?Fomentar la inmigraci¨®n es de izquierdas o de derechas?
Si en 2011 se hablaba de la tragedia de que ¡°la generaci¨®n m¨¢s preparada¡± tuviera que irse de Espa?a, hoy no se aplica esa l¨®gica con quien viene a recoger tomates
Cuando la patronal se queja porque hay sectores que no encuentran trabajadores dispuestos a deslomarse por cuatro duros, parte de la izquierda, de Biden a Yolanda D¨ªaz, le responde que paguen salarios dignos. Y esa parte de la izquierda tiene raz¨®n.
Cuando esa misma patronal reclama importar mano de obra en lugar de mejorar las condiciones laborales responden, sin embargo, ¡°papeles para todos¡±. No vaya a ser que les llamen antinmigraci¨®n o racistas; las causas justas lo son en la medida en la que no afectan a la reputaci¨®n de uno.
Hubo un momento en la historia reciente en el que denunciar que el capitalismo global funciona extrayendo recursos ¡ªy eso incluye los humanos¡ª de los pa¨ªses pobres para que los ricos funcionen se volvi¨®, aparentemente, de derechas. As¨ª, se?alar la relaci¨®n entre capitalismo e inmigraci¨®n se convirti¨® en un tab¨² para la izquierda.
Por no hacerle el caldo gordo a la extrema derecha ¡ªeso dicen para disculparse por no abordar la cuesti¨®n¡ª, le montan el banquete al capitalismo, su posibilitador. Y si en 2011 hablaban de la tragedia que era que ¡°la generaci¨®n m¨¢s preparada de la historia¡± tuviera que irse de Espa?a, hoy no aplican esa misma l¨®gica con quien viene para recoger los tomates que se comen o con la muchacha que tienen en negro cuidando a su abuelo. No parecen darse cuenta de que lo racista es, precisamente, aplicar una vara de medir distinta al mismo fen¨®meno seg¨²n el origen, el color y, sobre todo, la clase de quien lo protagoniza.
Cuando Julio Anguita ment¨® al elefante en la habitaci¨®n, hubo algunos sinverg¨¹enzas que lo llamaron fascista. Supongo que ahora estar¨¢n empezando a sospechar que, adem¨¢s de comer n¨¦coras de lunes a domingo, los sindicatos se ponen la camisa azul en la intimidad. Y es que la semana pasada le cantaron las cuarenta a Jos¨¦ Luis Escriv¨¢ por plantear una propuesta que la patronal, claro, aplaudi¨® con las orejas: la incorporaci¨®n de miles de inmigrantes a sectores donde falta mano de obra. ¡°Lamentamos que se llegue a la conclusi¨®n de que hay puestos de trabajo que no se cubren porque deben mejorar sus precarias condiciones y que se asuma que estas condiciones s¨ª son aceptables para los trabajadores migrantes¡±, dijeron CCOO y UGT, que calificaron la propuesta como lo que es: profundamente clasista.
El ministro de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones del Gobierno m¨¢s progresista de la Galaxia y su partido ya lo han intentado todo en el trilema neoliberal, ese que considera que, para mantener la proporci¨®n entre poblaci¨®n activa e inactiva sin cambiar el modelo productivo, hay que hacer al menos una de estas tres cosas (a ser posible las tres): subir la edad de jubilaci¨®n, privatizar o reducir las pensiones y abrir el grifo migratorio.
Escriv¨¢ ya coquete¨® con las dos primeras, recibiendo una fuerte contestaci¨®n por parte de la izquierda. Esperaba, quiz¨¢, contentar con esta ¨²ltima tanto al patr¨®n que ans¨ªa mano de obra barata como al pobre inocente al que la inmigraci¨®n le suena, en lugar de a expolio humano y a explotaci¨®n, a solidaridad entre pueblos y clases. Pero parece haberle salido una china en el zapato. Quiz¨¢ nuestras ¨¦lites empiecen a encontrarse en la encrucijada de Juncker: saben perfectamente lo que tienen que cambiar para que todo siga igual, pero no c¨®mo salir de rositas de ello.
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