Lengua sucia
Hoy en Espa?a ya blasfema todo dios, gentes de todas clases, ni?os, adultos y viejos, incluso los eruditos m¨¢s finos
En la religi¨®n cat¨®lica, pese a dar por supuesto que Dios ha creado el universo, que es omnipotente y que adem¨¢s te puede mandar al infierno, existen muchos creyentes que a veces no dudan en plantarle cara. Hasta los pies de su trono los fieles elevan un sinf¨ªn de alabanzas y plegarias, cuya cantidad nadie sabe si es o no superior a la de blasfemias con que le obsequian sus detractores. No imagino a un mahometano blasfemo ni a un jud¨ªo denostando a Yahv¨¦ salvo con la iron¨ªa al modo de Woody Allen, ni a un protestante lanzando un exabrupto en ingl¨¦s contra el Ser Supremo ante una m¨ªnima adversidad; en cambio, en la cat¨®lica Espa?a las hostias, consagradas o no, van y vienen incardinadas ya en la lengua castellana, en la que el nombre de Dios salta a menudo como un resorte autom¨¢tico unido al acto fisiol¨®gico que suele consumarse en el retrete. Si se realizara una apuesta sobre el n¨²mero de jaculatorias y de blasfemias que se lanzan al aire en este solar ib¨¦rico, ponga usted un empate, puesto que es muy dif¨ªcil saber cu¨¢l de las dos expresiones es m¨¢s genuina del alma hispana. Blasfemias cl¨¢sicas eran las del arriero ante el asno reacio y las del campesino que miraba al cielo lleno de ira contra ese Dios inmisericorde que le acababa de fustigar el trigo con el l¨¢tigo del pedrisco o de arruinar la cosecha con la sequ¨ªa; pero hoy en Espa?a ya blasfema todo dios, gentes de todas clases, ni?os, adultos y viejos, incluso los eruditos m¨¢s finos usan blasfemias escatol¨®gicas para reafirmarse en las disputas acad¨¦micas. No creo que exista una lengua m¨¢s sucia, en la que se mezcle tantas veces la mierda con la divinidad como el castellano hablado por los espa?oles, pese a que Carlos V dijo que era el mejor idioma para hablar con Dios. Todas las plegarias se parecen, pero cada blasfemia lo es a su manera. Algunas sirven incluso para rezar, como hacen los ateos.
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