No nos llamemos a enga?o

Al conocer los resultados electorales en Castilla y Le¨®n muchos analistas no quisieron creer que Vox impondr¨ªa al PP un pacto de Gobierno. Tampoco tras escuchar a Santiago Abascal decir que a su candidato se le hab¨ªa puesto cara de vicepresidente. D¨ªas despu¨¦s todav¨ªa insist¨ªan en que Vox no se sumar¨ªa al Gobierno. ?C¨®mo van a hacerlo si discuten el sistema auton¨®mico? Adem¨¢s, a?ad¨ªan, no les interesa. Ejercer responsabilidades de gobierno desgasta y Vox prefiere no exponerse a la erosi¨®n que implica no poder dar satisfacci¨®n a las pretensiones de m¨¢ximos de su electorado. El resultado ya lo conocen. En unos d¨ªas Vox tendr¨¢ un vicepresidente, tres consejeros y la presidencia de las Cortes de Castilla y Le¨®n.

La posici¨®n del partido de ultraderecha es, en t¨¦rminos pol¨ªticos, adecuada. El lugar elegido para el experimento tambi¨¦n. El riesgo asumido est¨¢ ajustado y los costes son perfectamente asumibles. Hablamos de una comunidad aut¨®noma muy conservadora. Muchas de las iniciativas de Vox no resultan tan exc¨¦ntricas en esa regi¨®n, ni tan alejadas de los intereses de los electores del PP. Adem¨¢s, la atenci¨®n que los medios nacionales prestan a esta cuesti¨®n decaer¨¢ el mismo d¨ªa que el nuevo Gobierno tome posesi¨®n. Cuando eso ocurra, los errores y las incoherencias propias de la falta de experiencia quedar¨¢n en familia. A cambio, Vox tendr¨¢ unos beneficios evidentes: consolidar¨¢ las estructuras del partido, sus cuadros pol¨ªticos ganar¨¢n experiencia de gesti¨®n, tendr¨¢ acceso a ocupar puestos de libre designaci¨®n en la administraci¨®n y, adem¨¢s, dispondr¨¢ de presupuesto p¨²blico para llevar a t¨¦rmino sus pol¨ªticas. ?Qu¨¦ partido renunciar¨ªa a algo as¨ª?

Lo propio cabr¨ªa decir del PP. No nos enga?emos. Nunca han contemplado otro escenario que no fuera pactar con Vox. Los discursos de Pablo Casado tras la fat¨ªdica noche electoral no pueden llamarnos a equ¨ªvoco. Ni entonces hablaba desde la convicci¨®n, ni le ha contado la verdad a Donald Tusk. La ¨²ltima versi¨®n de quien todav¨ªa preside el PP resume, en realidad, la desesperaci¨®n de un pol¨ªtico fracasado que pretende sacudirse la responsabilidad de su err¨¢tica trayectoria para tratar de ganar un poco de ¨¦pica. Que no nos despiste. El acuerdo con Vox en Castilla y Le¨®n nunca ha estado en riesgo porque hab¨ªa demasiado en juego. El PP necesita conservar la presidencia del Gobierno y el coste a pagar es, para ellos, asumible. En lo auton¨®mico se trataba de acoger la incomodidad de un socio inexperto y con ganas de influir en la agenda. Nada que no pueda afrontar un PP bien pertrechado en las estructuras de poder pol¨ªtico, medi¨¢tico y econ¨®mico de la regi¨®n, tras m¨¢s de treinta a?os ininterrumpidos de gesti¨®n. El coste a nivel nacional es mucho m¨¢s molesto, pero en realidad tambi¨¦n les resulta soportable. De hecho, el PP simplemente estar¨ªa pagando por adelantado el desgaste de normalizar una hipot¨¦tica presencia de Vox en el Gobierno de Espa?a. ?Creen que N¨²?ez Feij¨®o plantear¨¢ un reparo? Tampoco en esto se llamen a enga?o. Ocurrir¨¢ si es la forma de llegar a La Moncloa.