?Un bot¨®n para editar tuits? No, gracias

Tenemos elefante nuevo en la cacharrer¨ªa: Elon Musk ha comprado un 9,2% de las acciones de Twitter, d¨ªas despu¨¦s de haber insinuado que quer¨ªa montarse su propia red social, pero con m¨¢s libertad de expresi¨®n. Lo primero que ha hecho es volver a insinuar cosas, porque la libertad de expresi¨®n tambi¨¦n incluye el derecho a no hablar claro. En este caso, ha dejado caer que podr¨ªa usar su posici¨®n en el consejo de administraci¨®n de la red social para impulsar un bot¨®n que permita editar tuits.

Esta es una de las reclamaciones hist¨®ricas de los usuarios de Twitter, hartos de ver c¨®mo se comparte miles de veces ese tuit en el que han olvidado una tilde. Pues bien: Twitter ha anunciado que est¨¢ en ello. Finalmente. Y que har¨¢ pruebas con los usuarios de Twitter Blue, que pagan a cambio de algunas ventajas. Y que esta decisi¨®n no tiene nada que ver ni con Elon Musk ni con su encuesta.

A pesar de todo, es una idea horrible. Tradicionalmente, Twitter se hab¨ªa negado a dejarnos editar los tuits con un argumento razonable: esta funci¨®n se puede usar para el mal. Por ejemplo, en 2021, el guionista Juanjo Rodr¨ªguez Mascar¨® public¨® un hilo, recuperado esta semana, en el que imaginaba qu¨¦ pasar¨ªa si Twitter permitiera hacer estos cambios: pol¨ªticos, empresas y ciudadanos se dedicar¨ªan a reescribir sus publicaciones para hacerlas m¨¢s o menos pol¨¦micas, seg¨²n conviniera y, de paso, destrozar cualquier posibilidad de debate racional porque nadie sabr¨ªa qui¨¦n dijo qu¨¦, llegando a lo que Rodr¨ªguez Mascar¨® bautiza como ¡°neoposverdad¡±. No solo eso: Pedro S¨¢nchez podr¨ªa corregir sus tuits de hace una d¨¦cada y ya no pondr¨ªa ¡°ser malos! Buenas noches colegas¡±, sino un aburr¨ªd¨ªsimo ¡°sed malos. Buenas noches, colegas¡±. Y, si eso pasa, ya no merecer¨¢ la pena tener internet.

Es verdad que hay medidas que podr¨ªan ayudar a contener este caos. Primero, limitar el tiempo durante el que uno puede hacer una correcci¨®n. Hay gente que habla de uno o dos d¨ªas, pero tambi¨¦n podr¨ªan ser minutos. Segundo, dejar visible un hist¨®rico de la edici¨®n para que todo el mundo pueda consultar los cambios. Tercero, notificar a todos los que hayan compartido o comentado el tuit, sean 15 cuentas o cinco millones. Esto ¨²ltimo nos dar¨ªa m¨¢s trabajo: el de comprobar qu¨¦ se ha cambiado por si hay que deshacer el retuit o rehacer el comentario.

El problema es que todo esto contiene los problemas, pero no los evita. Imaginemos una conversaci¨®n en la que se edita el tuit principal y luego 80 comentaristas hacen lo mismo con sus respuestas. O una campa?a en la que cientos de personas comparten un mensaje para luego editarlo todos a la vez. O las discusiones que lleguen a ¡°lo cambiaste, pero primero dijiste otra cosa, aqu¨ª tengo el pantallazo¡±. No, por favor. Me duele la cabeza solo de pensarlo.

Es decir, a cambio de a?adir una tilde olvidada nos exponemos a una dosis innecesaria de caos que nadie hab¨ªa pedido. Y no compensa. Hay que recordar que, nos guste o no, Twitter sigue marcando gran parte del debate p¨²blico diario, a pesar de ser una red social mucho m¨¢s peque?a que Facebook, Instagram o TikTok. Y, al contrario que en esas otras redes, la edici¨®n de publicaciones es menos transparente y tiene un alcance potencial mayor. Mejor tuitear con calma y repasar bien antes de publicar. Y as¨ª a lo mejor nos ahorramos alg¨²n insulto.

Adem¨¢s, si el bot¨®n de editar sale adelante, Elon Musk se apuntar¨¢ el tanto y se volver¨¢ a¨²n m¨¢s insoportable. Y eso puede ser lo peor de todo.