Liliana y un continente feminicida
En la tercera entrega de ¡®Letras Americanas¡¯, el bolet¨ªn sobre literatura latinoamericana de EL PA?S Am¨¦rica, Emiliano Monge escribe sobre la violencia machista y las escritoras que le hacen frente en la regi¨®n
Esta es la versi¨®n web de Letras Americanas, el bolet¨ªn de EL PA?S Am¨¦rica que recorre cada 15 d¨ªas las novedades de R¨ªo Bravo a la Tierra del Fuego. Para recibirlo cada domingo puede suscribirse en este enlace.
Hace quince d¨ªas, querido lector, encontr¨¦ la manera de dejar la selva, pero me cost¨® abandonar el tema del r¨ªo, que podr¨ªa ser otra de nuestras cartograf¨ªas literarias.
Atrapado ah¨ª, me encontr¨¦ releyendo a varios autores que han alimentado sus libros y nuestra literatura con unas aguas que corren mucho m¨¢s al sur: Horacio Quiroga, Antonio di Benedetto, Juan Jos¨¦ Saer y Selva Almada.
Y aunque s¨¦ que pronto escribir¨¦ una entrega sobre dicho asunto, al pasar de No es un r¨ªo a El mono en el remolino y de ah¨ª a Chicas muertas, Selva Almada me llev¨® a una cartograf¨ªa que me pareci¨® mucho m¨¢s urgente y que, a los pocos d¨ªas, se impuso como tema para esta newsletter, confirmado, adem¨¢s, por ese azar que son los premios literarios.
Liliana y su continente
En M¨¦xico, el pa¨ªs donde nac¨ª, once mujeres son asesinadas cada veinticuatro horas.
La realidad no es muy distinta en los dem¨¢s pa¨ªses de Latinoam¨¦rica, donde la desaparici¨®n y el feminicidio son una herida dolorosa y supurante.
Una herida que la literatura, sobre todo durante la ¨²ltima d¨¦cada, se ha negado a obviar, que ha decidido, en realidad, remover, para tratar de imponer aquello que puede desde su espacio de acci¨®n: en el lugar de la infecci¨®n, la cicatriz.
¡°No se trata de dar voz a quienes no la tienen, porque todas tenemos una voz, se trata de hacer que las voces que se han perdido sean escuchadas¡±, respond¨ªa en una entrevista, hace no mucho tiempo, Cristina Rivera Garza, cuyo libro El invencible verano de Liliana acaba de ganar hace unos d¨ªas el Premio Xavier Villaurrutia.
Esta idea, la de usar la literatura para hacer emerger de entre el silencio aquello que corr¨ªa riesgo de perderse en el ruido de fondo, para recuperar una, varias o el mayor numero posible de esas experiencias silenciadas que, de pronto y desde una p¨¢gina, nos hablan en presente contin¨²o y aspiran a volverse llamado ensordecedor, hasta el punto de que el olvido no sea posible, se encuentra tambi¨¦n en 2666, de Roberto Bola?o.
La cuarta parte de la ¨²ltima novela que el escritor chileno public¨® en vida, ¡°La parte de los cr¨ªmenes¡±, es, como se sabe, una sucesi¨®n aterradora de feminicidios, de cuerpos de mujeres que se nos imponen, al volverse c¨ªclico el horror, un rosario del que no puede escaparse, del que no debe escaparse, del que hay que hacerse cargo, pero es, tambi¨¦n, la demostraci¨®n del abandono estatal, la impunidad y la falta de justicia, pues desnuda la completa inutilidad de unas investigaciones que nunca conducen a nada.
¡°Sab¨ªa, intelectualmente, pero no hab¨ªa captado en toda su atroz realidad, que quienes llevamos a cabo los procesos de investigaci¨®n, al menos en t¨¦rminos de la procuradur¨ªa de justicia, somos los familiares, si nosotros no hacemos ese trabajo, no lo hace nadie m¨¢s¡ los feminicidas saben eso, que hay una alt¨ªsima probabilidad de que sus cr¨ªmenes queden impunes¡±, asever¨® tambi¨¦n Rivera Garza en otra entrevista, denunciando la impunidad pero explicando, adem¨¢s, la entra?a de El invencible verano de Liliana, que es la historia del feminicidio de su hermana, as¨ª como de la investigaci¨®n de la propia autora.
Fuerza del testimonio
El incre¨ªble verano de Liliana, una novela brillante desde el espacio de la reflexi¨®n, pero tambi¨¦n desde el de las emociones, un libro que alcanza una tensi¨®n deslumbrante entre lo que se cuenta y c¨®mo se cuenta y una obra que est¨¢ llamado a convertirse en un parteaguas ¡ªcomo se convirti¨® en su momento Le viste la cara a Dios, de Gabriela Cabez¨®n C¨¢mara, que narra los horrores del tr¨¢fico de mujeres y la prostituci¨®n, a partir del caso de Marita Ver¨®n, chica secuestrada por una red de trata en Argentina¡ª, es, adem¨¢s y sobre todo, un libro sobre la vida de Liliana y he ah¨ª su mayor fuerza: radical con respecto a darle voz, a consagrar su testimonio, Rivera Garza deja que tambi¨¦n sea Liliana, a trav¨¦s del diario que llevaba y de diversas cartas, quien se muestre a s¨ª misma.
De ah¨ª que el duelo de la autora, su dolor y su rabia ante la perdida y la injusticia se vuelvan el duelo, el dolor y la rabia de los lectores ¡ªpara conseguir algo similar, Cabez¨®n C¨¢mara recurre a una voz en segunda persona, que desdobla y apoya a su personaje hacia y en el lector¡ª; de ah¨ª que la hermana a la que la autora lleva consigo todo el tiempo, se vuelva nuestra tambi¨¦n, para que la llevemos con nosotros todo el tiempo, para que nadie que lea El invencible verano de Liliana olvide, adem¨¢s, que el peligro sigue aqu¨ª, que la amenaza y violencia no dejan de acechar a las latinoamericanas, todos los d¨ªas y en cada hora.
Esto ¨²ltimo, que el peligro es continuo y que encararlo es tan importante como no dejar de escuchar a las que ya no est¨¢n, tambi¨¦n lo sabe y lo transmite de forma extraordinaria Cometierra, de la argentina Dolores Reyes, en la que la protagonista, tras meterse un pu?ado de tierra a la boca tras el entierro de su madre, observa a su padre, en una visi¨®n, agredi¨¦ndola y asesin¨¢ndola: la constancia posterior de sus visiones, a las que recurrir¨¢n aquellos que han perdido a alguien, son ese recordatorio del que hablo.
Y lo mismo sucede con Chicas muertas, de Selva Almada, libro en el que la repetici¨®n del feminicidio incluso se vuelve augurio, al tiempo que se insiste en la impunidad, la p¨¦rdida de la verdad y el valor del testimonio, as¨ª como con la obra de la escritora uruguaya Marisa Silva Schulte, cuya Siempre ser¨¢ despu¨¦s hace de la pesadilla cotidiana de una mujer maltratada la constancia del peligro.
Feminicidio, no asesinato
A diferencia de obras m¨¢s viejas ¡ªpensemos en Las muertas de Ibarg¨¹engoitia o El t¨²nel, de S¨¢bato¡ª, en donde el crimen es el asesinato de una o varias mujeres, en los libros mencionados, as¨ª como en P¨¢radais, de Melchor, Pelea de gallos, de Ampuero o Por qu¨¦ volv¨ªas cada verano, de L¨®pez Peiro, el crimen es feminicidio.
Distinci¨®n ¡ªla categor¨ªa jur¨ªdica acu?ada por Marcela Lagarde refiere el ¡°homicidio intencional de una mujer a manos de un hombre por machismo o misoginia¡±¡ª que la literatura ha hechos suya incluso antes que muchos de nuestros sistemas judiciales.
De ah¨ª lo que escrib¨ª al comienzo: mientras desde el espacio de acci¨®n del poder se sigue fomentando la infecci¨®n, desde el de la literatura se persigue otra cosa.
No olvidar nunca la herida, pero volverla cicatriz, marca y no carne infectada.
Coordenadas
El invencible verano de Liliana fue publicado por Random House. Le viste la cara a Dios fue publicado por Sigue leyendo y se encuentra en edici¨®n gr¨¢fica de Eterna Cadencia como Beya. Le viste la cara a Dios. Cometierra se encuentra en editorial Sigilo, mientras que Pelea de gallos en P¨¢ginas de espuma. Por qu¨¦ volv¨ªas cada verano, que primero fue publicado en edici¨®n de autor, cuenta ahora con ediciones de Palindroma, Las afueras o Hueders. Paradais, Chicas muertas y Siempre ser¨¢ despu¨¦s fueron publicados por Random House.
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