Violencia sexual y guerra
La impunidad ante las agresiones a mujeres en Ucrania solo se combatir¨¢ reuniendo pruebas contra los culpables
La retirada de las tropas rusas de las ciudades ocupadas en Ucrania ha sacado a la luz el horror de las ejecuciones de civiles y un n¨²mero cada vez mayor de casos de violencia sexual contra mujeres, incluido el secuestro y violaci¨®n por parte de soldados del Ej¨¦rcito ruso de 25 j¨®venes. Entre ellas, hab¨ªa ni?as de 14 a?os que fueron retenidas durante un mes en un s¨®tano, seg¨²n han denunciado el alcalde de Bucha y la Defensora del Pueblo de los Derechos Humanos de Ucrania. Unicef y ONU Mujeres han pedido una investigaci¨®n independiente sobre las agresiones sexuales, consideradas parte de los cr¨ªmenes de guerra.
Las violaciones en grupo y las agresiones sexuales denunciadas en Ucrania son congruentes con un tipo de ofensiva como la que Vlad¨ªmir Putin ha dise?ado, con ataques indiscriminados contra la poblaci¨®n civil, fuerte presencia de mercenarios y una marcada voluntad de castigo contra la desafecci¨®n a la causa rusa. La violencia sexual se utiliza como un arma de guerra destinada a causar terror en la poblaci¨®n y desmoralizar a quienes integran la resistencia contra el ej¨¦rcito invasor.
Cada vez hay m¨¢s mujeres en los ej¨¦rcitos, y en la guerra de Ucrania muchas j¨®venes se han unido a los grupos de combate y resistencia. Tanto las mujeres que huyen de los bombardeos para proteger a los ni?os como las que permanecen en las ciudades sitiadas y ocupadas se convierten en un soporte esencial para la subsistencia de la poblaci¨®n vulnerable. En ese contexto, violar y matar a las mujeres y a las ni?as es una forma de destruir la comunidad, como hemos visto en el conflicto del Congo, donde se estima que cerca de 500.000 mujeres han sido objeto de agresiones sexuales por parte de soldados en los ¨²ltimos 20 a?os. La guerra suele ir acompa?ada de una exaltaci¨®n de la hipermasculinidad y para muchos combatientes, tomar el cuerpo de las mujeres de la comunidad vencida forma parte de la conquista del territorio. Otra fuente dram¨¢tica de vulnerabilidad est¨¢ en la trata de mujeres. La frontera y la desesperaci¨®n de la huida es el caldo de cultivo para las redes mafiosas dispuestas a victimizar doblemente a las mujeres con enga?os y abusos que a menudo acaban en un camino sin retorno hacia la prostituci¨®n.
Reunir pruebas de las agresiones sexuales cometidas, como ya han empezado a hacer la Fiscal¨ªa ucrania y el Tribunal Penal Internacional, es una tarea imprescindible para que los responsables tengan que rendir alg¨²n d¨ªa cuentas. La resoluci¨®n 1325 de Naciones Unidas, adoptada en octubre de 2000, insta a garantizar la protecci¨®n de mujeres y ni?as frente a violaciones y otros abusos sexuales en situaciones de guerra. El Tribunal Penal Internacional conden¨® en 2019 al ruand¨¦s Bosco Ntaganda a 30 a?os de prisi¨®n por 18 cr¨ªmenes de guerra, que inclu¨ªan violaciones y esclavitud sexual. Solo cuando cesen los combates en Ucrania se conocer¨¢ el alcance real de este tipo de violencia. Eso es lo que sucedi¨® en la guerra de los Balcanes, cuando una misi¨®n de investigaci¨®n de la Uni¨®n Europea concluy¨® que m¨¢s de 20.000 mujeres y ni?as hab¨ªan sido violadas por soldados serbios durante la guerra. Los agresores tienen que tener claro que ninguna de estas violencias puede quedar sin castigo.
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