tiempo que Francia no juega a la pol¨ªtica en c¨®digo binario. La fragmentaci¨®n y la desconfianza social se han proyectado sobre un sistema de partidos que implosion¨® en las elecciones presidenciales de 2017 en las que Emmanuel Macron, con una plataforma nueva que llam¨® La R¨¦publique En Marche, consigui¨® en segunda vuelta vencer a la ultraderechista Marine Le Pen. El tiempo en el que los socialistas de izquierda y los neogaullistas de derecha se enfrentaban y alternaban en el poder termin¨® hace m¨¢s de un lustro. Y la gran perjudicada del nuevo ritmo pol¨ªtico, ahora mucho m¨¢s imprevisible y complejo, ha sido la izquierda.
El riesgo de la pura irrelevancia de las candidaturas progresistas en la pr¨®xima contienda electoral ser¨¢ una de sus caracter¨ªsticas definitorias. La posibilidad de que entren en juego alternativas pol¨ªticas m¨¢s sensibles a temas de justicia social o de desigualdad parece hoy remota. La segunda vuelta de las presidenciales del pr¨®ximo mes de abril presenta una quiniela con tres y no dos potenciales candidatos, como sol¨ªa suceder, pero ning¨²n aspirante de izquierdas competir¨¢ por ese puesto. El protagonismo recaer¨¢ previsiblemente en un candidato de centro, de derecha o de extrema derecha. Debilitados y divididos, los socialistas de Anne Hidalgo cargan a¨²n con los cinco a?os de desilusi¨®n de Fran?ois Hollande, y sigue pesando el hecho de que un importante sector socialista capitaneado por Manuel Valls pidiera el voto para Macron en las elecciones de 2017. Esa decisi¨®n dinamit¨® cualquier posibilidad de que la candidatura liderada por Beno?t Hamon se presentara al electorado con un m¨ªnimo de confianza.
De nuevo en esta ocasi¨®n, los aspirantes de izquierda caminar¨¢n solos. Las primarias populares convocadas por un colectivo independiente para lanzar la propuesta de una candidatura conjunta han fracasado. Por su debilidad pol¨ªtica, la alcaldesa de Par¨ªs, Anne Hidalgo, ten¨ªa m¨¢s incentivos para apoyarla que la izquierda verde de Yannick Jadot y la fuerza rebelde de Jean-Luc M¨¦lenchon, pero lo cierto es que descartar la opci¨®n de agruparse expulsa del tablero pol¨ªtico a toda la izquierda. La imposibilidad de unir fuerzas en el margen progresista es m¨¢s inexplicable en la dupla verde-socialista, por la impronta social, ecologista y europe¨ªsta que comparten ambos candidatos. Pero tambi¨¦n disuena que el espacio que hay a la izquierda de la socialdemocracia siga liderado por un candidato que lleva en activo 45 a?os y se hace llamar ¡°insumiso¡±. Primero socialista, y despu¨¦s populista, los virajes pol¨ªticos de M¨¦lenchon parecen obedecer al ¨²nico objeto de sobrevivir y encarnar a la Rep¨²blica, como efectivamente expres¨® con furia al grito de un bochornoso ¡°La R¨¦publique c¡¯est moi!¡± durante un registro policial en la sede de su partido. Su ausencia de esp¨ªritu republicano fue patente al negarse a pedir el voto para Macron cuando este disputaba en segunda vuelta la elecci¨®n presidencial con la ultraderechista Le Pen. Romp¨ªa as¨ª uno de los pactos t¨¢citos de la pol¨ªtica francesa: todos contra los candidatos de los representantes del nacionalpopulismo.
Lo m¨¢s grave, con todo, es que esa ausencia de cohesi¨®n e iniciativa pol¨ªtica en la izquierda francesa contrasta con la agilidad que ha exhibido la derecha convencional de Los Republicanos para rehacerse. Val¨¦rie P¨¦cresse no solo ha logrado mantener la unidad de su partido, sino que, con una alta probabilidad de pasar a segunda vuelta, puede convertirse en la verdadera amenaza para la candidatura de Macron.
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