La gravedad de la poluci¨®n

La poluci¨®n ambiental se ha convertido, de forma sigilosa pero implacable, en la principal amenaza para la salud humana global. Un nuevo informe de la Comisi¨®n de Contaminaci¨®n y Salud de la revista cient¨ªfica The Lancet estima que las diferentes formas de contaminaci¨®n del aire, del suelo y del agua causan la muerte prematura de nueve millones de personas al a?o en el mundo, lo que representa uno de cada seis fallecimientos. La m¨¢s importante es la contaminaci¨®n del aire, que provoca 6,6 millones de muertes prematuras, seguida de la contaminaci¨®n del agua, con 1,4 millones. El plomo sigue causando 900.000 muertes anuales y los productos qu¨ªmicos t¨®xicos se cobran 870.000 vidas m¨¢s. Pero como ocurre con otros muchos aspectos relacionados con la salud, la distribuci¨®n es muy desigual: el 90% de las v¨ªctimas de este envenenamiento silencioso se produce en pa¨ªses de rentas bajas y medias, muy alejados de los est¨¢ndares de salud p¨²blica de los pa¨ªses desarrollados.

Cada vez se conocen con mayor precisi¨®n los efectos de los diferentes contaminantes sobre la salud. Pero como la poluci¨®n ambiental no mata de forma fulminante, la mortalidad sigue extendi¨¦ndose sin que la ciudadan¨ªa sea consciente de la dimensi¨®n del problema. Se sabe, por ejemplo, que la contaminaci¨®n procedente de los motores de combusti¨®n se ha convertido en una de las principales causas de muerte prematura en las ciudades, ya que desencadena o agrava patolog¨ªas respiratorias y cardiovasculares, pero nuevos estudios indican que afecta tambi¨¦n al desarrollo cognitivo de los ni?os, y a procesos neurodegenerativos como el alzh¨¦imer.

Aunque son muchos los pa¨ªses que han tomado medidas para reducir la contaminaci¨®n, las mejoras en salud apenas son perceptibles en t¨¦rminos globales, lo cual indica que las pol¨ªticas p¨²blicas en este ¨¢mbito tienen que ser mucho m¨¢s intensas y contundentes. Los pa¨ªses ricos, y en particular la Uni¨®n Europea, han logrado reducir los ¨ªndices de contaminaci¨®n del aire y del agua, pero est¨¢n lejos de situarlos en niveles que no sean nocivos. El reto es ahora adaptar la normativa a los nuevos par¨¢metros establecidos por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud para la calidad del aire y extender las medidas a los pa¨ªses en desarrollo.

Como se ha visto con la lucha contra la covid-19, los actuales sistemas de gobernanza responden relativamente bien ante situaciones de emergencia, pero tienen grandes dificultades para afrontar problemas que requieren cambios estructurales en el modelo productivo y de organizaci¨®n social. La contaminaci¨®n tiene siempre efectos locales, pero es cada vez m¨¢s un problema sist¨¦mico de car¨¢cter planetario que debe abordarse de forma global. Este enfoque tiene la ventaja de que permite crear sinergias virtuosas con triple beneficio: las medidas que se aplican contra la contaminaci¨®n no solo mejoran la salud de la poblaci¨®n, sino que tienen efectos positivos en la lucha contra el cambio clim¨¢tico y en la preservaci¨®n de la biodiversidad del planeta.