Yo vi el v¨ªdeo
?Qui¨¦n y por qu¨¦ reenv¨ªa una grabaci¨®n sexual sin permiso? ?Venganza? ?Celos? ?Diversi¨®n dura y pura? Me quedo con lo que dice la ley: son delincuentes
Tengo un viejo primo lejano que guarda v¨ªdeos sexuales con las parejas de su vida. Los conserva en el soporte en que los grab¨® en su d¨ªa con el consentimiento de sus compa?eras de plano. Una peque?a gran colecci¨®n de cintas 2000, Betamax y VHS metidas en un saco de terciopelo, cual bot¨ªn pirata, camuflado en el doble fondo de una maleta arrumbada en el trastero de su bloque de vecinos. Lo s¨¦ porque me lo cont¨® el mismo hace a?os con dos copazos encima en la mesa de los solteros de la boda de otra prima, aunque yo fuera reci¨¦n divorciada y ¨¦l, viudo de lustros. Habl¨¢bamos del pen¨²ltimo bombazo a cuenta del pen¨²ltimo v¨ªdeo X de un famoso, cuando va y me suelta su propia bombita. El hombre no sab¨ªa qu¨¦ hacer con su videoteca ¨ªntima. No quer¨ªa desprenderse de ella por razones sentimentales y de las otras, pero, por no tener, ya no ten¨ªa ni aparato reproductor para verla, y confi¨¢rsela a una de esas tiendas que digitalizan lo anal¨®gico le daba no sab¨ªa si m¨¢s verg¨¹enza o m¨¢s miedo por si el material acababa en el WhatsApp de su agenda de contactos. Cosas m¨¢s raras se han visto.
Confieso que el domingo pens¨¦ en mi primo mientras ve¨ªa el v¨ªdeo de cabo a rabo. El de mi primo, no. El del ¨²ltimo actor descubierto practicando sexo con alguien que no es su pareja por un archivo subido a redes sin su permiso. No tuve ni que buscarlo; me saltaron las im¨¢genes a la cara en Twitter antes de ser retiradas, y no, no apart¨¦ la vista. La cosa no ten¨ªa m¨¢s misterio. Un hombre y una mujer gozando el uno del otro en el m¨¢s ¨ªntimo de los actos humanos. ?l, famos¨ªsimo. Ella, desconocida salvo para los suyos. ?l, grabando la escena se supone que con el consentimiento de ella, sup¨®nese que para uso y disfrute de ambos. Ella, sigui¨¦ndole el rollo. Un juego sexual entre adultos, como los de mi primo. Con la diferencia de que alguien, alguna vez, mand¨® el v¨ªdeo a un tercero y, con ello, puso en marcha la espiral del oprobio. ?Qui¨¦n y por qu¨¦ reenv¨ªa algo as¨ª sin permiso? ?Venganza? ?Celos? ?Diversi¨®n dura y pura? Me quedo con lo que dice la ley: son delincuentes. Con todo, quienes m¨¢s me escaman son algunos de quienes juran y perjuran que nunca, jam¨¢s, bajo ninguna circunstancia, ver¨ªan algo de esa guisa. Hip¨®critas. Si nadie lo viera, nadie lo compartir¨ªa. Sin demanda no hay oferta. Las cintas de mi primo, por cierto, siguen donde estaban, cogiendo polvo. Prefiere que, llegado el caso, sus herederos vean a su padre en el trance mediante el cual ellos vinieron al mundo cuando ¨¦l ya est¨¦ en el otro que arriesgarse a ser carne de escarnio en este.
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