Trabajadores extranjeros
El objetivo de cubrir vacantes del mercado laboral con mano de obra inmigrante no debe mermar la calidad de los empleos
Las carencias del mercado laboral espa?ol son m¨²ltiples y requieren una soluci¨®n combinada y multifactorial porque el problema ni es nuevo ni tiene soluci¨®n inmediata. Hoy hay en torno a 109.000 empleos sin cubrir, seg¨²n la patronal, que es mucho menos (un 0,7% sobre la poblaci¨®n afiliada) que la media europea (2,6%), pero su alza ha sido constante en los ¨²ltimos a?os. En la construcci¨®n hay 30.000 vacantes y la b¨²squeda de jefes de obra es casi misi¨®n imposible, seg¨²n las empresas del sector. A la vez, con un 13% largo, Espa?a es el pa¨ªs con un dato de paro m¨¢s elevado en la eurozona: a pesar de su disminuci¨®n constante, la cifra duplica el promedio europeo. Pero eso no impide que aflore el problema de las numerosas vacantes que los empresarios no logran cubrir.
El borrador del nuevo reglamento de extranjer¨ªa que prepara el Ministerio de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones da un paso importante e incorpora una buena dosis de ambici¨®n para abordar la enorme cantidad de cuestiones pendientes en este ¨¢mbito. Casi todo est¨¢ por hacer porque las contradicciones de nuestro mercado laboral relacionadas con los inmigrantes son muy amplias y tradicionalmente dif¨ªciles de gestionar. El borrador del nuevo reglamento de extranjer¨ªa se asienta en tres pilares: impulsar la contrataci¨®n de trabajadores en origen (lo que debe permitir planificar mejor y desincentivar las terribles rutas de inmigraci¨®n irregular); favorecer la regularizaci¨®n de inmigrantes ya instalados que asuman la mejora de su formaci¨®n con el objetivo final de aflorar la econom¨ªa sumergida, y posibilitar que los j¨®venes extranjeros que estudian en Espa?a (algo m¨¢s de 55.000 personas) dejen de tener prohibido compatibilizar trabajo y estudio.
Los sindicatos mayoritarios han reaccionado a la propuesta del ministro Escriv¨¢ con una descalificaci¨®n ideol¨®gica ¡ªpor ¡°clasista¡±¡ª y han reclamado con raz¨®n un marco negociador con Gobierno y empresarios que los incluya. La protecci¨®n de los intereses de los trabajadores es compatible con la mejora del sistema en su conjunto, incluida la contrataci¨®n legal y en condiciones de mano de obra inmigrante para puestos que no cubre el trabajador local. El problema es objetivo y real, y lo es de forma m¨¢s acusada, en efecto, en ¨¢mbitos laborales con menor valor a?adido y salarios m¨¢s bajos ¡ªcomo la agricultura o la hosteler¨ªa¡ª, pero tambi¨¦n en otros de alta cualificaci¨®n profesional, como en las tecnolog¨ªas digitales o las energ¨ªas renovables. Adelantarse a la falta de mano de obra en las empresas y regular las contrataciones en origen, adem¨¢s de fomentar la regularizaci¨®n de los ya instalados en Espa?a v¨ªa formaci¨®n profesional, contribuye a la integraci¨®n social de una migraci¨®n que no va a desaparecer y compensa tanto la ausencia de mano de obra local como el envejecimiento de la poblaci¨®n.
Es verdad que el riesgo de un exceso de focalizaci¨®n de la oferta de los trabajos m¨¢s duros en los inmigrantes debe ser prevenida a trav¨¦s de controles que garanticen la equiparaci¨®n de condiciones entre unos y otros, para no tirar a la baja los salarios en un pa¨ªs que hace 10 a?os ya sufri¨® una devaluaci¨®n considerable. La urgencia econ¨®mica de las medidas es una motivaci¨®n de peso, pero lo es tambi¨¦n facilitar la vida de mucha gente que hoy subsiste bajo un sistema que asume el trabajo mal pagado en negro y niega a la vez los derechos a los trabajadores. Ajustar las medidas de modo que puedan eludirse sus potenciales efectos nocivos podr¨ªa ser el empe?o de una deseable negociaci¨®n que incluya tanto a empresarios como a sindicatos.
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