Atlantismo europe¨ªsta y de izquierdas
Un nuevo tel¨®n de acero ha ca¨ªdo sobre Europa. Incluso las iliberales Polonia y Hungr¨ªa aparecen como para¨ªsos de la libertad al lado de la autocr¨¢tica Rusia de Putin
Es una vieja y caduca idea la que identifica la Alianza Atl¨¢ntica, y especialmente el papel de Estados Unidos en territorio europeo, con ideolog¨ªas militaristas y derechistas. Pertenece a los tiempos en que comunismo y capitalismo compet¨ªan como ideolog¨ªas y sistemas pol¨ªticos. El orden mundial que se est¨¢ configurando ahora est¨¢ presidido por la inquietante convergencia autoritaria e iliberal entre los populismos nacionalistas surgidos de la extrema derecha con las ideolog¨ªas sucesoras del comunismo ruso y chino.
Rusia y China han heredado lo peor de los dos sistemas anteriores: la depredaci¨®n del capitalismo salvaje y la verticalidad de un poder autocr¨¢tico. Estados Unidos y Europa, en cambio, han conservado en sus imperfectos sistemas pol¨ªticos los impulsos liberales de la sociedad de mercado y de la democracia parlamentaria y las aspiraciones a la igualdad y a la solidaridad del reformismo socialdem¨®crata. Gracias a la globalidad compartida hasta ahora, sufren de unas asimetr¨ªas respecto a los autoritarios que, paulatinamente, han convertido las interdependencias en dependencias estrat¨¦gicamente peligrosas, f¨¢cilmente objeto de chantaje.
Todo ha estallado con la invasi¨®n de Ucrania, cuando Vlad¨ªmir Putin pens¨® que de un r¨¢pido manotazo podr¨ªa recuperar la hegemon¨ªa perdida a partir de 1989, sin dar tiempo a la respuesta adecuada de sus rivales estrat¨¦gicos. De haber triunfado a estas horas su blitzkrieg sobre Kiev, el ej¨¦rcito putinista estar¨ªa ya preparando el siguiente asalto, con las rep¨²blicas b¨¢lticas y Polonia en la diana. Hubiera sido un golpe mortal para la UE y la OTAN. Agua de mayo para el aislacionismo en Washington. Fiesta grande para los nacionalpopulismos de uno y otro bordo y, por supuesto, los oligarcas impunes en sus yates y fincas de Londres y las costas europeas.
La guerra rel¨¢mpago de Putin ha fracasado. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg ha explicado los motivos: por el coraje de los ucranios, la profesionalidad del Ej¨¦rcito de Ucrania y la capacidad de quienes les est¨¢n dirigiendo, los tres poderes morales imprescindibles en la guerra, seg¨²n Carl von Clausewitz, que Putin ha subestimado. Si se suma la unidad entre los aliados ¡ªsu resoluci¨®n en las sanciones, el suministro de armas, el socorro humanitario de los ucranios y el colosal reforzamiento militar en el flanco oriental¡ª, aparece el cuadro entero de lo que Stoltenberg, prudentemente, no quiere todav¨ªa reconocer como la victoria. Queda la reserva enorme de la fuerza militar rusa y de los nulos escr¨²pulos de Putin a la hora de utilizar las armas m¨¢s imp¨ªas y letales. Su uso da?ar¨ªa a todos, pero hundir¨ªa todav¨ªa m¨¢s al zar ruso, aislado internacionalmente y sospechoso de cr¨ªmenes de guerra e incluso de genocidio.
Un nuevo tel¨®n de acero ha ca¨ªdo sobre Europa. Incluso las iliberales Polonia y Hungr¨ªa aparecen como para¨ªsos de la libertad al lado de la autocr¨¢tica Rusia de Putin. Cerrar filas con la OTAN al lado de Ucrania y aumentar el gasto en defensa son pol¨ªticas de izquierdas.
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