La Cumbre de las Am¨¦ricas y Michelle Bachelet en China
La forma en que las democracias se relacionan con reg¨ªmenes que violan los derechos humanos influye cada vez en las relaciones internacionales
Sobre el fracaso de la Cumbre de las Am¨¦ricas ya se ha dicho todo. Ha sido la reuni¨®n de presidentes peor organizada desde que en 1994 Bill Clinton convoc¨® a sus pares del hemisferio para acordar iniciativas sobre integraci¨®n econ¨®mica y fortalecimiento de la democracia. Era dif¨ªcil imaginar una Cumbre de las Am¨¦ricas m¨¢s anodina en su concepci¨®n o m¨¢s mediocre en su ejecuci¨®n de las que ya hab¨ªamos visto durante estos 28 a?os. Pero Biden y su equipo lo lograron. Para este fracaso contaron, adem¨¢s, con la gran ayuda de los miopes l¨ªderes que hoy gobiernan a Am¨¦rica Latina. Esta edici¨®n de la Cumbre de las Am¨¦ricas ha sido un vergonzoso torneo de mendacidad, hipocres¨ªa, necrofilia pol¨ªtica y desbordada mediocridad burocr¨¢tica. La oportunidad de proteger las agrietadas democracias de la regi¨®n o lanzar ambiciosas iniciativas comunes que pongan a crecer sus an¨¦micas econom¨ªas se perdi¨®. La Cumbre se consumi¨® en las negociaciones acerca de la lista de invitados. La Casa Blanca hab¨ªa decidido correctamente no invitar a Ejecutivos que abiertamente encarcelan y torturan a quienes se atreven a disentir del Gobierno y sus l¨ªderes pol¨ªticos. Esa decisi¨®n no fue bien vista, entre otros, por el presidente mexicano, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador (AMLO), quien dijo que no ir¨ªa si se exclu¨ªa a Cuba, Nicaragua y Venezuela. El hecho de que los actuales gobiernos de esos pa¨ªses excluyen salvajemente a quienes discrepan de ellos, imponi¨¦ndoles largas condenas de c¨¢rcel, y en ciertos casos los someten a torturas o hasta asesinan, es obviamente un detalle secundario para AMLO. Otros pa¨ªses se hicieron eco del mexicano.
Es una verg¨¹enza que tantos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina sean incapaces de romper con las malas ideas que perpet¨²an la pobreza, la desigualdad y la corrupci¨®n. Peor a¨²n es que en la Am¨¦rica Latina de hoy los gobernantes que sistem¨¢ticamente atormentan a sus opositores no solo son tolerados, sino hasta celebrados.
Un ejemplo de esta propensi¨®n al apaciguamiento y la tolerancia con los violadores de derechos humanos fue la visita a China de Michelle Bachelet, quien fue dos veces presidenta de Chile y, desde 2018, es la alta comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas. La expresidenta dirige el organismo cuyo objetivo es promover y proteger los derechos humanos en el mundo.
El pasado mes de mayo, Bachelet visit¨® China y mantuvo reuniones con varios l¨ªderes del gigante asi¨¢tico, incluida una teleconferencia con Xi Jinping, el jefe supremo. El Gobierno de Pek¨ªn ha mantenido un fuerte control y una severa represi¨®n de la minor¨ªa musulmana uigur. Im¨¢genes satelitales, as¨ª como documentos oficiales y testimonios de v¨ªctimas han llevado a m¨²ltiples gobiernos, ONG y organismos internacionales a denunciar al r¨¦gimen chino. Lo acusan de perpetrar contra los uigures encarcelamientos masivos, esterilizaciones obligadas, trabajo forzado, separaci¨®n de familias y torturas, as¨ª como la implantaci¨®n de campa?as de adoctrinamiento pol¨ªtico y la prohibici¨®n de sus pr¨¢cticas religiosas y culturales.
Cuando se anunci¨® el viaje de la alta comisionada Bachelet, activistas y gobiernos alertaron de que esa visita ser¨ªa manipulada por el Ejecutivo chino para mostrar al mundo una versi¨®n falsa de la realidad de los uigures. El Departamento de Estado de EE UU calific¨® el viaje de Bachelet como ¡°un error¡± que ser¨ªa utilizado por Pek¨ªn con fines de propaganda.
Y as¨ª pas¨®. Los medios de comunicaci¨®n chinos diseminaron ampliamente alegres fotos de la l¨ªder chilena chocando codos con Wang Yi, el ministro de Relaciones Exteriores. El ministerio alab¨® efusivamente la visita, calific¨¢ndola como ¡°una oportunidad para observar y experimentar de primera mano la verdadera Xinjiang¡±, la regi¨®n donde habita la mayor¨ªa de los uigures. Ma Zhaoxu, el viceministro de Relaciones Exteriores, explic¨® que ¡°algunos pa¨ªses occidentales con motivos ulteriores han ido muy lejos en su intento de trastocar y socavar la visita de la alta comisionada, pero su plan no tuvo ¨¦xito¡±.
El secretario de Estado de EE UU no lo ve as¨ª. Antony Blinken manifest¨® su preocupaci¨®n acerca de los esfuerzos de China por restringir y manipular la visita de la alta comisionada. Seg¨²n ¨¦l, Bachelet no tuvo acceso a personas que fueron forzadas por el Gobierno a mudarse a lejanas regiones del pa¨ªs, separ¨¢ndolas as¨ª de sus familias. Adem¨¢s, dijo Blinken, las autoridades chinas alertaron a los habitantes de Xinjiang de que ¡°no deb¨ªan quejarse o criticar abiertamente las condiciones en las que viven¡±. Tambi¨¦n lament¨® que la comisionada Bachelet no hubiese obtenido mayor informaci¨®n sobre los uigures que han desaparecido.
La Cumbre de las Am¨¦ricas y la visita de la alta comisionada para los Derechos Humanos a China son dos eventos muy diferentes. Pero ambos fueron definidos por uno de los dilemas internacionales m¨¢s espinosos de estos tiempos: ?c¨®mo deben relacionarse las democracias con reg¨ªmenes autocr¨¢ticos que sistem¨¢ticamente violan los derechos humanos de sus ciudadanos?
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