Imperio de Bienestar
Las mentes progresistas deber¨ªan saber que expandir autom¨¢ticamente el gasto social es, para los ciudadanos m¨¢s desafortunados, lo que las conquistas de Napole¨®n para el pueblo llano franc¨¦s: gloria hoy y miseria ma?ana
Espa?a cuelga de Europa con una mano agarrada a la bota italiana y otra al hex¨¢gono franc¨¦s. Queremos imitar a Alemania o Dinamarca, y a veces les superamos, pero a menudo seguimos los pasos de Francia e Italia. Y esto deber¨ªa alertarnos, porque ambas han pulverizado sus sistemas pol¨ªticos y ya s¨®lo tienen dos alternativas viables: tecnocracia (Macron, Draghi) o populismo (Le Pen, Salvini/Meloni). O unos l¨ªderes sostenidos por las ¨¦lites, y m¨¢s queridos en Bruselas que en casa, o la barbarie.
El populismo ha llegado a las puertas de Roma y Par¨ªs no por culpa de unos partidos, medios de comunicaci¨®n o redes sociales (?ojal¨¢ bastara con desconectarnos de Twitter!), sino por una tensi¨®n estructural. El Estado franc¨¦s y el italiano est¨¢n atrapados entre ciudadan¨ªas que exigen prestaciones generosas y una factura cada vez m¨¢s impagable. Francia e Italia han construido a lo largo de d¨¦cadas vastos Estados de bienestar ¡ªson l¨ªderes mundiales en gasto social¡ª pero, como el imperio napole¨®nico, son poco sostenibles y equitativos. Por ejemplo, tienen pensiones y prejubilaciones espl¨¦ndidas para los trabajadores de ciertos sectores. ?Les suena?
Franceses, italianos y espa?oles no estamos fatalmente unidos por un defectuoso cromosoma cultural. Pero s¨ª compartimos un dogma heredado del mundo romano: ante la duda, la res publica prevalece sobre la cosa privada.
Hist¨®ricamente, esa mentalidad posibilit¨® que aut¨®cratas ambiciosos movilizaran recursos ingentes para cumplir sus sue?os megal¨®manos, de C¨¦sar, Carlomagno y Carlos V a Napole¨®n, Mussolini y otros caudillos. Y, en democracia, esa actitud permite que nuestros Estados acomoden f¨¢cilmente las reclamaciones de grupos organizados. La vara de medir el ¨¦xito de una pol¨ªtica no es si el beneficio social es mayor que su coste, sino si hay ¡°acuerdo¡± del Gobierno con el inter¨¦s de turno. Todos corremos a aplaudir cualquier pacto que ampl¨ªe esos Imperios del Bienestar que no dan a qui¨¦n m¨¢s lo necesita, sino a qui¨¦n mejor lo pide.
Pero las mentes progresistas deber¨ªan saber que expandir autom¨¢ticamente el gasto social (indexando todas las pensiones, cubriendo el 100% de sueldos astron¨®micos en bajas paternales, y otros caprichos de bienestar) es, para los ciudadanos m¨¢s desafortunados, lo mismo que las conquistas de Napole¨®n para el pueblo llano franc¨¦s: gloria hoy y miseria ma?ana. @VictorLapuente
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