Will Smith y la hipocres¨ªa de lo que no se ve

¡°La idea misma de ¡®ser un hombre¡¯, o m¨¢s bien, ¡®un hombre de verdad¡¯ siempre ha implicado que, cuando es necesario, los hombres pueden romper las reglas¡±. Esta afirmaci¨®n que escribi¨® la pensadora bell hooks en 1999 se sinti¨® igual de relevante la madrugada del lunes cuando Will Smith, entre l¨¢grimas, dijo que ¡°el amor te hace cometer locuras¡±. Mientras sujetaba su estatuilla a mejor actor protagonista, Smith apelaba a ese sentimiento y a una fuerza sobrenatural para justificar la bofetada que hab¨ªa propinado a Chris Rock esa misma noche despu¨¦s de que el c¨®mico bromease con la alopecia que padece la mujer de Smith, Jada Pinkett Smith, compar¨¢ndola con la Teniente O¡¯Neil: ¡°En este momento de mi vida, estoy superado por lo que Dios me invita a ser y a hacer en el mundo¡±, justific¨®. A medio camino de aquella sem¨¢ntica que llamaba a los feminicidios ¡°cr¨ªmenes pasionales¡± y de la creencia de que el amor es un instinto imposible de educar; Smith se acogi¨® a la carta del patriarca violento pero bonach¨®n, un pobre imb¨¦cil cegado por la devoci¨®n y protecci¨®n hacia su tribu. ¡°Estoy llamado a amar y a proteger mi gente¡± dijo, ¡°soy un padre loco como mi personaje¡±, apostill¨® entre risas nerviosas.

¡°?Menuda ceremonia para ganar un premio sobre dirigir una pel¨ªcula sobre la violencia de la ira masculina reprimida!¡±, tuite¨® la periodista Alison Herman sobre la paradoja de que Jane Campion, directora de El poder del perro, se hiciera con su segundo oscar narrando el tormento de la masculinidad t¨®xica de un cowboy, mientras otro vaquero de nuevo cu?o defend¨ªa sin sonrojarse por qu¨¦ recurrir a la violencia para sacar a ¡°su mujer¡± de la ¡°puta boca¡± de Chris Rock. El mismo esposo ¡°protector¡± que ya pec¨® de narcisista al interpretar otro supuesto gran gesto de amor. Tal y como desvel¨® el propio Smith a la revista GQ, cuando Jada cumpli¨® 40 a?os y ¨¦l organiz¨® una gran fiesta en su honor con un documental encargado sobre la vida de su mujer, rastreando su linaje conectado a la esclavitud sin consultarle, ella le dijo a solas al regresar a su habitaci¨®n, neg¨¢ndole la palabra durante d¨ªas: ¡°Esta ha sido la demostraci¨®n de ego m¨¢s repugnante que he visto en mi vida¡±.

Hablando de ego y hombres que salen impunes, Twitter record¨® a quienes preguntaban sin descanso ¡°qu¨¦ pasar¨ªa si Will Smith fuese blanco¡± que en los Oscar, precisamente, no ha pasado mucho con ellos. Que el territorio est¨¢ abonado para que los que se saltan las normas no sufran terribles consecuencias. Como cuando John Wayne, supremacista y hom¨®fobo declarado en Playboy en 1971, fue retenido por seis miembros de seguridad de la ceremonia de 1973 porque estaba fuera de s¨ª, listo para partirle la cara a Sacheen Littlefeathe, la activista nativo americana que recogi¨® el Oscar de Marlon Brando. O como cuando todo Hollywood se puso de pie en 2003 para ovacionar la estatuilla a Roman Polanski, acusado de violaci¨®n.

¡°La hipocres¨ªa de estas instituciones es imposible de ignorar¡±, escribe la cr¨ªtica finalista del Pulitzer, Soraya McDonald, en un texto viral tras el comunicado de la investigaci¨®n de la Academia sobre el bofet¨®n de Smith. ¡°Est¨¢ claro que hay violencia que tratan como aceptable, y esa es la violencia cometida fuera de la vista del p¨²blico¡±, cuenta, recordando caso no menos preocupantes de lo que vieron millones de espectadores. ¡°La violencia de productores como Harvey Weinstein y Scott Rudin, de estrellas como Sean Penn, de directores como Roman Polanski. Como sucede fuera de c¨¢mara, los votantes de la Academia pueden afirmar que la verdad habita en la oscuridad de ¡®¨¦l dice-ella dice¡¯. Esto es tan despreciable como las travesuras en c¨¢mara de Smith, o quiz¨¢ m¨¢s, porque es indicativo de una corrupci¨®n que ha protegido a los poderosos y la violencia que infligieron, especialmente a mujeres, durante d¨¦cadas¡±. Esa que valida a los hombres que rompen las reglas, siempre que cierren las puertas y no los vean.