?Sobrevivir¨¢ Maduro a la guerra de Putin?
Es muy posible que la dictadura chavista-madurista pueda prolongarse indefinidamente. Yo, desde luego, quisiera ver su fin, pero no al precio de un holocausto nuclear
?Sobrevivir¨¢ Maduro a la guerra de Putin? Por todo lo que sabemos me late que es muy posible que lo logre.
Para asimilar la idea de que la dictadura de Maduro pueda prolongarse indefinidamente, mucho m¨¢s all¨¢ de 2024, fecha que la desprevenida y siempre optimista oposici¨®n venezolana sue?a que ser¨¢ terminal, es preciso sobreponerse, por unos segundos siquiera, a la hipocres¨ªa angloamericana que por igual ha imbuido tanto las series gringas sobre Pablo Escobar o El Chapo Guzm¨¢n como las no menos gringas, espectaculares, sangrientas e inconducentes operaciones llamadas Plan Colombia, llamadas Causa Justa, Iniciativa M¨¦rida u Operaci¨®n Honduras, sumables todas a las f¨²tiles y costos¨ªsimas horas de vuelos herbicidas en Colombia.
En todas partes cuecen habas y, as¨ª, poniendo solo un poquito de atenci¨®n y navegando con tino en la red, resultar¨ªa tambi¨¦n muy hacedera la lista de series y libros de no-ficci¨®n en torno a los narcosubmarinos de los c¨¢rteles mexicanos y colombianos que surcan el Atl¨¢ntico, remontando las rutas de Col¨®n, desde Oaxaca hasta la R¨ªa de Vigo y Gibraltar.
Es caracter¨ªstico el que casi toda la narconovel¨ªstica de ¨¢mbito latinoamericano remita sus tramas, casi sin excepci¨®n, a lo que un economista af¨ªn a la Reaganomics llamar¨ªa ¡°el lado de la oferta¡±.
Los tejemanejes de gente dedicada a la producci¨®n y acarreo internacional de la mercanc¨ªa, personas de modales siempre mort¨ªferos, son casi lo ¨²nico que mueve el relato.
Rara vez, m¨¢s bien nunca, el cuento va de lavado de capitales ni mucho menos de eso que la parla period¨ªstica de anta?o conoc¨ªa como ¡°alta pol¨ªtica¡±. Las cadenas de para¨ªsos off-shore no aportan sangrientos giros de trama y por eso los desenlaces solo se conciben en t¨¦rminos de decapitaci¨®n de chivatos con motosierra y macabras fosas pozoleras.
Pienso hoy en todo ello porque tengo amigos compatriotas a quienes noto muy esperanzados por lo que pueda pasarle a Nicol¨¢s Maduro y a los omnipotentes boliburgueses de Madrid y los generales clept¨®cratas que llevan en el bolsillo trasero ahora que Washington y sus aliados europeos han decidido elevar el nivel y el alcance de las sanciones econ¨®micas contra Putin y la banda de la Federaci¨®n Rusa.
Algo han escarmentado ya mis amigos, sobre todo luego del fiasco de la invasi¨®n de marines a Venezuela con la que contaban hace dos a?os y que al cabo Trump nunca orden¨®, de modo que no andan muy ¡°alharaquientos¡±, palabra esta que aprend¨ª a usar aqu¨ª en Colombia y que, como tantas voces colombianas, es muy castiza y muy decidora.
Pasa que como Joe Biden no acaba de gustarles, el critpotrumpismo venezolano, morbo end¨¦mico en Brickell y Serrano, los inhibe de denunciar con br¨ªo la atroz guerra de Putin.
Con todo, no ha faltado quien fantasease en voz alta y por eso s¨¦ que a muchos ilusiona pensar que la guerra en Ucrania traer¨¢ consecuencias no previstas por Maduro y que, ahora s¨ª, las llamadas ¡°externalidades¡± precipitar¨¢n su ca¨ªda.
Yo, desde luego, quisiera tambi¨¦n ver el fin de la dictadura chavista-madurista pero no al precio de un holocausto nuclear promovido por Putin, el m¨¢s firme aliado de Maduro, aparte de Ir¨¢n. La reacci¨®n de Francia, Alemania y otras naciones europeas merece aplauso y razonablemente alienta la esperanza de que cese el fuego. Esta vez parece que al judoka de la KGB las cosas no le saldr¨¢n como en 2014.
Sin embargo, desconsuela pensar que el b¨¢rbaro del Kremlin ha podido llevar al mundo al borde de una tercera guerra mundial tan solo por lo que Anne Applebaum, y con ella otros l¨²cidos y probos observadores, han denunciado desde hace tiempo: la hipocres¨ªa de Occidente y sus grandes centros financieros, obscenas lavander¨ªas del dinero de Putin, los oligarcas rusos y sus infames socios. Entre estos ¨²ltimos destacan los venezolanos y sus alfiles trotamundos, como Alex Saab.
Es buena noticia la de que apretar¨¢n las tuercas, aunque ser¨ªa prodigio ver ganar una guerra a punta de sanciones. La historia de la sanciones financieras es tambi¨¦n la historia de c¨®mo los tiranos se las han apa?ado para burlarlas indefinidamente. Y en esto, Ir¨¢n y la Rusia de Putin han hallado en Nicol¨¢s Maduro un pupilo aventajado y dispuesto a emularlos en todo.
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