Conversaci¨®n
El tel¨¦fono de prevenci¨®n del suicidio es otro ejemplo de parche: no podemos eliminar las causas de fondo, pero hablamos con los desesperados
El mundo es un parche, y quiz¨¢ no pueda ser otra cosa. Tapamos una fuga de agua aqu¨ª o un escape de gas all¨¢, y vamos tirando a base de cataplasmas o ung¨¹entos milagrosos con altos porcentajes de placebo. La expresi¨®n ¡°llegar a fin de mes¡± formula una ambici¨®n inalcanzable. Se llega, pero a base de trampas, de recauchutados, de zurcidos. La realidad es un puro remiendo. Se remiendan las calles, las fachadas de los edificios, se restauran los cuadros, se pegan con supergl¨² las vidas rotas y vamos aguantando un poco como Rafa Nadal, que se recupera de los partidos ag¨®nicos con dosis cada vez mayores de antinflamatorios productores de lesiones en el tubo digestivo. Cada medicina tiene su efecto secundario. Los parches salen caros, en fin.
Hubo, sin embargo, un momento hist¨®rico en el que nos llegamos a creer que lo de dar la vuelta al abrigo para prolongar su vida se hab¨ªa terminado. Que se hab¨ªa acabado lo de heredar la ropa del hermano mayor, lo de tapar con rodilleras los agujeros de los pantalones, lo de entallar o desentallar la vieja gabardina para que pareciera nueva o a la moda, lo de la reparaci¨®n exhaustiva del calzado, lo del caf¨¦ de recuelo, lo de la posguerra en general. Esto de instalarse en una posguerra sin haber pasado por una guerra podr¨ªa considerarse una forma de progreso, como lo del alcanzar la heterodoxia sin haber conocido la ortodoxia.
Tiempos raros, en los que disponemos de un n¨²mero de tel¨¦fono para suicidas al que quiz¨¢ se pueda llamar a ¡°cobro revertido¡±, por utilizar tambi¨¦n un sintagma antiguo, o incluso desde larga distancia. ?Desde d¨®nde dec¨ªa usted que se suicida? Desde Australia. No se retire, le pasamos con el experto en ant¨ªpodas. Este servicio es otro ejemplo de parche: no podemos eliminar las causas de fondo del suicidio, pero damos conversaci¨®n a los desesperados.
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