La bomba at¨®mica y la baja menstrual
Hay una industria que vive de pastorear la conversaci¨®n. Su secreto es fingir que la conduce y disimular que la sigue sin comprenderla
?Durante cu¨¢nto tiempo hablar¨ªamos de un ataque nuclear?, se preguntaba el economista Tyler Cowen. Menos de lo que pensamos, suger¨ªa: respondemos incluso a las cat¨¢strofes con una especie de entumecimiento colectivo. La distracci¨®n permanente es una suerte para dirigentes en apuros. Hay una industria que vive de pastorear la conversaci¨®n: su secreto es fingir que la conduce y disimular que la sigue sin comprenderla. Tras unas semanas en las que el Gobierno logr¨® convertir el malestar con sus aliados en una crisis de Estado, mientras la inflaci¨®n se vuelve estructural y la Autoridad Fiscal ve ¡°ficticio¡± el margen de Espa?a para gastar, hablamos de una nueva regulaci¨®n del aborto que, en lo principal, vuelve a la ley de 2010. Pero no se ha discutido tanto de eso como de las bajas menstruales. Naturalmente, reconozco a la ministra de Igualdad que gracias a ella mi madre sabr¨¢ qu¨¦ son las reglas dolorosas, antes de jubilarse como m¨¦dico de atenci¨®n primaria en el sistema p¨²blico. Pero algunas cosas generan dudas: hab¨ªa bajas por dismenorrea, no est¨¢ claro por qu¨¦ la Seguridad Social debe cubrir esas bajas desde el primer d¨ªa y otras no, que la interrupci¨®n del embarazo se haga en un centro p¨²blico tiene algo de fetiche ¨Dlo importante es la cobertura, puede haber conciertos¨D y presenta problemas t¨¦cnicos. Todo eso sin contar otras propuestas que se quedaron por el camino, como la reducci¨®n del tipo impositivo de los productos de higiene femenina (anunciada antes de consultar con Hacienda) o la persecuci¨®n en el extranjero de quienes busquen la gestaci¨®n subrogada. Tampoco est¨¢ claro cu¨¢ntas personas pedir¨¢n esas bajas: no s¨¦ si una trabajadora del hogar se acoger¨¢ f¨¢cilmente o si lo har¨¢ una ejecutiva bancaria. Pero todas esas cuestiones o la adecuaci¨®n de las medidas se pierden en un debate plagado de cursiler¨ªa y posicionamiento, ferocidad y sensibler¨ªa, donde el animal espiritual del analista es el lemming: lo hemos visto con las pol¨¦micas sobre Chanel, ejemplos de esa combinaci¨®n de un exceso de formaci¨®n y un exceso de tiempo libre que ha diagnosticado Janan Ganesh. La conversaci¨®n nos devuelve a un debate particularmente tedioso del instituto: los argumentos son los mismos, pero ahora sabemos que el fin de semana o la edad adulta no nos van a librar de ellos. Estados Unidos dice que ha visto objetos voladores no identificados y no sabemos si son los precios o nuestros temas de conversaci¨®n. @gascondaniel
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