La inestable estabilidad
El morbo medi¨¢tico que producen estas trifulcas en el Ejecutivo hace que el foco se desv¨ªe de cuestiones centrales en uno de los momentos m¨¢s complejos pol¨ªticamente en a?os
Soy de los que piensan que Pedro S¨¢nchez rompe casi siempre todos los pron¨®sticos. Por eso no acabo de creerme que estemos en la antesala del derrumbamiento de su Gobierno por p¨¦rdida de su multicolor apoyo parlamentario o por las desavenencias internas entre sus socios. Es un Gobierno que viene tambale¨¢ndose desde el minuto uno, pero que ah¨ª sigue. Baste recordar las iniciales declaraciones cr¨ªticas del Pablo Iglesias vicepresidente, o los muchos feos que ERC ha venido haci¨¦ndole a S¨¢nchez ante decisiones parlamentarias trascendentales. ?Por qu¨¦ ahora, tras el esc¨¢ndalo del espionaje, el resultado deber¨ªa de ser distinto? Dicho en otras palabras, este Gobierno y sus apoyos tienen un curioso mecanismo homeost¨¢tico, siempre consigue volver al equilibrio cuando todo parece disolverse.
La soluci¨®n f¨¢cil a este enigma es recurrir a la manida imagen de la er¨®tica del poder. El poder como el mayor de los afrodis¨ªacos. Sin ¨¦l, sin participar de esa energ¨ªa, aunque solo sea en parte, como les ocurre a sus socios, la vida pol¨ªtica resulta fr¨ªa, inh¨®spita, l¨¢nguida, carente de chispa. Adem¨¢s, es mucho lo que aquellos han conseguido hasta ahora y pueden conseguir todav¨ªa. Y las pr¨®ximas elecciones generales no pintan bien para la coalici¨®n, la amenaza demosc¨®pica de un triunfo de la derecha es real. Aunque para Esquerra es una situaci¨®n dif¨ªcil. Es mucho lo que puede perder en el futuro en su ¨¢mbito territorial si ahora se muestra condescendiente. De ah¨ª que rechace que se le conceda una cabeza menor. Porque esto ahora va del valor o peso pol¨ªtico de la v¨ªctima propiciatoria a sacrificar. El poder siempre acaba devorando a sus hijos.
El caso de Podemos es bien distinto. Dados los antecedentes, ?a alguien le sorprende que Echenique pidiera el cese de una ministra? Supongamos que no lo consigue, que es lo que yo pienso, ?creen de verdad que por eso abandonar¨ªan el Gobierno? Seguro que no. Uno se acostumbra muy r¨¢pidamente a las prebendas del poder y Unidas Podemos todav¨ªa est¨¢ en la fase en la que tiene que decidir qu¨¦ quiere ser de mayor. Entretanto, ?por qu¨¦ renunciar a la visibilidad que le ofrece ser parte del Gobierno? Su disidencia tiene algo de impostado, le permite seguir jugando al socio d¨ªscolo que se atreve a decir las verdades al poder desde el poder. Una contradicci¨®n fascinante.
Los costes de esta inestable estabilidad saltan a la vista. Las amenazas ubicuas son fuente de un deterioro institucional continuo y gran parte de las decisiones pol¨ªticas van dirigidas a satisfacer reclamaciones de unos u otros grupos espec¨ªficos, como la subasta en la que acab¨® convirti¨¦ndose la aprobaci¨®n del Presupuesto. Y algo no menos importante, al final acabamos hablando m¨¢s de los problemas del Gobierno que de los problemas y los desaf¨ªos que debe afrontar este sufrido pa¨ªs. El morbo medi¨¢tico que producen estas trifulcas hace que el foco se desv¨ªe de cuestiones centrales en uno de los momentos m¨¢s complejos pol¨ªticamente en a?os. Y que incluso los propios logros gubernamentales acaben pasando casi desapercibidos.
Como polit¨®logo que soy no deben de fiarse mucho de mis predicciones, pero tengo para m¨ª que quien acabar¨¢ de romper esta fr¨¢gil coalici¨®n de hierro no ser¨¢n algunos de sus apoyos. Lo har¨¢ el propio presidente cuando considere que acudir a las urnas de la mano de sus socios es m¨¢s perjudicial que escenificar un divorcio. Como es l¨®gico, se producir¨¢ en la antesala de las generales. O, si no, al tiempo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.