Refugiados: (no) midiendo con la misma vara
Millones de personas huyen de situaciones de violencia o crisis generalizadas, pero las pol¨ªticas de los Estados receptores son muy distintas
Cuando se trata de refugiados no se mide con la misma vara; al fin de la historia depende de d¨®nde vienen y adonde van. Porque la realidad dura y pura es que hay gran diferencia de derechos entre los que migran al ¡°norte global¡± o los que lo hacen hacia el ¡°sur global¡±. Dependiendo, adem¨¢s, de d¨®nde vienen, pues hay quienes resultan ¡°m¨¢s iguales¡± que otros. Alarmante diferenciaci¨®n de pol¨ªticas y conductas que parece pasar por agua tibia y sin esc¨¢ndalo en la prensa internacional o en los foros internacionales.
Son millones de personas que huyen de situaciones semejantes de violencia o ...
Cuando se trata de refugiados no se mide con la misma vara; al fin de la historia depende de d¨®nde vienen y adonde van. Porque la realidad dura y pura es que hay gran diferencia de derechos entre los que migran al ¡°norte global¡± o los que lo hacen hacia el ¡°sur global¡±. Dependiendo, adem¨¢s, de d¨®nde vienen, pues hay quienes resultan ¡°m¨¢s iguales¡± que otros. Alarmante diferenciaci¨®n de pol¨ªticas y conductas que parece pasar por agua tibia y sin esc¨¢ndalo en la prensa internacional o en los foros internacionales.
Son millones de personas que huyen de situaciones semejantes de violencia o crisis generalizadas, pero las pol¨ªticas de los Estados receptores son muy distintas. Parecen omitir algunos ¡ªprecisamente los Estados m¨¢s ricos¡ª m¨¢s de 70 a?os de reglas y est¨¢ndares internacionales adoptados dentro del marco de Naciones Unidas.
En honor a la verdad, el r¨¦cord de Am¨¦rica Latina, con sus flaquezas institucionales y problem¨¢ticas graves de pobreza y desempleo, es relativamente bueno. En dos momentos cr¨ªticos de los ¨²ltimos 50 a?os, la respuesta regional ha sido correcta y de principios.
Fue as¨ª, por ejemplo, cuando hace poco m¨¢s de 30 a?os, con guerras internas que remec¨ªan a pa¨ªses centroamericanos como El Salvador o Guatemala, decenas de miles de personas hu¨ªan a otros pa¨ªses de la violencia generalizada y la violaci¨®n masiva de los derechos humanos. Era una suma de situaciones individuales que no ¡°cazaban¡± al 100% con la definici¨®n oficial de refugiados adoptada en la ONU en 1951 que refiere a al temor fundado de persecuci¨®n individual.
En ese contexto (1994) los pa¨ªses latinoamericanos adoptaron en Cartagena de Indias la ¡°definici¨®n ampliada¡± de refugiado (que sigue vigente, pero que lamentablemente no se ha ¡°contagiado¡± a Europa). Buscaba esa definici¨®n ampliada responder al fen¨®meno de millones de personas que hu¨ªan de pa¨ªses centroamericanos, no por persecuci¨®n individual, sino por la violencia generalizada y las violaciones masivas de derechos humanos.
La ¡°definici¨®n ampliada¡± permiti¨®, as¨ª, cimentar y desarrollar pol¨ªticas regionales exitosas. Hoy mismo sirve de marco para el procesamiento del drama de m¨¢s de seis millones de venezolanos/as que se encuentran b¨¢sicamente en Am¨¦rica Latina en el movimiento migratorio m¨¢s grande en la historia de la regi¨®n. Est¨¢n, ante todo en Colombia y Per¨², pero, adem¨¢s, en otros pa¨ªses latinoamericanos. Magnitudes que superan a la cantidad de refugiados recibidos en la rica Europa en la ¨²ltima d¨¦cada antes del ataque de Rusia a Ucrania este a?o.
Criterio semejante al de la ¡°definici¨®n ampliada¡±. Sin embargo, no se ha empleado, por ejemplo, en Europa, para procesar la situaci¨®n de m¨¢s de un mill¨®n de ciudadanos/as de Siria que tuvieron que buscar protecci¨®n en a?os recientes sin poder sustentar su huida en una indemostrable ¡°persecuci¨®n individual¡± (definici¨®n cl¨¢sica de refugiado). Con la ¡°definici¨®n ampliada¡± de Cartagena no habr¨ªa habido discusi¨®n sobre el derecho de esas personas del ¡°sur global¡± a la protecci¨®n.
Respuesta distinta, felizmente, es la que vienen recibiendo hoy los cinco millones de personas que se han visto obligadas a huir de la europea Ucrania desde que empez¨® el ataque de Rusia hace dos meses. Bueno que Europa los acoja y que no busque en la definici¨®n de la Convenci¨®n de 1951 un parapeto para devolverlos a su pa¨ªs o enviarlos a otra regi¨®n del mundo. Pero evidente diferencia de criterio si quienes traspasan las fronteras europeas provienen de un ¡°peligroso¡± sur global.
La cereza encima de la torta es la reciente ¡ªalucinante¡ª decisi¨®n adoptada en Londres por el Gobierno del conservador Boris Johnson: enviar a Ruanda a los buscadores de asilo que lleguen a las costas brit¨¢nicas¡ y sin siquiera escuchar previamente sus historias. Como lo se?ala la publicaci¨®n brit¨¢nica The Economist en su ¨²ltima edici¨®n, por la llegada de cerca de 30.000 personas que llegaron a las costas brit¨¢nicas el a?o pasado, el Gobierno brit¨¢nico ha firmado un acuerdo con el de Kigali (Ruanda) para expulsarlos a Ruanda.
Si ese proyecto prospera, como lo se?ala The Economist, y otros pa¨ªses siguen al Reino Unido, se acab¨® el derecho de los refugiados. Aunque, dir¨ªa yo, salvo que quienes busquen refugio sean ¨¦tnica y culturalmente iguales ¡ªo, al menos. Semejantes¡ª a la poblaci¨®n del pa¨ªs receptor. ?No es tiempo de recordar cu¨¢les son los est¨¢ndares de derecho de refugio vigentes y que deben prevalecer?
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