Solo la Fiscal¨ªa puede salvar al PP
Si son incapaces de sanear heridas mediante una doble investigaci¨®n cre¨ªble, solo la justicia podr¨¢ regenerar al partido. Pero, ?cu¨¢ndo?
Lo peor de la conflagraci¨®n del PP no es la destrucci¨®n humana, y pol¨ªtica, de sus l¨ªderes m¨¢s notorios (no los mejores). Y adem¨¢s, en un empate de desgracias, ya veremos si de carreras truncadas. Con la joroba de la presunta corrupci¨®n ser¨¢ dif¨ªcil que Isabel D¨ªaz Ayuso pueda gobernar. Y que le dejen. Con la chepa de Pablo Casado por lanzar acusaciones supuestamente falsas es imposible ejercer de jefe de la oposici¨®n. Para anularte, al sanchismo ¡ªas¨ª le llaman¡ª le basta releer con voz alta, desde el atril, los agravios de ella contra ¨¦l: persecuci¨®n injusta, destrucci¨®n cruel. Su estilo.
Todo eso ya es malo para los ciudadanos, que tienen derecho a un Gobierno y a una oposici¨®n, aunque no hayan votado ni a uno ni a otra. Lo peor es que Ayuso y Casado han dinamitado el partido conservador como ¡°instrumento fundamental para la participaci¨®n pol¨ªtica¡±, como consagra el art¨ªculo 6 de la Constituci¨®n. Pues han violado el deber que a rengl¨®n seguido les impone el mismo art¨ªculo: ¡°Su estructura interna y funcionamiento deber¨¢n ser democr¨¢ticos¡±.
Para ser democr¨¢tico hay que respetar en casa las reglas del Estado de derecho, y por tanto, del Derecho Penal. Justo lo que se han saltado Isabel y Pablo. Si este barrunta con indicios que ella es corrupta y prevaricadora, saca su conclusi¨®n en breve. Y lo descarta o se va a Fiscal¨ªa. Si ella dispone de signos de que ¨¦l la esp¨ªa ilegalmente, pisoteando la ley de protecci¨®n de datos, hace lo propio. No se lanzan acusaciones sin datos, ni documentos ni serios trazos indiciarios. Acusar falsamente a otro de delito es delito. Y si se hace de forma perifr¨¢stica (evocando falta de ¨¦tica, o crueldad), venteando sospechas en vez de hechos ciertos, al m¨¢ximo comprobables, es al menos un abuso.
Esa trama infecta parece abocar a un cierre en falso, opaco, sin certezas, con decenas de interrogantes sobre contratos y detectives: as¨ª, la infecci¨®n gangrenar¨¢. ?Puede alguien confiar en que esos individuos guardan equilibrio? ?O debe concluir que est¨¢n desquiciados y su lugar es la papelera de la historia? A cada mascarilla que compre Isabel, asomar¨¢ el aura oscura de Tom¨¢s. A cada intento de Pablo por pactar (o boicotear) un nuevo Consejo General del Poder Judicial, aflorar¨¢ el inquietante rictus de Teodoro. Si son incapaces de sanear heridas mediante una doble investigaci¨®n cre¨ªble, les queda la Fiscal¨ªa. Solo la justicia podr¨¢ regenerar al Partido Popular. Pero, ?cu¨¢ndo?
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