El precario renacimiento de la OTAN
Ir¨®nicamente, lo que llev¨® a Macron a expresar su llamamiento a invertir en la autonom¨ªa de la estrategia europea deber¨ªa seguir siendo una preocupaci¨®n para los europeos
Hace menos de tres a?os, en noviembre de 2019, el presidente franc¨¦s Emmanuel Macron declar¨® solemnemente la ¡°muerte cerebral¡± de la OTAN con el alejamiento de la Alianza por parte de Estados Unidos bajo el mandato de Trump. Como respuesta propuso dos cosas: la autonom¨ªa estrat¨¦gica europea en t¨¦rminos de estrategia y capacidad militar, as¨ª como la reapertura del di¨¢logo estrat¨¦gico con Rusia para ¡°reapropiarse de nuestra pol¨ªtica de vecindad¡±. Hoy, tras la hist¨®rica cumbre de Madrid, la OTAN se presenta m¨¢s vital que nunca. Son las ideas de Macron sobre la autonom¨ªa estrat¨¦gica y el di¨¢logo con Rusia las que parecen estar muertas. Pero ignoramos los precarios fundamentos del renacimiento de la OTAN por nuestra cuenta y riesgo.
Sin duda, debemos celebrar los logros de la OTAN en respuesta a la guerra de agresi¨®n de Putin: un esfuerzo concertado para apoyar a una Ucrania que est¨¢ luchando con enorme valor y habilidad, reforzando el flanco oriental de la OTAN, a?adiendo dos nuevos miembros con ej¨¦rcitos serios (Finlandia y Suecia), un compromiso alem¨¢n para reconstruir su ej¨¦rcito y un nuevo compromiso alem¨¢n con la disuasi¨®n nuclear, y un nuevo concepto estrat¨¦gico que tambi¨¦n tiene una mirada clara a los desaf¨ªos de seguridad planteados por China. Pero en todo esto, los europeos s¨®lo importan como actores de apoyo. S¨ª, la Uni¨®n Europea es crucial para las sanciones. S¨ª, el liderazgo de los pol¨ªticos de Europa central y oriental y tambi¨¦n de Alemania es fundamental para reconstruir las capacidades militares de Europa. La actual reactivaci¨®n de la OTAN depende de una sola persona: el presidente estadounidense Joe Biden. Es Estados Unidos quien proporciona la mayor parte de la ayuda militar a Ucrania y refuerza el flanco oriental de la OTAN. El equipo de Biden se ha coordinado h¨¢bilmente con sus aliados europeos que han aceptado con gratitud (incluso Francia) el incuestionable papel de liderazgo de Estados Unidos en la respuesta a la guerra de agresi¨®n rusa.
Hay poco debate sobre c¨®mo habr¨ªa sido la respuesta a la agresi¨®n de Putin con un presidente estadounidense diferente, por ejemplo durante los a?os de Trump. La mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos parecen tomar el papel actual de Estados Unidos como el estado natural de las cosas. Tal vez sea porque el abuelo Biden es una figura tan familiar y tranquilizadora que ha existido siempre y resulta demasiado c¨®modo confiar en el competente liderazgo del hegemon del otro lado del Atl¨¢ntico en un momento de crisis existencial. Y tal vez sea porque pensar en c¨®mo le habr¨ªa ido a Europa reaccionando a la guerra de Putin con Trump en el cargo no hace m¨¢s que sumirla en una profunda depresi¨®n.
Por muy inquietante que sea, los europeos tienen que empezar a prepararse hoy mismo para una Am¨¦rica postBiden. Incluso en el mejor de los casos, con un dem¨®crata o republicano moderado como sucesor de Biden, las cosas ser¨¢n probablemente muy diferentes para Europa. Biden pasar¨¢ a la historia como el ¨²ltimo presidente transatl¨¢ntico con una profunda experiencia en la Guerra fr¨ªa y un compromiso emocional con Europa. Cualquier sucesor probablemente encontrar¨¢ cuestionable el nuevo compromiso de Biden con la seguridad europea (tambi¨¦n con tropas adicionales) a la luz de la necesidad de hacer frente tanto a los problemas internos como, sobre todo, a China, a la que Estados Unidos ve como su principal oponente. En ¨²ltima instancia, Putin no detendr¨¢ la reorientaci¨®n de Estados Unidos hacia el Indo-Pac¨ªfico. As¨ª que, incluso en el mejor de los casos, Europa podr¨¢ confiar mucho menos en el liderazgo de Estados Unidos para ocuparse de la seguridad de su vecindario. Un giro de de la democracia de EE UU a un nativismo autoritario tipo Trump tendr¨ªa, por supuesto, consecuencias mucho m¨¢s dram¨¢ticas para Europa. Dada la trayectoria interna de EE UU, los europeos ya no pueden estar seguros de que EE UU est¨¦ ah¨ª para ellos como proveedor de seguridad en 10 o 20 a?os.
Ir¨®nicamente, lo que llev¨® a Macron a expresar su llamamiento a invertir en la autonom¨ªa de la estrategia europea deber¨ªa seguir siendo una preocupaci¨®n para los europeos. Desgraciadamente, los europeos parecen hoy en d¨ªa a¨²n m¨¢s divididos y poco dispuestos a prepararse para un EE UU poseuropeo y una Europa posamericana. Y el propio Macron ha sido incapaz de dar respuestas que aborden el d¨¦ficit de confianza en Europa Central y Oriental. M¨¢s bien, Scholz y Macron han aumentado el d¨¦ficit en los ¨²ltimos meses. Hace tres a?os, Macron dijo: ¡°Si no despertamos [...] existe un riesgo considerable de que a largo plazo desaparezcamos geopol¨ªticamente, o al menos de que dejemos de ser due?os de nuestro destino¡±. Ese riesgo no ha hecho m¨¢s que aumentar en los ¨²ltimos a?os. Prepararse para una Europa sin el abuelo Biden es uno de los pasos necesarios para evitar este escenario.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.