Un socio inc¨®modo para China
El acercamiento de Pek¨ªn a Mosc¨² se ha producido m¨¢s por la patosa pol¨ªtica de Estados Unidos en los ¨²ltimos a?os que por un claro inter¨¦s del gigante asi¨¢tico, pero las derivadas de la guerra en Ucrania dejan abierta cualquier opci¨®n
En los ¨²ltimos d¨ªas, Estados Unidos ha alertado de que China podr¨ªa apoyar a Rusia en su guerra contra Ucrania. Desde China se estar¨¢ observando con detalle la respuesta de EE UU y la UE a la invasi¨®n de Ucrania. Sin embargo, tres factores hacen pensar que a la Rep¨²blica Popular China no le interesa ni una guerra en Ucrania, ni mucho menos involucrarse en ella. Estos factores son: el actual sistema internacional de Estados soberanos gobernados por instituciones y reglas globales conviene a China; el Partido Comunista y el presidente Xi Jinping necesitan estabilidad econ¨®mica; y, la relaci¨®n entre China y Rusia no parece suficientemente s¨®lida.
En primer lugar, a China no le interesa participar en una guerra que ponga en entredicho la estabilidad del sistema internacional multilateral, que tanto ha beneficiado a su desarrollo econ¨®mico. El pa¨ªs asi¨¢tico lleva tres d¨¦cadas creciendo al albur del sistema internacional multilateral, creado tras la Segunda Guerra Mundial. Ese sistema, en particular su entrada en la Organizaci¨®n Mundial del Comercio en 2001, ha permitido a China trazar la trayectoria de desarrollo m¨¢s espectacular de la historia. Desde 1980, China ha sacado de la pobreza a m¨¢s de 700 millones de personas. China es consciente de que el sistema internacional basado en las Naciones Unidas y la integraci¨®n comercial le ha permitido llegar a ser la econom¨ªa, en paridad de poder adquisitivo, m¨¢s grande del mundo y el primer exportador mundial. China tambi¨¦n parece saber que el tiempo corre a su favor. Su visi¨®n de convertirse en el pa¨ªs m¨¢s poderoso del mundo es a largo plazo. Para ello necesita tiempo y un entorno global favorable. Un mundo dividido en bloques, sin reglas globales y con alta inestabilidad frenar¨ªa su necesario desarrollo.
El apoyo chino a Rusia en esta guerra har¨ªa peligrar este sistema multilateral compuesto por las Naciones Unidas y el ecosistema de organismos multilaterales. Este sistema sigue siendo relativamente efectivo a pesar de la competencia chino-americana. Un apoyo chino a Rusia partir¨ªa el mundo rotundamente en dos bloques ¡ªOccidente contra el eje Rusia/China¡ª y har¨ªa el sistema completamente disfuncional. China cuenta con el sistema multilateral, a pesar de que quiera reformar las instituciones internacionales para tener la voz y el voto que se merece por su peso econ¨®mico y demogr¨¢fico. La guerra comercial con los EE UU de Trump y el giro autoritario y nacionalista del presidente Xi no han cambiado esta posici¨®n.
Adem¨¢s, un principio rector en la pol¨ªtica exterior china es el de la soberan¨ªa nacional. Formalmente, China ha sido el gran valedor de la doctrina de no-injerencia en Estados soberanos. En general, ha sido un pa¨ªs relativamente disciplinado con la legalidad internacional ¡ªcon alguna notable excepci¨®n como su no acatamiento de la sentencia del Tribunal Internacional del Derecho del Mar en lo que respecta al mar de la China Meridional. La agresi¨®n rusa a un pa¨ªs soberano legalmente reconocido se le hace a China muy inc¨®moda de justificar o defender, como demuestra su ambigua ret¨®rica y sus declaraciones en relaci¨®n al conflicto. A China no le conviene una equiparaci¨®n conceptual entre Rusia/Ucrania y China/Taiw¨¢n. Taiw¨¢n no es un pa¨ªs legalmente reconocido por Naciones Unidas y jur¨ªdicamente es parte de China. A pesar del apoyo a Taiw¨¢n, incluso Estados Unidos mantiene su pol¨ªtica de ¡°una China¡± (es decir, que Taiw¨¢n es parte de China).
En segundo lugar, a corto plazo, China necesita una econom¨ªa global que le permita seguir creciendo. El Partido Comunista y el presidente Xi se enfrentan a retos importantes. El contrato social en China que sustenta al Partido Comunista y su modelo de gobernanza se basa justamente en proveer progreso econ¨®mico a la poblaci¨®n china. Sin ese progreso, peligran la legitimidad y sostenibilidad del partido y del sistema. El presidente Xi pretende un tercer mandato a partir del 2023 y necesita, por tanto, la mejor coyuntura econ¨®mica posible para China.
Como era de esperar, a medida que China ha incrementado su riqueza durante la ¨²ltima d¨¦cada, ha ido reduciendo progresivamente su ritmo de crecimiento econ¨®mico. Ello hace que cada vez sea un poco m¨¢s dif¨ªcil incrementar la renta per c¨¢pita en el pa¨ªs y continuar ensanchando su clase media. As¨ª, el modelo exportador empieza a tocar techo y su transici¨®n hacia una econom¨ªa basada tambi¨¦n en el consumo interior (la econom¨ªa de circulaci¨®n dual) es un gran reto a corto plazo. Igualmente, la ofensiva regulatoria en el ¨¢mbito financiero y contra los gigantes tecnol¨®gicos posiblemente tendr¨¢n efectos negativos inmediatos en la econom¨ªa. Por ¨²ltimo, la draconiana pol¨ªtica de cero tolerancia con la Covid es otro elemento que obstaculiza la recuperaci¨®n econ¨®mica.
Por ¨²ltimo, la relaci¨®n de China y Rusia es probablemente m¨¢s d¨¦bil de lo que se interpreta en Occidente. Rusia y China han tenido una historia de vecindad complicada, donde comparten una larga frontera con una asimetr¨ªa demogr¨¢fica claramente a favor de China. Estados Unidos ya supo sacar partido de esta rivalidad, cuando tras la ruptura entre las dos potencias comunistas en los a?os cincuenta, Nixon y Kissinger se acercaron en los setenta a China para hacer frente com¨²n a la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Hoy, en cambio, existe una sinton¨ªa personal entre Xi y Putin, pero la relaci¨®n comercial entre Rusia y China es irrisoria si se comparan los lazos de China con EEUU y la UE. China exporta casi 10 veces m¨¢s a la UE y a EE UU que a Rusia, e importa el triple de la UE y de EE UU. Aunque las importaciones de petr¨®leo y gas ruso son relevantes (alrededor de un 15%), no suponen una dependencia insalvable para China.
En cuanto a objetivos geoestrat¨¦gicos entre ambos, existen zonas comunes, pero tambi¨¦n contraposiciones. Rusia y China se oponen al liderazgo ideol¨®gico de Occidente, en particular reprueban los valores liberales promovidos por europeos y americanos. Militarmente, ambos desconf¨ªan de la presencia americana en el flanco oeste de Rusia y en el mar Meridional de China. Pero ah¨ª acaba su alineamiento. Ambos pa¨ªses priorizan geograf¨ªas distintas: este de Europa, uno y este de Asia, el otro. De momento ambos coexisten de manera pac¨ªfica en Asia central, mientras que Rusia se resiste a dar entrada a China al ?rtico. A pesar de ser un deseo de China, ning¨²n acuerdo pol¨ªtico hasta la fecha entre ambos pa¨ªses cubre ese territorio.
La cooperaci¨®n militar chino-rusa es asim¨¦trica en lo tecnol¨®gico y comercial. China es un importador de armamento ruso. La cooperaci¨®n t¨¦cnica en torno a transacciones de armamento existe y han iniciado alg¨²n proyecto conjunto de desarrollo armament¨ªstico. Tambi¨¦n ambas fuerzas militares ejecutan ejercicios bilaterales, as¨ª como patrullas navales conjuntas. Ambos Ej¨¦rcitos mantienen adem¨¢s una comunicaci¨®n estrat¨¦gica entre jefes militares. Pero esta cooperaci¨®n dista mucho de ser una alianza militar, como las que ostenta los Estados Unidos con sus socios europeos o con Corea y Jap¨®n. La cooperaci¨®n militar entre Rusia y China carece de profundidad estrat¨¦gica y operativa, debido tambi¨¦n a la aversi¨®n china al aventurismo militar ¡ªtodo lo contrario que Rusia.
Solo la patosa pol¨ªtica de la ¨²ltima d¨¦cada de EE UU hacia China la ha acercado a Rusia. Pero no parece haber argumentos racionales suficientes, para que China apoye militarmente a Rusia en la guerra de Ucrania. Aunque se sabe que, cuando la pol¨ªtica internacional la marcan los hombres fuertes, la raz¨®n no siempre se impone.
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