C¨®mo hundir a Putin sin dar alas a Le Pen & co
La asfixia econ¨®mica del Kremlin debe avanzar r¨¢pida pero no de forma abrupta y desatenta al malestar social que se conforma en la UE por el coste de la vida
Desde el inicio de la invasi¨®n de Ucrania, la Uni¨®n Europea ha acordado financiar la compra de armas para Kiev por valor de 1.500 millones de euros y ha pagado unos 35.000 millones a Rusia en concepto de compra de energ¨ªa, seg¨²n datos ofrecidos esta semana por el Alto Representante de Exteriores de los Veintisiete, Josep Borrell. Los claros indicios de cr¨ªmenes de guerra cometidos por fuerzas rusas han reforzado la presi¨®n moral para revertir la desgarradora realidad de una UE que, mientras trata de detener al agresor, lo financia. C¨®mo hacerlo es un dilema pol¨ªtico de gran envergadura, que amenaza con romper la notable unidad mantenida en los primeros compases del conflicto.
Ante el sufrimiento de la poblaci¨®n ucrania y brutalidades como las de Bucha o la estaci¨®n de Kramatorsk el imperativo moral es enorme y comprensiblemente hay quienes abogan por un corte abrupto, con la esperanza de que el contragolpe econ¨®mico no sea tan fuerte, que con determinaci¨®n e ingenio se encontrar¨¢n alternativas, y que la poblaci¨®n entender¨¢ la necesidad de sacrificios. Puede que sea as¨ª, pero conviene explorar bien los riesgos asociados a la opci¨®n abrupta.
Algunos estudios apuntan a que en t¨¦rminos de PIB el impacto ser¨ªa considerable, pero no descomunal ¡ªentre un 0,5% y un 3% en Alemania, motor econ¨®mico europeo muy dependiente de la energ¨ªa rusa, seg¨²n un grupo de economistas¡ª. Sin embargo, cabe evidenciar que es un terreno de pron¨®stico resbaladizo, y el Ejecutivo de Berl¨ªn teme que el colapso ser¨ªa mucho m¨¢s significativo. Encontrar alternativas es relativamente viable en el sector del carb¨®n y el petr¨®leo, pero sumamente dif¨ªcil para cantidades elevadas en el gas. Y, sobre todo, debe tenerse muy en cuenta el efecto potencial del corte abrupto sobre otro elemento clave: una inflaci¨®n ya desbocada en Europa.
Este es un argumento fundamental. Grandes capas de las sociedades europeas afrontan desde la fragilidad una brusca p¨¦rdida de poder adquisitivo. Un corte abrupto de las importaciones energ¨¦ticas de Rusia provocar¨ªa no solo una contracci¨®n de la actividad econ¨®mica ¡ªcon consiguientes p¨¦rdidas de empleo¡ª sino, probablemente, tambi¨¦n una subida de las tarifas energ¨¦ticas a las que tan sensibles son tantos ciudadanos.
El aumento del coste de la vida que ya angustia a muchos europeos se ha convertido en un eje central de la campa?a de Marine Le Pen para las presidenciales en Francia. A lomo de ese caballo ¡ªoponi¨¦ndose expl¨ªcitamente a un embargo que, dice, multiplicar¨ªa por 4, 5 o 6 las facturas de los franceses¡ª est¨¢ volando en las encuestas. El ¨ªndice de precios alimentarios de la FAO marc¨® una subida del 34% en marzo con respecto al a?o anterior, seg¨²n datos conocidos ayer.
Otros populistas pueden aprovechar la coyuntura como est¨¢ haciendo ella. En el dilema de qu¨¦ hacer con Rusia, pues, hay que tener en cuenta el riesgo de, mientras se intenta defender los valores democr¨¢ticos y el derecho internacional, provocar resacas que den alas a opciones radicales en nuestras propias democracias.
La UE est¨¢ optando por un proceso gradual que, aunque no produce una asfixia s¨²bita a Mosc¨², es probablemente el m¨¢s sensato, por varias razones.
Por un lado, porque incluso en el caso de corte abrupto es m¨¢s que dudoso de que Putin renunciar¨ªa en el corto plazo a su agresi¨®n. Por otro, porque se amortigua ese inquietante efecto econ¨®mico, social y pol¨ªtico en Europa. Pero si el bloqueo total e inmediato es una opci¨®n con rasgos muy problem¨¢ticos, el proceso incremental debe ser r¨¢pido, con un calendario claro y acompa?ado de medidas complementarias contundentes. Esa es la zona de consenso cre¨ªble, y a cambio de obtener un proceso gradual, Alemania debe aceptar plazos m¨¢s r¨¢pidos de lo que ha contemplado hasta ahora.
Esta semana, en la quinta ronda de sanciones contra Rusia, la UE ha decidido establecer un embargo a las importaciones de carb¨®n ruso, con un periodo de transici¨®n, por el que ser¨¢ efectivo en la segunda semana de agosto. Es un paso en la direcci¨®n correcta, pero de limitada importancia ¡ªvalor estimado de 5.500 millones anuales entre carb¨®n y otros productos menores incluidos en la ronda: pesan mucho m¨¢s el petr¨®leo y el gas¡ª y hubiese sido mejor con una transici¨®n inferior como propon¨ªa la Comisi¨®n y rechaz¨® Alemania. A partir de ah¨ª, es preciso dise?ar una r¨¢pida, aunque no abrupta, estrategia de desconexi¨®n de la compra de crudo ruso. El petr¨®leo es m¨¢s fungible que el gas y es, por tanto, el siguiente sector. Deber¨ªan fijarse con rapidez y acci¨®n conjunta objetivos claros de reducci¨®n de compras. Llegar a cero en cuesti¨®n de meses es quiz¨¢ un salto al vac¨ªo, pero s¨ª se puede infligir problemas a Rusia con una constante y progresiva reducci¨®n. En paralelo, hay que dise?ar y financiar a escala europea una estrategia de desconexi¨®n del gas ruso, considerando todo el espectro de medidas, desde el impulso a construcci¨®n de plantas regasificadoras a interconexiones internas al mercado europeo, la negociaci¨®n conjunta ¡ªno por separado¡ª con proveedores alternativos, el establecimiento de impuestos desincentivantes y, por supuesto, un aceler¨®n enorme en renovables.
En un contexto m¨¢s amplio, es esencial mantener un consistente flujo de armamento a Ucrania ¡ªy entrenar a sus soldados para posibles usos de sistemas occidentales ante la relativa escasez de material de corte sovi¨¦tico que las tropas ucranias saben manejar¡ª para reducir la disposici¨®n rusa al ataque, congelarla, haciendo elevad¨ªsimo su coste sobre el terreno; y es necesario dise?ar un plan de atenuaci¨®n a escala europea de los efectos colaterales de las circunstancias actuales, que esta vez tendr¨¢ que tener en cuenta que Alemania y pa¨ªses del Este est¨¢n entre los m¨¢s afectados por la coyuntura. Pero otros tambi¨¦n sufrir¨¢n, y por eso es precisa acci¨®n com¨²n como con la pandemia. La inflaci¨®n es uno de los peores demonios. El malestar social puede parir tremendas turbulencias pol¨ªticas. Conviene que, mientras se intenta neutralizar un problema monstruoso, no acabemos dando alas a aventuras inquietantes en nuestras filas.
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