Alemania, Francia, Reino Unido y otros pa¨ªses en busca de una nueva identidad
Existen momentos en la vida, y en la historia, en los que ya no se puede ser lo que se era, y varios Estados europeos afrontan esa tesitura
Hay momentos en la vida, y en la historia, en los que ya no se puede ser lo que se era. Parece que varios pa¨ªses europeos se hallan en ese tipo de tesituras, en busca de una nueva identidad.
Destaca entre ellos Alemania, potencia continental, que afronta una metamorfosis que la aleja de los rasgos fundacionales de su historia contempor¨¢nea. La brutalidad de Putin es una enmienda a la totalidad a su pol¨ªtica hacia Rusia, su fe en el Wandel durch Handel ¨Dcambio a trav¨¦s del comercio¨D y reclama un fuerte giro a su pol¨ªtica de defensa. Tras haber construido una identidad asentada en un perfil militar bajo, Berl¨ªn debe dar un paso al frente que causa cierto v¨¦rtigo a generaciones de alemanes. El anunciado aumento del gasto en defensa la posicionar¨ªa como tercera potencia militar mundial en cuanto a inversiones. Otros pilares de la identidad alemana se han visto sacudidos en los ¨²ltimos a?os, como la fe en el rigor fiscal. La austeridad aplicada en la eurozona tras la crisis de 2008 dio malos resultados. Ahora Alemania se halla en medio de un viraje, encarnado por la aprobaci¨®n de una cuesti¨®n anta?o anatema ¡ªel endeudamiento com¨²n, aceptado para los fondos pand¨¦micos¡ª y que se ver¨¢ puesto a prueba con las pendientes reformas de la zona euro y otros asuntos.
Francia tambi¨¦n afronta circunstancias que exigen una amplia reconsideraci¨®n. Los partidos centrales de la V Rep¨²blica est¨¢n sustancialmente fundidos. El malestar ciudadano se manifiesta en distintas formas, nacionalistas o izquierdistas, pero de una manera u otra reclama cambios radicales. Una pol¨ªtica desestructurada que parece apoyarse m¨¢s en liderazgos personales ¨DMacron, Le Pen, M¨¦lenchon¨D que en partidos tendr¨¢ que gestionar un descontento de gran profundidad que afecta la justicia social, la relaci¨®n con la UE o la OTAN, entre otros asuntos de calado.
Al otro lado del canal de La Mancha, el Reino Unido trata de reconstruir una identidad despu¨¦s del desgarro del Brexit. Cuatro d¨¦cadas de camino unido con los socios europeos se fueron al desag¨¹e. Londres busca un nuevo papel en el mundo con un 48% de la ciudadan¨ªa que no lo deseaba.
Hay m¨¢s. Finlandia y Suecia se ven forzados por la agresi¨®n Rusia a Ucrania a reconsiderar d¨¦cadas de historia y construcci¨®n nacional alrededor de una posici¨®n de no alineamiento. Se trata de rasgos definitorios de su esencia que se ven cuestionados de forma abrupta. Otros tienen sus problemas latentes de identidad, como Espa?a, con la notoria insatisfacci¨®n de importante parte de su ciudadan¨ªa con respecto a su ordenaci¨®n territorial y forma de Estado.
Y, por supuesto, la propia Uni¨®n Europea se ve envuelta en un turbulento proceso de reconfiguraci¨®n de sus competencias y actitud en medio de desaf¨ªos trascendentales como la pandemia, la amenaza rusa, la descarnada competici¨®n de potencias. En ese contexto ha puesto en marcha un, poco lucido, proceso de reflexi¨®n, la Conferencia sobre el Futuro de Europa, que finaliza en estos d¨ªas.
Hay que ser muy miope para no ver el tama?o de los problemas y la dificultad de las soluciones. Hay que ser muy irresponsable y cobarde para no abordar el cambio con el vigor necesario. Hay que tener muy poca sangre en las venas para no ver que, como nos ense?a Ovidio, en la vida y en la historia, son posibles metamorfosis inimaginables y extraordinarias.
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