Desenmascararse
Los lectores escriben del fin de las mascarillas en interiores, de las aspiraciones vitales, el trato de algunos m¨¦dicos y la responsabilidad con los impuestos
Lleg¨® el momento de decir adi¨®s a las m¨¢scaras. De descubrirnos, de desenmascararnos y de mostrarnos a cara descubierta. Por fin lleg¨® el momento, tambi¨¦n, de saber qu¨¦ hacer con las mascarillas que nos quedan. Habr¨¢ quien las almacene y administre por si acaso. Habr¨¢ quien las guarde como recuerdo de un tiempo que ser¨¢ historia cuando el andar del tiempo lo disponga. Y seguro que tambi¨¦n habr¨¢ quien no sepa qu¨¦ hacer con ellas y piense que cualquier esquina de cualquier calle sea un buen lugar para depositarlas, para dejar, incluso, huella de una pandemia que fue y ha llegado mucho m¨¢s all¨¢ de lo que la propia palabra dice o representa. Teniendo en cuenta lo poco positivo que podemos ara?ar de ella. Ahora nuestro rostro ser¨¢ relato vivo y consecuente inconsciente de una mentira que antes escond¨ªamos detr¨¢s de una mascarilla Aunque la mayor parte de los gozosos liberados no sean o seamos a¨²n capaces de decir que ha ocurrido.
Manuel I. Nan¨ªn. O Carballi?o (Ourense)
El ¨¦xito en tazas de desayuno
En breve cumplo 40 a?os y he dejado muchos sue?os por el camino. Cuando era peque?a me ve¨ªa de misionera, cineasta, actriz, escritora, reportera de guerra, bohemia. Nada de eso se ha cumplido y no supe prepararme para ello, para una vida sin vino y rosas. Hoy se agotaron todos esos sue?os, los 40 no tienen la culpa, nadie la tiene, ni siquiera yo, a pesar de haberme fustigado por no haber hecho suficiente, ?qu¨¦ era lo suficiente? Hoy cambio sue?os por ver a los m¨ªos bien. Igual ese es el ¨¦xito y no el que venden en tazas de desayuno.
Nieves Gal¨¢n Paredes. La Zarza (Badajoz)
Falta de humanidad
Mi madre tiene 84 a?os, tiene tres v¨¦rtebras rotas desde hace varios meses. Tras pasar por las Urgencias de un hospital p¨²blico en dos ocasiones sin detectarle ninguna rotura, acudi¨® a un m¨¦dico familiar, y especialista, por la v¨ªa privada, que le diagnostic¨® la rotura y le recet¨®, a finales de enero, un cors¨¦ met¨¢lico. A principios de abril fue al traumat¨®logo, de nuevo en la sanidad p¨²blica, que le estaba haciendo un seguimiento. Tras preguntarle c¨®mo se encontraba, ella le respondi¨® que todav¨ªa estaba algo dolorida. El traumat¨®logo, desde su silla y sin levantarse, la mir¨® y le dijo que con esos a?os qu¨¦ se pod¨ªa esperar. Mir¨¢ndola a la cara, pero sin mirarle la espalda, le dijo: le doy el alta. La profesionalidad del m¨¦dico no la pongo en duda. Ahora bien, su humanidad deja mucho que desear.
Justino Sanch¨®n. Salamanca
Responsabilidad
El otro d¨ªa me ofrecieron un negocio para mi empresa en el que una parte del pago era con dinero en B. Confieso que vacil¨¦ y me cost¨® decir que no, dado que la empresa no pasa por su momento m¨¢s rumboso. En esa fracci¨®n de segundos pens¨¦ en mi hijo al que siempre le digo que hay que ser decente y mantengo un discurso a favor de una sanidad, educaci¨®n y energ¨ªa p¨²blicas. Tambi¨¦n pens¨¦ en el caso de corrupci¨®n de las mascarillas, qu¨¦ malos son esos pol¨ªticos que lo permiten, no tienen ni idea del esfuerzo que actualmente nos representa para muchos ser honestos con nuestras obligaciones fiscales. Quiero pensar que qui¨¦n gana es mi hijo.
Elena Mart¨ªnez. Beniarbeig (Alicante)
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