Casa rota
No ser¨¦ yo quien se sorprenda si la vivienda de Vicente Aleixandre, hoy en venta, acaba convertida en una tasca
A finales de los setenta, de paso por Madrid, tuve el prop¨®sito de presentarme en casa de Vicente Aleixandre, en Velintonia 3. La calle lleva hoy, por una decisi¨®n controvertida, su nombre. Sabido es que la casa fue durante muchos a?os lugar de reuni¨®n de poetas y que a ella acud¨ªan asimismo escritores noveles, deseosos de conocer en persona al maestro. Por los d¨ªas de mi tentativa, Aleixandre ya hab¨ªa recibido el Premio Nobel de Literatura. Estaba el hombre muy solicitado y un problema grave de la vista, sobre el que me puso al corriente otro poeta, Rafael Morales, trunc¨® la visita. Aleixandre muri¨® un d¨ªa invernal de 1984. Quedan sus obras para disfrute de quienes tengan la disposici¨®n sensible de activar una experiencia po¨¦tica de primera magnitud. Y queda la casa entre cuyas paredes son¨® alguna vez la voz de Federico Garc¨ªa Lorca, de Miguel Hern¨¢ndez, de Luis Cernuda, de tantos otros que dejaron huella en la historia de la literatura espa?ola.
Hace unos a?os visit¨¦ la casa. Alejandro Sanz, presidente de la Asociaci¨®n de Amigos de Vicente Aleixandre, me facilit¨® el acceso. Encontr¨¦ paredes desconchadas, suelos levantados, cuartos vac¨ªos, polvo y grietas. Sent¨ª una mezcla de verg¨¹enza y pena que ha ido derivando hacia la resignaci¨®n conforme veo alejarse la posibilidad de convertir el sitio en una Casa de la Poes¨ªa, con indudable provecho cultural para los ciudadanos.
El asunto es arduo. Los herederos buscan su beneficio cremat¨ªstico. Las sucesivas administraciones no han querido o podido costear una soluci¨®n adecuada. El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid ha declarado la casa como bien de inter¨¦s patrimonial, y no de inter¨¦s cultural, lo que supondr¨ªa una protecci¨®n mayor. No ser¨¦ yo quien se sorprenda si el inigualable santuario de la poes¨ªa, hoy en venta, acaba convertido en una tasca.
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