Sumar gente o sumar partidos
En un contexto de desafecci¨®n hacia las siglas, el proyecto de Yolanda D¨ªaz tendr¨¢ m¨¢s posibilidades cuanto m¨¢s escuche a la ciudadan¨ªa, porque debe acumular capital pol¨ªtico antes de pensar en la marca electoral
Hay un gran revuelo en torno a los planes pol¨ªticos de Yolanda D¨ªaz, la vicepresidenta segunda del Gobierno. Ella ha cultivado el misterio obstinadamente, controlando los tiempos y resistiendo la presi¨®n ambiental para que aclare de una vez qu¨¦ es lo quiere hacer y c¨®mo va a hacerlo.
La tarea que tiene por delante es dif¨ªcil: resucitar a un movimiento amplio situado a la izquierda del PSOE e ir m¨¢s all¨¢ de ¨¦l con un programa inclusivo que le permita traspasar las barreras que dividen a los diversos grupos ideol¨®gicos que componen la sociedad. Del ¨¦xito que tenga esta operaci¨®n depende en buena medida que el proyecto progresista de cambio sume de nuevo una mayor¨ªa suficiente para seguir gobernando. En tiempos de fragmentaci¨®n e inestabilidad, resulta poco probable que el PSOE pueda conseguir por s¨ª solo votos suficientes para gobernar. ?nicamente mediante el entendimiento entre varios proyectos progresistas se alcanzar¨¢n los apoyos necesarios.
El proyecto de D¨ªaz tendr¨¢ muchas dificultades si lo conf¨ªa todo al temor que produce la expectativa de un Ejecutivo compartido entre el Partido Popular y Vox. La vicepresidenta segunda necesita encontrar un registro propio e ilusionante. No puede regresar al pasado, a 2014, ni puede ser fiel al proyecto original de Podemos. No se trata ni de ensayar un segundo asalto a los cielos ni de explorar una nueva hip¨®tesis populista. Probablemente, D¨ªaz encontrar¨¢ la inspiraci¨®n en su propia hoja de servicios al frente del Ministerio de Trabajo, muy bien valorada por la ciudadan¨ªa: los ERTE para hacer frente al shock de la pandemia, la reforma laboral, la subida del salario m¨ªnimo, el di¨¢logo social.
Todo parece indicar que habr¨¢ una menor densidad ideol¨®gica que en Podemos y que las prioridades se fijar¨¢n en asuntos que tienen un impacto directo y perceptible en la vida de la gente. Un proyecto centrado en las pol¨ªticas p¨²blicas, basado en el cuidado y la protecci¨®n de los ciudadanos en medio de fuertes incertidumbres econ¨®micas y una sucesi¨®n de crisis inesperadas (la covid-19, la guerra de Rusia contra Ucrania).
El elemento m¨¢s pol¨¦mico es la articulaci¨®n de su proyecto pol¨ªtico. ?C¨®mo va a montar la operaci¨®n? Aunque de momento no haya respuesta a esta pregunta, s¨ª cabe descartar algunas opciones. Bas¨¢ndonos en los pocos indicios con los que contamos, parece claro, por lo que la propia D¨ªaz ha dicho, que no quiere ser simplemente el rostro visible de un partido pol¨ªtico, ni tampoco aspirar a forjar una alianza entre partidos en una especie de frente amplio de izquierdas.
Como cab¨ªa esperar, los partidos existentes se han puesto nerviosos. De forma m¨¢s o menos expl¨ªcita, oponen la solidez de la organizaci¨®n al personalismo de la posible candidata. Y recuerdan que el hecho de que sea muy popular y tenga una valoraci¨®n extraordinaria en las encuestas no sirve de mucho si no hay un partido detr¨¢s. El mensaje subyacente no admite dudas: sin organizaci¨®n, no se ganan elecciones; sin cuadros locales, no se consolida un proyecto.
No es mi intenci¨®n desde?ar en absoluto la importancia de la organizaci¨®n en pol¨ªtica, pero es importante recordar que el momento presente viene marcado por una desconfianza muy profunda en los partidos. Creo que ya lo he escrito en alguna ocasi¨®n en estas mismas p¨¢ginas: menos del 10% de los espa?oles conf¨ªan en los partidos pol¨ªticos. La imagen de los partidos est¨¢ muy da?ada en general, pero especialmente en los pa¨ªses latinoeuropeos: no es por casualidad que todas las nuevas formaciones pol¨ªticas creadas a lo largo de la ¨²ltima d¨¦cada en esos pa¨ªses hayan renunciado a utilizar el t¨¦rmino partido en el nombre: se llaman, m¨¢s bien, Podemos, Ciudadanos, Vox, En Marcha!, Francia Insumisa, Chega!, Movimiento 5 Estrellas, Hermanos de Italia, etc¨¦tera.
Atravesamos una crisis de los agentes tradicionales de intermediaci¨®n, no s¨®lo en la pol¨ªtica, sino tambi¨¦n en muchas otras esferas de la vida, de la econom¨ªa a la cultura. La funci¨®n prescriptiva que desempe?an los bancos en asuntos financieros, los medios de comunicaci¨®n en el debate p¨²blico, los cr¨ªticos en el mundo cultural, o los partidos en la pol¨ªtica, est¨¢ seriamente cuestionada. Son muchos los ciudadanos que no quieren que organizaciones verticales y jer¨¢rquicas les digan lo que tienen que hacer, decir o pensar. Si nos fijamos en nuestras democracias, la queja m¨¢s recurrente es que los pol¨ªticos van a lo suyo, que no tienen suficientemente en cuenta las opiniones de la gente. Los partidos se perciben como organizaciones burocratizadas, pobladas por tipos sin otra trayectoria profesional que la pol¨ªtica, vulnerables a las presiones de los poderosos y poco permeables a las demandas ciudadanas. De ah¨ª que tanta gente se resista a votar a los partidos tradicionales y busque otras opciones.
No es momento de entrar en la cuesti¨®n de si la cr¨ªtica a los partidos es justa o excesiva. El hecho es que hay una desafecci¨®n profunda con respecto a todo lo relativo a los partidos tradicionales, desafecci¨®n que, por cierto, tambi¨¦n alcanza a partidos j¨®venes que se presentaron como alternativa, pero que, en muy poco tiempo, han reproducido todos los vicios sectarios de las organizaciones tradicionales.
En ese contexto, una renovaci¨®n de liderazgo en un partido o una confluencia entre partidos ya existentes no es suficiente para restablecer la confianza con el electorado. De ah¨ª que D¨ªaz, a la vista de esta situaci¨®n pol¨ªtica, est¨¦ pensando en algo distinto. Parece consciente de que no puede presentarse ante la ciudadan¨ªa como una componedora entre intereses partidistas varios. Ha de construir su liderazgo sobre bases distintas, pensando primero en los ciudadanos y luego en los partidos, de manera que acumule el capital pol¨ªtico suficiente para que, cuando llegue el momento de la verdad (las listas, la financiaci¨®n, las campa?as), lo que m¨¢s convenga a los partidos existentes sea sumarse a un movimiento que ya est¨¦ en marcha.
Yolanda D¨ªaz quiere presentarse ante la ciudadan¨ªa antes de tomar decisiones organizativas. Ha declarado que aspira a recorrer el pa¨ªs para encontrarse con la sociedad civil y prestar atenci¨®n a sus principales preocupaciones. Cuanto m¨¢s lejos vaya en este proyecto, no s¨®lo mayores posibilidades tendr¨¢ de construir un programa ambicioso y atractivo para amplias capas de la sociedad, sino que tambi¨¦n acumular¨¢ mayor fuerza pol¨ªtica frente a partidos con una popularidad declinante.
No es esta la forma ortodoxa de hacer las cosas, sin duda, pero precisamente por ello quiz¨¢ D¨ªaz encuentre una v¨ªa para recuperar cierta ilusi¨®n pol¨ªtica. Los partidos a la izquierda del PSOE tendr¨¢n que resistir la tentaci¨®n de apropiarse del proyecto o reconvertirlo en un proyecto partidista. Veremos si se comportan con responsabilidad o sucumben a la antropofagia cl¨¢sica del izquierdismo. Han de entender, ante todo, y por muy injusto que les parezca, que de lo que se trata es de sumar gente y que la suma de partidos es s¨®lo un instrumento secundario para este objetivo.
Cuando tan pocos ciudadanos conf¨ªan en los partidos, del signo que sean, hay que encontrar formas nuevas para restablecer la confianza entre representantes y representados. Empezar escuchando a la gente puede ser una buena idea.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.